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TRABAJO: (NOVELA BATALLAS EN EL DESIERTO)


Enviado por   •  29 de Abril de 2020  •  Síntesis  •  2.724 Palabras (11 Páginas)  •  198 Visitas

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NOMBRE: JOSHUA EMMANUEL TRJILLO ALVAREZ

GRUPO: 1202

MATERIA: EXPRESIPON ORAL Y ESCRITA 2

PROFESOR: HECTOR GARCIA JIMENEZ

FECHA: 28 DE MARZO DEL 2020

TRABAJO: (NOVELA BATALLAS EN EL DESIERTO)

PERSONAJES

Carlos Lacroix,tarzan,el llanero solitario,los niños catedráticos,Carlos Albert cronista

AUTOR

Jose Emilio Pacheco

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Se desarrollan peleas,amistades,invasión de mongo,escuelas llenas de niños con aparatos ortopédicos

Se dio uuna gran guerra conta la liga árabe,muchas matanzas,bombas atomicas,millone de muertos.Pero legaron

A un acuerdo de paz y nunca mas pelearon

Hubo el momento en que los hermanos como eran tantas personas llenas en la casa no pudieron invitar a nadie mas, el pueblo impedia la presidencia a una persona

Ciudad y el Estado son mayores que el individuo de ahí que pueda ser que resulte más fácil llegar a conocer la esencia de la justicia si comenzamos por lo más grande, es decir, la justicia tal como se nos muestra en la ciudad-estado. Por eso plantea Sócrates lleva a cabo la investigación según el método siguiente: examinar primeramente la naturaleza de la justicia en las ciudades y después pasar a estudiarla también en los distintos individuos.

Establecido como método de investigación comenzar el estudio de la justicia para intentar encontrarla tal como se manifiesta en la ciudad-estado, Sócrates comienza analizando las causas que explicarían su nacimiento. Afirma que la causa esencial hace referencia al ámbito de las necesidades humanas: dado que ningún individuo aislado se basta por sí mismo para sobrevivir, de ahí que, para cubrir esta carencia para satisfacer sus necesidades, decida que es mejor vivir en grupo con otros hombres. A continuación Sócrates describe la evolución experimentada por la ciudad. En principio, lo que persigue el ciudadano es cubrir sus necesidades básicas de alimento, abrigo y vestido. Posteriormente irá surgiendo una especialización en los oficios y, con ello, la aparición de labradores, albañiles, tejedores.... Sobre esta base la ciudad seguirá creciendo haciendo su aparición la importación y exportación de productos. Ello permitirá la aparición del comercio y el mercado con el implícito intercambio de productos y surgimiento del dinero. Surgen también los asalariados que reciben dinero a cambio del empleo de su fuerza de trabajo.

Al llegar a este punto Sócrates pregunta en donde podrían hallar, en el tipo de ciudad descrita más arriba, la justicia y la injusticia. Adimanto adelanta la hipótesis de que en las mutuas relaciones establecidas entre los elementos o estamentos de tal ciudad. Sócrates afirma que es posible que así sea pero que antes sería necesario examinar como viven los ciudadanos en tal ciudad. Realiza una descripción desenfadada del modo de vida de los ciudadanos: producirán sus alimentos y vestidos, construirán sus viviendas, se alimentarán de harina de cebada y trigo, se banquetearán, coronados de flores, bebiendo vino y en alegre compañía, y, por temor a la pobreza o la guerra no procrearán más descendencia que aquella que les permitan sus recursos. Añadirán a su alimentación básica higos, guisantes y bellotas. Sus habitantes morirán a edad avanzada y dejando en herencia a sus hijos una vida similar a la de ellos. Es evidente que Platón está trazando aquí un boceto de la ciudad primitiva en la que dominan los deseos necesarios.

