Resumen De La Novela "Eso" De Stephen King

It (Eso)

Stephen King

En un pueblo que, a pesar de llevar tiempo situado en aquel lugar parecía nunca progresar, ocurrían ciertos eventos extraños que acababan con la vida de muchos. Este lugar “embrujado” se llamada Derry, y tenía la peculiaridad de que los niños tenían un trágico final bajo circunstancias desconocidas para los habitantes. Pero esto no era cosa de todos los días, existía un ciclo de varios años en los que todo se mantenía en paz y después comenzaban una serie de asesinatos que tardaba apenas unos meses.

Después de una inundación, en 1957, Derry se enfrentó a otro ciclo. La primera víctima era un niño de seis años llamado George Denbrough. Su hermano, William, mejor conocido como Bill el Tartaja (el sufría de una tartamudez leve que iría empeorando tras este suceso) , estaba enfermo esa tarde de otoño, asique para entretenerlo le hizo un barquito de papel para que jugara. Y mientras su madre Elisa tocaba el piano, el pequeño salió a la calle. El pueblo había sido fundado en una zona que se inundaba fácilmente, a pesar de todas las obras públicas que se crearon para evitarlo. La avenida seguía siendo un pequeño río.

George continuó jugando hasta que el barquito se dirigió a una alcantarilla, y cuando se acercó, estuvo frente a frente a esos ojos amarillos. En la boca de la tormenta de ese agujero oscuro había un payaso de cara blanca y mechones de pelo rojo, que sostenía un manojo de globos de colores como señuelo. Pennywise el Payaso le propuso devolverle su barco, y le convenció de que la tormenta lo trajo volando a él y a un circo bajo las cañerías. El niño le creyó por un segundo, pues escuchaba el sonido de los animales y el olor a comida chatarra, y cuando extendió su mano para agarrar un globo el payaso le sujeto el brazo. La cara de Pennywise se deformó, dejando a la vista unos dientes horribles y una cara terrorífica, mientras lo jala hacia la negrura de ese mundo subterráneo. La gente escuchó los gritos del niño, y salieron de sus casas hacia la calle desierta. Dave Gardener, quien no había ido a trabajar por el mal tiempo, fue el primero en llegar; se encargó de sacar el cuerpo de Georgie; los ojos mirando al cielo, la mueca de miedo profundo, no, lo que más le asusto fue que al pequeño le habían arrancado un brazo.

Comienza otro ciclo, en 1984. Derry era un pueblo con ideas conservadoras, y muchos de los pobladores no eran muy tolerantes con aquellos que no eran “normales” o no seguían las leyes que implicaba la sociedad. El error de Adrian fue ser homosexual y admitir estar orgulloso de haber nacido allí. Harold Gardener, de 32 años e hijo de Dave Gardener, se había convertido en policía de Derry, y atendía el caso de su asesinato. Steve Dubay, John Telaraña Garton y Christopher Unwin, todos adolescentes, eran los presuntos culpables. Adrian Mellon y su pareja, Hagarty, se paseaban por el pueblo confiados de que lo que hacían no estaba mal, y aun que los policías no les gradaban esos “mariquitas que habían herido su orgullo cívico”, los protegían de los brabucones. Pero ese día, ellos no estuvieron cerca para salvar a Mellon. Un señor, de nombre Elmer Curtie, tenía un bar llamado el Falcón, donde la mayoría de sus clientes eran homosexuales, allí fue donde vio a Don Hagarty en compañía de Adrian Mellon, quien pronto se volvería su novio oficial. Hagarty le confesaría que él nunca quiso quedarse en Derry, que la única razón era que a Adri le encaba vivir allí.

Una noche se tomaron con aquellos chicos. Los acorralaron en el puente y los golpearon al punto de casi la muerte. Hagarty escucho una voz y risas que pensó sonaba como las de un niño. Miró bajo el puente y se encontró con el payasa, quien se burla de sus suplicas por ayuda y le advirtió que pronto su amigo flotaría con ellos. Hagarty gritaba por ayuda, sabía que había gente cerca; las vio en la parada de bus, pero nadie acudía a su rescate. Adrian fue arrojado desde el puente, donde el payaso lo agarro y se lo llevo. Los policías pensaron que él estaba loco, quizás había imaginado todo debido al miedo, pero Chris Unwin confirmaría que había un payaso. Al final, los jóvenes fueron enjuiciados por el homicidio y el payaso no volvió a ser mencionado por las autoridades, pero Hagarty juraría haber visto a Pennywise, y cientos de miles de globos de colores bajo el puente.

Después, comienzan las llamadas telefónicas sospechosas a 6 adultos que ya habían hecho sus vidas lejos de Derry. Patricia Uris ve como su esposo Staley le oculto todo su pasado. Ambos eran judíos discriminados por casi toda la gente de la ciudad y ansiaban tener un hijo, pero nunca lograron concebirlo. Era un 28 de mayo de 1985 cuando Patty leía una novela de terror escrita por William Denbrough y Stanley recibió aquella llamada de un amigo de la infancia. Él no acostumbraba bañarse después de las 7 de la tarde, pero aquella noche lo hizo. Patty descubriría después a su marido en la bañera, muerto, y un mensaje en los azulejos escrito con la sangre de su amado: “IT”.

El segundo fue Brichard Tozier, nombrado Rich por la mayoría de sus radioescuchas. El hombre de las mil voces escucho a Mike Hanlon, y sin poder recordar mucho de su infancia prometió reunirse con los demás. Decidió cumplir la promesa que en el verano de 1958 formuló a los 11 años de edad. Condujo gran parte del viaje, recordando la voz de Bill el Tartaja y las de sus amigos, llorando después de años porque sabía que no podía escapar de eso.

El tercero fue Ben Hanscom, quien cada viernes viaja para llegar al sábado al bar La Rueda Roja, donde había entablado una especie de amistan con el dueño Ricky Lee. Pero el llego en medio de la semana, diciendo que había recibido malas noticias. Lee pensó que se quizás tenía un periodo de demencia debido al impacto, pero aun así lo vio embriagarse y escucho algunos fragmentos que parecían recuerdo reprimidos. Ben confeso que de niño era gordo, y mostro una extraña cicatriz en forma de H, alegando que unos niños siempre lo hostigaban y que el líder, Henry Bowers, le dejó eso como recuerdo. Después de acabarse casi todo el whisky que Lee le ofreció, le regaló tres dólares de plata, y Lee supo que no volvería a verlo nunca más.

Eddie Kaspbrak, prácticamente un farmacodependiente, metió en un bolso azul toda clase de frascos y medicinas para su viaje. En realidad no estaba enfermo, años atrás un farmacéutico le diría que lo que estaba enferma era su mente, y todo por culpa de su madre, que lo quería mantener atado a él haciéndole creer que era asmático.

Su esposa, Myra, una mujer enorme, lo miraba asustada. Eddie sabía que, de cierta forma, se casó con su madre, que era igual de sobreprotectora y chantajista,

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