Tengo Miedo Torero
mattshadowlaiho22 de Agosto de 2012
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TENGO MIEDO TORERO
Pedro Lemebel, nace en Santiago a mediados de la década del 50, Publica “Tengo miedo torero” novela reveladora, de denuncia, amor e idealismo. Ubicada en Santiago de Chile durante la cruda y cruel dictadura de Augusto Pinochet.
El principal protagonista, “la loca del frente”, homosexual romántico, en la edad donde nos vamos adentrando al final de la madurez, el cabello ralo, sin dientes, que nunca deja de soñar lo cual lo presenta como un adolescente que al son de boleros que vive y revive como si fueran su realidad. Alquila una pequeña guardilla que se desploma de vieja, en un barrio popular de Santiago, conoce a un joven estudiante “Carlos”, de complexión atlética, ojos negros dulces, varonil que se presenta como estudiante y le pide a este personaje estrafalario que le permita guardar unas cajas en esa habitación, explicándole que son libros de estudio, el o “ella” descubre el primer amor, en esa voz, en la mirada y acepta con agrado esa solicitud.
En su mundo lóbrego, triste y de marginación la loca del frente, cree alcanzar el cielo con solo imaginar que Carlos es el príncipe de una novela rosa, o el amor al cual le cantan los boleros. Él le explica que está solo y no tiene donde estudiar con su grupo de amigos y que usará la guardilla para tales ocasiones.
La habitación es decorada con las cajas que hacen de muebles decorados con tapetes bordados, cintas colores, conchas de mar y flores de plástico.
Carlos pertenece al Grupo del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, y queriendo, o si querer hace participar al homosexual de esta lucha, si bien se nota una profunda amistad por parte del muchacho, incluso cariño, no devela en él una relación de amor con la “loca”.
Paralelamente podemos atisbar una etapa intima de la vida del viejo dictador, que sabe que es odiado por el mundo entero, incluso con la cotorra de su mujer que habla sin parar y quiere ser el modelo de finesa y elegancia en la etapa de 1986, cuando se está acabando las páginas más negras de la historia de este país latinoamericano.
Mientras la loca del frente borda manteles para las viejas esposas de los militares chilenos, Carlos planea el atentado al viejo dictador.
El que solo se alimenta de boleros que escucha en su vieja radio, comienza a escuchar la realidad del país, la represión, las muertes, el clamor de las mujeres por los desaparecidos, y empieza a tomar conciencia de la podredumbre de ese gobierno de asesinos y ladrones.
La estrafalaria figura vestida a lo Hollywood, con un sombrero amarillo, gafas y peluca que es testigo de una salida al campo con su príncipe, donde ella como en una cinta americana lleva un mantel de ángeles y flores bordada para la esposa de un milico. Él va observar la ruta transitada por el dictador camino a su casa de fin de semana en compañía de la parlanchina y ridícula primera dama.
Ambos observan a estos personajes, que ala distancia parecen dos jóvenes enamorados corriendo por el campo, la ridiculez de la esposa se manifiesta al desear ese bello sombrero amarillo, y la envidia del amor que ella nunca tuvo, al lado de ese militar que no demuestra ningún lado humano, constantemente en sus peroratas la vieja habla de su peluquero, amigo y consejero, en esos monólogos el viejo y huraño general piensa en ese personaje que para el es un pobre “maricón”, mostrando el odio que tiene por la homosexualidad.
La loca del frente, sabe que no se estudia, ni que lo que guarda son libros, escucha la única emisora clandestina que da manifiestos de ese grupo rebelde, pero acata en silencio el constante “después te explico” de Carlos.
A través de la lectura uno va tomando gran simpatía e incluso cariño por este personaje, cuya vida ha sido un constante rodar por las calles santiagueñas, prostituyéndose y cayendo en lo más bajo de ese
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