Glaucón protesta contra este tipo de ciudad por parecerle demasiado básica, pobre y miserable. Sócrates le contesta que entonces ya no se trataría de analizar el origen de una ciudad a secas sino de una ciudad en donde reine el lujo y la riqueza. Afirma que puede ser este un análisis necesario para poder averiguar cosas sobre la naturaleza de la justicia y la injusticia. Sin embargo, Sócrates señala que la verdadera ciudad (la auténticamente sana) es la que acaba de describir. Las ciudades en donde reina el lujo y las riquezas son ciudades que ya han sido contaminadas por una infección. Tales ciudades surgen cuando ya los hombres no se contentan con tener cubiertas sus necesidades primarias sino que aspiraran a más. Comienzan a hacer aparición en la ciudad oro, marfil y todos los materiales semejantes. Todo ello obligará a agrandar la ciudad en extensión pues también muchos querrán tener viviendas más ostentosas. Harán su aparición nuevos habitantes (rapsodos, actores, danzantes, fabricantes de bisutería femenina....) que ya no estarán allí para desempeñar algún oficio de los básicos También cambiarán los hábitos culinarios lo que obligará a importar grandes cantidades de animales. Pero ello también aumentará el número de enfermedades (no olvidar que el régimen dietético que Sócrates describe en la ciudad sana es claramente vegetariana) y, consiguientemente, el de los médicos. Además el aumento de la población hará que el país resulte pequeño para sustentar y dar acogida a sus habitantes lo que llevará a la ciudad a intentar recortar el territorio vecino invadiendo, si es necesario, sus tierras. Todo ello llevará a la ciudad a tener que guerrear por la necesidad de nuevos territorios. Al llegar a este punto, Sócrates, afirma que cree haber descubierto (al margen de si produce bienes o males) el origen de la guerra.

Continuando el análisis referente al origen de la guerra, Sócrates, señala que el afán de expansionismo, presente en una ciudad de lujo, hará necesario la creación de un ejercito capaz de salir a campaña para combatir contra los enemigos de la ciudad. Dado que es imposible que una sola persona (tal como se estableció anteriormente al hablar de la especialización) pueda desempeñar bien muchos oficios, será necesaria la creación del oficio de los guardianes o guerreros. Estos deberían desligarse absolutamente de toda otra ocupación para así realizar su trabajo con la máxima competencia y celo. A continuación, con el objetivo de percibir más claramente las características definitorias del oficio de los guardines, Sócrates describe las cualidades que éstos deberían poseer: deberían ser valientes, listos y veloces como los auténticos animales de raza. Pero también deben ser fogosos e intrépidos como esos animales. También deben ser amables con sus ciudadanos aunque fieros ante el enemigo. Ahora bien, Sócrates y Glaucón se dan cuenta que esta última característica implica la existencia de un tipo de individuo en donde existen dos cualidades opuestas y contradictorias entre sí: apacibilidad y fogosidad. Al mismo tiempo, son conscientes de que no es posible que se dé un buen guardián si no se dan juntas estas dos cualidades. Pero como parece imposible conciliarlas, parece también imposible el ideal del buen guardián. Sócrates confiesa encontrarse en un atolladero y totalmente perplejo ante la conclusión a la que parecen haber llegado en su análisis de las cualidades de los guardianes. Es curioso que sea el ámbito de la experiencia quien le ayuda a salir de tal perplejidad: es un dato de experiencia que existen ciertas características en los perros de raza que les hacen ser animales mansos para con los de su familia y los que conocen, aunque con los de fuera son fieros y salvajes. Luego es posible, finaliza diciendo Sócrates, la existencia de contrarios en un mismo carácter con lo que no perseguimos nada antinatural al querer encontrar nosotros un guardián así.

A continuación Sócrates saca a relucir otra de las cualidades que debería reunir el guardián. Afirma que, además de fogoso y amable, debería ser también filósofo por naturaleza. Adimanto muestra su extrañeza ante tal afirmación Sócrates fundamenta lo que quiere decir acudiendo de nuevo al ejemplo de los perros de raza, los cuales, además de amables y fieros, son capaces de hacer fiestas a aquellos a quienes simplemente conocen aunque jamás les hayan hecho ningún bien, demostrando poseer también como cualidad innata un fino rasgo natural de carácter filosófico, ya que lo que define realmente a éste es el de ser un amante del conocimiento. Y es que los auténticos perros de raza, para distinguir la figura del amigo y la del enemigo, no se basan en nada más sino en que la una la conocen y a la otra no. Pues bien, según Sócrates el auténtico guardián para poder mostrarse amable y apacible con sus familiares y conocidos es preciso que sea también filósofo poseyendo un ávido deseo de conocer. En definitiva las cualidades del auténtico guardián deberían de ser las siguientes: filósofo, fogoso, veloz y fuerte.

