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Shakespeare: el arte de la incertidumbre


Enviado por   •  21 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  3.219 Palabras (13 Páginas)  •  115 Visitas

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Shakespeare: el arte de la incertidumbre

Patricia Abarzúa

 “Nada es absoluto, todo es relativo” es una de las frases más famosas de Einstein y a pesar de que dicho enunciado proviene del área de lo científico, es aplicable en todo ámbito humano. El amplio sentido que adquiere la concepción de lo relativo en nuestras vidas cotidianas modernas, puede parecer algo común o casi obvio. Sin embargo en algún momento de la historia, no lo fue.  Es decir, en el pasado existieron épocas (clásica y sobretodo medieval) en que los fundamentos del pensamiento y las maneras de vivir del hombre eran irrefutables. Una idea tan radical como esta hubiera generado mucha polémica e incluso la muerte del mismo Einstein. Por suerte, el fluir o el transcurrir de los acontecimientos trascendentales para la humanidad permitió que la mayor parte de los cambios se dieran de manera sistemática o progresiva, si es que se quiere ver desde el punto de vista positivo.  

De lo anterior, se pretende rescatar dos elementos: la idea de transición y relatividad (orientada hacia el concepto de incertidumbre). Con el fin de dar a conocer un panorama más acertado, de lo que usualmente entendemos por Renacimiento y Modernidad. Sin dejar de integrar a los personajes que de alguna forma forjaron la historia gracias a sus descubrimientos o avances en la filosofía, la política, la religión, la ciencia y sobretodo, el arte; específicamente en la literatura. Para esto, pondremos énfasis en la figura de Shakespeare como el primer escritor “bisagra” de la época de transición entre lo medieval y lo moderno. Aplicando principalmente los planteamientos de Arnold Hauser expresados en su texto Manierismo, la crisis del renacimiento, entre otros teóricos.

Ahora bien, con normalidad lamentable e increíblemente, aun en nuestros días, aprendemos y enseñamos imágenes históricas bastante imprecisas y generales de nuestro propio pasado. Por ejemplo; que la época clásica es el apogeo del pensamiento humano, que la edad media es una edad oscura en que reinó el cristianismo y que el renacimiento es el despertar del hombre. No obstante, lo clásico hace referencia solo a lo greco-romano y deja de lado otras cosmovisiones, la edad media fue una era muy acontecida y diversa culturalmente y, por último, el renacimiento no fue un fenómeno aislado de la historia en que el hombre súbitamente despierta sin vestigios medievales. Entonces, ¿Qué es el renacimiento? Y más complicado aún ¿Cómo podemos definir la modernidad estando insertos en ella?

Según Hauser el renacimiento es una etapa de crisis y de transición entre “la estática edad media y la dinámica edad moderna (Hauser-1971:6)”. Contiene rasgos del paradigma cristiano decadente y del comienzo de lo científico positivista. En este contexto de cambio surge el movimiento humanista que trata de poner orden a este desorden, trata de tomar el control, trata de aliviar la crisis profunda en el que se encuentra inmerso; extrayendo de lo clásico la armonía, el equilibrio, las reglas, la clasificación y el concepto de belleza. En suma, los elementos apolíneos de la antigüedad que son vistos como algo que se ha extraviado y que provocan un sentimiento de melancolía, de perdida, de vacío y de un cambio de actitud respecto a la historia. Los siglos de oro son los anhelos de los humanistas que no necesariamente se han divorciado de sus prejuicios cristianos, puesto que el fantasma de la edad media está aún presente en el siglo XVI haciéndolo un terreno de inestabilidad en todas las direcciones del pensamiento y del quehacer humano. Sin embargo, esto no es todo lo que ocurre durante el renacimiento; análogamente, existe un grupo de personajes históricos sin cohesión que de acuerdo a sus diferentes especialidades van en contra del humanismo cristiano. Hauser llama a esta corriente dispersa, Manierismo y plantea que: 

“Lutero, Calvino, Montaigne, Maquiavelo, Copérnico, Marlowe y Shakespeare, todos contribuyeron a destruir el concepto de naturaleza en el sentido de algo que puede constituir en todo momento un canon de conducta. Por muy distintos qué sean los intereses y objetivos de estos hombres, su concepción de la condición del hombre y de la naturaleza de la sociedad, su radical nominalismo y pragmatismo, su relativismo y el sentido de la realidad que en él se expresa, ajeno tanto a la Edad Media como al Renacimiento, todo ello muestra el mismo espíritu antihumanista. (Hauser-1971:7)”

Por consecuencia, el renacimiento no es algo tan sencillo. El cambio transitorio a nivel estructural obedece a las transformaciones dadas en los dominios de lo religioso, político,  cosmológico y natural. O sea Lutero, Maquiavelo, Copérnico y Montaigne, respectivamente. Figuras que, a su vez, y de forma graciosa han sido clasificadas como humanistas en algunos libros de historia y en la cultura general.

En primer lugar, Lutero va contra la iglesia, la acusa de corrupción por la compra y venta de indulgencias y perdón. No acepta la idea de que la institución sea un mediador entre el sujeto y lo divino, no acepta el poder del papa y comienza una reforma de la religiosidad. Su frase más celebre es “Debo al papa tanta obediencia como la que le debo al anticristo”. La cual, sintetiza su rechazo por las prácticas de la organización y a su autoridad mayor.

Maquiavelo, por su parte, escribe el primer tratado político moderno llamado El príncipe donde postula la naturaleza maligna del ser humano y la aparente bondad por necesidad. Evidenciando una doble moral pragmática del sujeto.

Sin duda, el más importante es Copérnico. Su descubrimiento astrológico no solo se queda en su área sino que revoluciona todo el pensamiento desde su época hasta la actualidad y además, sirve de base a la filosofía de Kant y a la política de Marx. El giro copernicano saca a la tierra del centro y propone al sol como corazón universal. Es decir, el primer motor (dios, sol) no gira en torno a su creación (hombre, tierra). El ser humano es marginado y condenado a rodear un eje central que no es el. “De señor de la creación se convirtió en un pobre vagabundo sobre la superficie de un planeta (Hauser-1971:33)”. Idea que relativiza toda la cosmovisión del mundo. Asimismo, Kepler formula su teoría de la elipsis, dejando fuera la representación esférica de lo absoluto que en su época sustentó Dante y Aristóteles. Todo esto, da como resultado un sentimiento de desamparo y las explicaciones humanas de la existencia se convierten en algo vaporoso, en levedades.

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