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Simón Rodríguez y Simón Bolívar: Pioneros de la Educación Popular


Enviado por   •  10 de Junio de 2016  •  Ensayos  •  13.433 Palabras (54 Páginas)  •  263 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1][pic 2][pic 3]

UNIVERSIDAD RÓMULO GALLEGOS

ESTADO GUÁRICO

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San Juan de los Morros, 2016


SIMON RODRIGUEZ Y SIMON BOLIVAR PIONEROS DE LA

EDUCACION POPULAR

A modo de Introducción...

En este libro, “Simón Rodríguez y Simón Bolívar: Pioneros de la Educación Popular” cuyo autor, Eduardo Morales Gil, a través de su obra hace una recopilación de los diferentes filósofos del siglo XVIII, donde surgió el movimiento de la Ilustración y mejor conocido como el Siglo de las Luces.

De estos pensadores, Simón Rodríguez y el Libertador toman sus ideas asumiendo una actitud crítica sustentados en el conocimiento y el estudio de la realidad Americana. En tal sentido, se evidencia la influencia de esta corriente de pensamiento en los diferentes sectores sociales de la Venezuela Colonial, donde ellos proponen una educación igualitaria que pone en práctica principios de equidad y justicia, universalización, masificación y obligatoriedad de la misma.

Por está razón, actualmente los políticos revolucionarios propulsados por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo. R. Chávez F., diseñaron e instrumentaron el Proyecto de Escuelas Bolivarianas con la intención de rescatar la educación popular dirigida a todos los niños, niñas y adolescentes, dándole oportunidad a  los excluidos, repitientes y desertores, con el fin de vivir en una sociedad igualitaria y democrática.


LA ILUSTRACIÓN O EL “SIGLO DE LAS LUCES”

La corriente de pensamiento que aparece en la historia de las ideas del mundo occidental en la segunda mitad del siglo XVII, alcanza su esplendor en la centuria siguiente, bautizada como el “Siglo de las Luces”, en la cual adquiere connotaciones revolucionarias; ha trascendido con el nombre de iluminación y se admite que aflora en los países europeos, pero mientras las naciones ubicadas geográficamente en Europa Oriental estuvieron en cierta parte ajena a ella, los países de Europa Occidental, particularmente Francia, así como también la naciente república de los Estados Unidos de Norteamérica, legataria del pensamiento de John Locke, hicieron aportes de alta significación para su florecimiento.

Los pensadores del siglo XVIII se volcaron sobre los temas de la ciencia social y dirigieron la luz de la razón sobre la naturaleza del hombre y las raíces de la sociedad, realizando una labor de efectos invalorables.

Con la extensión del racionalismo el terreno social, la idea del progreso intelectual se amplio en idea del progreso general del hombre. Si se podía probar que los males sociales no se debían a deficiencias innatas e incorregibles del ser humano, ni tampoco a la naturaleza de las cosas, sino a la ignorancia y a los prejuicios, entonces el mejoramiento de la situación del hombre y , finalmente, la obtención de su felicidad, seria solo cuestión de irradiar luz sobre la ignorancia y eliminar los errores, de acrecentar el saber y de difundir las luces.

El propósito del género humano consistía en lograr un estado de felicidad por sus propios medios, los filósofos del siglo XVIII creían que este desideratum podría resolverse con el triunfo gradual de la razón sobre los prejuicios, del saber sobre la ignorancia.

Se admite que la manifestación literaria más notable de la ilustración en los primeros tres lustros de la segunda mitad del siglo XVIII es la enciclopedia (1751 – 1765), por cuanto permite convertir a la Francia de la Revolución de 1789 en una nación radicalmente diferente a aquella de la primera parte de esa centuria.

Entre los intelectuales que escribieron para la Enciclopedia podemos citar a Voltaire, el barón de Montesquieu, José Luis Leclere (mejor conocido como el conde de Buffón), el barón de Holbach, Francisco Quesnay, Roberto Turgot, Juan Jacobo Rousseau y, por supuesto, el propio Diderot, secundado por D´Alembert.

Características generales

Entre los rasgos generales que identifican este movimiento, se ha convenido en señalar los siguientes:

Un optimismo secular, es decir, que no es de raíz teológica sino producto de una alta estimación de la naturaleza humana, un optimismo antropológico.

Individualismo, la consideración del hombre como individuo es un tema fundamentalmente para la sociedad del siglo de la luces; un individuo esencialmente libre, dueño de sus acciones, responsable ante si mismo, refractarios a la tradición y a la autoridad.

Universalismo, asociado a la convicción según la cual cualesquiera sean las diferencias externas entre los hombres, derivadas de su nacionalidad, de su conformación antropológica y de su marco geográfico, hay una unidad estructural, esencial, universal en la naturaleza humana, la cual tiene una mente racional.

Racionalismo, el cual surge de la concepción de los humanos como sustancia pensante.

Preeminencia tecno-científica.  En sincronía con la actitud empírico-racionalista, se atribuía a la ciencia y a la técnica un papel fundamental para el logro del proceso social.

Conciencia pedagógica. La búsqueda y el logro de la felicidad mediante el combate a la ignorancia eran considerados como el fin de la actividad humana y se estimaba a la educación como el medio más idóneo para alcanzar el perfeccionamiento del hombre y el progreso social.

Tesitura clasicista.   En los testimonios literarios de los autores representativos de la ilustración se aprecia una inequívoco admiración y conocimiento de los diversos valores de la cultura clásica del mundo helénico y la sociedad romana, de allí el énfasis de incorporar a su escala axiológica el concepto de la virtud política, entendida esta como virtuosismo ciudadano, es decir, la conducta que privilegia los intereses públicos respecto a los intereses privados o particulares.

Representantes Destacados

John Locke

Entre los más descollantes representantes de este movimiento se encuentra el filósofo inglés John Locke (1632 – 1704).        El pensamiento de Locke contribuye a asentar los primeros golpes contundentes a la concepción absolutista del poder, sustentada históricamente por autores como Maquiavelo

Al respecto, sostiene: “siendo los hombres libres e iguales e independientes, por naturaleza, nadie puede salir de este estado y verse sometido al poder político de otro, a menos que medie su propio consentimiento.

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