A continuación Sócrates pasa a analizar el método a seguir en la crianza y la educación de un auténtico guardián. Como, a primera vista, puede parecer que Sócrates se ha alejado sensiblemente del objeto central de su investigación (esencia de la justicia y de la injusticia en la ciudad) aprovecha para señalar que tanto lo dicho anteriormente como lo que va a establecer ahora tienen como último objetivo el aclarar precisamente esa cuestión. Teniendo esto presente Sócrates describe los elementos que deberían estar presentes en la educación de los guardianes. Habla de la necesidad de la gimnasia para el cuerpo y de la música para el alma. Adimanto le pregunta si la educación musical debería ir acompañada de narraciones o no. Sócrates establece una diferencia entre las narraciones verídicas y ficticias o fabulosas. En relación con las ficticias o mitológicas Sócrates propone excluir en la educación de los niños todas aquellas descripciones mitológicas (cita explícitamente a Homero y a Hesíodo) que presenten a los dioses como vengativos o injustos. Hace referencia a Crono que mutila a su padre Urano por mantener encarcelados a sus hijos así como a Zeus que destierra a Crono por dedicarse a devorar a su prole. Tales historias proponen que jamás deberían ser relatadas a los jóvenes guerreros. Tampoco deben relatarse a los jóvenes aprendices de guardianes como los dioses guerrean y se tienden acechanzas o luchan entre sí. Afirma que jamás se les debería contar o pintar las gigantomaquias (luchas entre dioses y gigantes). También deben rechazarse los relatos de teomaquias como cuando Hera fue aherrojada por su hijo o como cuando Hefesto se disponía a defender a su madre de los golpes de su padre, fue lanzado por éste al espacio....
Según Sócrates, únicamente deberían relatarse aquellas fábulas que dispongan a exhortan al oyente hacia la virtud. A continuación describe las lineas generales que deberían tener las fábulas que traten acerca de los dioses: deberían presentar siempre a estos tal como realmente son, es decir, en tanto que encarnaciones del bien, serían la causa del bien y nunca del mal. Por ello, el origen de las cosas malas habría que buscarlas en otro origen cualquiera, pero no en la divinidad. En este contexto propone rechazar categóricamente textos como el de Homero cuando dice: "dos tinajas la casa de Zeus en el suelo fijadas tiene: repleta está la una de buenos destinos y la otra de malos". Tampoco serían de recibo expresiones aplicadas a los dioses como la de Esquilo cuando dice: "la divinidad hace culpables a los hombres si exterminar alguna casa de raíz quiere". Sócrates p propone, por tanto, impedir por todos los medios que nadie diga en la ciudad que la divinidad, que es buena, ha sido causante de los males de un mortal y que nadie, joven o viejo, escuche tampoco esta clase de narraciones, tanto si están en verso como en prosa. Señala asimismo que esa debería ser la primera de las leyes referentes a dioses y a las normas con arreglo a las cuales deberán relatar los narradores y poetas: la divinidad no es autora de todas las cosas, sino únicamente de las buenas.
Además Sócrates propone rechazar todos aquellos pasajes de los poetas en donde se muestre a los dioses presentándose a los hombres bajo disfraces y formas distintas a las propiamente suyas. Y es que, según Sócrates, es absurdo que aquello que es lo sumamente perfecto (dios) quisiera transformarse en algo menos perfecto. Y eso es lo que sucedería si un dios decidiese cambiar de aspecto (la transformación sería siempre para empeorar y desfigurar su estado perfecto). Además es imposible entender que un dios usara de la apariencia engañosa para manifestarse a los hombres cuando éstos, por naturaleza, odian la mentira. Propone finalmente no permitir en absoluto que ningún maestro se sirva de los pasajes de los poetas en donde se presenta a los dioses como engañosos y aparenciales como instrumentos de educación para los jóvenes

guardianes.




Libro I


A lo largo del primer apartado y con tres diálogos a distintos personajes es que Sócrates, el filosofo, aborda el tema principal de la JUSTICIA., y nos brinda no una definición, pero si su concepción sobre ella.

Tiene tres grandes diálogos: primero con Céfalo, con quien discute la ancianidad, la riqueza, y en donde se presenta el problema (de qué es la justicia); el segundo con Polemarco; y el tercero con Trasimaco quien pedía a Sócrates una definición.

Se ve así que las tres definiciones dadas por las otras no so satisfactorias:

“…¿es propio definir la justicia haciéndola consistir simplemente en decir la verdad y en devolver a cada cual lo que de él hemos recibido?¿O no es ello justo o injusto según las circunstancias?”
Es propio de la justicia devolver a cada uno lo suyo.

Justicia es hacer el bienal amigo que es bueno y perjudicar al enemigo que es malo.
“…justicia nos es otra cosa que lo que conviene al mas fuerte.”
Pero ninguna de estas definiciones es tan completa o correcta. A las criticas hechas se puede ver que para Sócrates la justicia es un concepto complejo y elevado, que no implica lo allí mencionado.


La justicia no es solo útil cuando debe guardarse algo, devolver algo o protegerlo, es útil EN TODO MOMENTO Y PARA TODAS LAS COSAS.

También es justo aquel que es bueno e incapaz de dañar a otro. Así la justicia es una VIIRTUD propia del hombre.

Si la justicia fuera del mas fuerte –sabiendo que Trasimaco se refería al una tiranía, y el gobierno que solo atiende sus intereses-, Sócrates dice que el gobierno, y quien gobierna, si bien es pagado como incentivo para que lo haga, solamente lo hace es favor del pueblo, y no de si mismo. Y este gobernante se dirige a estos para procurarles todo lo justo y necesario. Además, las artes tienen por el fin el interés del objeto sobre el que se ejercitan o de lo más débil.

La justicia, y la condición del hombre justo es la más ventajosa. Ya que la justicia es habilidad y virtud, esta rige sobre toda clase de personas. Así es todo lo contrario la injustita, que es ignorancia y vicio, y que provoca odios, sediciones o combates. Ser observa así, que en la situación de hombre de bien, estos son mejores, más hábiles y más fuertes que los malos, y que su situación sin lugar dudas es más dichosa.


Libro II


En el libro segundo, se plantea la disconformidad de Glaucón y Adimanto de que Sócrates no haya definido el término de justicia con claridad. Así, estos proponen dos fuerte argumentos para que Sócrates explicara el suyo.

Ante la pretensión de saber la naturaleza, el origen y la definición de esta virtud, es que el filósofo dice que primero la englobara dentro de la sociedad y luego en cada individuo.

Plantean así como se conformaría un ESTADI PERFECTO, el cual tiene su origen en la impotencia de cada hombre de bastarse por si mismo, y ante sus necesidades. Es necesario congregar así a un número variado de personas, que realicen cada uno actividades diferentes pero en las que se especializan para llegare al perfeccionamiento y lograr un mayor rendimiento. Teniendo necesidad también de comerciantes, de espacio donde relacionarnos y cómo y quiénes administrarlos (este seria la plaza publica). La justicia tendría origen en las relaciones mutuas, que nacen de las diferentes necesidades de los ciudadanos.

Pero si se quiere ampliar este estado, es preciso hacerlo por la guerra, y para esto, se precisa de un ejército. Las personas que lo conformen deber ser suaves con sus amigos, feroces ante desconocidos y filósofos. Esto último, pues “el que no distingue al amigo del enemigo, sino porque conoce a uno y no al otro; no teniendo otra regla para discernir del amigo y del enemigo ¿cómo ha de estar ansioso de aprender?”.

Su espíritu debe de estar formado de una manera especial, debe seguir el ejemplo de los Dioses. Pero solo se le debe dar a él el ejemplo de los dioses justos y buenos, ya que de dios procede todo bien. Si bien hay en ellos ciertos actos injustos no conviene mostrarlos por miedo a que se los repita y tome como buenos.

Se dice también que la MENTIRA, es mala para todos, y que es la ignorancia que afecta al alma del que es engañado. Por ello, se dice que también se prohíbe hablar de los dioses como mentiroso y que intenten engañarlos.

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