Tengo Miedo Torero
koougra3 de Julio de 2012
4.064 Palabras (17 Páginas)693 Visitas
T e n g o m i e d o t o r e r o
Biografía
Pedro Mardones nace en Santiago en 1950, es escritor, artista visual y cronista, mientras que Pedro Lambel nace de la alianza con su madre, en el afán de retomar lo femenino, de empalizar con la gracia y el desprovisto mundo de mujer. Su madre representaría para Pedro el más íntimo “guiño” de afecto. Sobre sus orígenes poco se sabe, es hijo único de una madre trabajadora, de su padre prácticamente no se habla. Destacó como artista visual en la década de los ochenta con su proyecto performativo e intervencionista, “Yeguas del Apocalipsis” (1987-1995) junto a Francisco Casas. En esta puesta en escena, el autor irrumpe en el medio artístico, político y social de la época con montajes destinados a dar cuenta de forma irreverente el contexto represivo del gobierno militar, con temáticas como la defensa de los derechos humanos, la memoria y los abusos, entre otras. En un momento donde nadie podía ser libre de decir, Pedro Lemebel inventa para Chile un lenguaje insolente y sin respeto respondiendo si se quiere, a la forma de gobernar el país en ese periodo.
En 1982, obtiene el primer premio en el concurso nacional de cuento Javiera Carrera. En 1986, publica su primer libro de relatos “Los Incontables” firmado con el nombre de Pedro Lemebel.
El recorrido del género como protocolo discursivo, vinculan la narrativa del autor como cronista, a propósito del signo escritural. Digamos que la crónica es un género literario que tiene como función informar desde un lugar contingente, desde donde ocurren los hechos. A partir de esto, resulta incompleta para representar lo que efectivamente el autor provoca en sus lectores, ya que mediante su pluma subvierte y maquilla los contenidos con tal de dar un sello que pocos pueden dejar de notar.
Por otra parte, la crítica literaria ha señalado que su obra podría estar dentro del estilo Barroco, por su afán de enriquecer la cartografía[1] popular del lenguaje Chileno. Lemebel sobrecarga de conocimientos idiosincráticos cada una de sus frases provocando en el lector un viaje hacia la realidad “travestida” escogida y sumamente adornada de sus obras. Un sesgo romántico también apaña cada una de sus publicaciones, la nostalgia frente a situaciones pasadas y la insatisfacción convertida en crítica, concuerdan con lo Barroco de su figura. No obstante lo anterior, Lemebel es una “performance” viviente, es una caja de serpentinas que con su estilo zigzagueante hace rebotar sus historias en el corazón con una magia punzante.
La inquebrantable historia al estilo de estilo de Pedro Lemebel
Todo un abanico histórico acuña la escritura del autor, sus historias nunca dejarán de lado el contexto social y político de su época, la indespojable homosexualidad de sus textos vinculan lo híbrido al discurso estremecedor, al barrido de una realidad encubierta.
Lemebel responde al contexto político desde la vivencia represora, la dificultad con que se vivía la homosexualidad en esos años es la misma represión de cualquier forma de pensamiento. Es indudable que esta temática tiñe su pluma, sin embargo, eso no es todo, ya que mientras el autor vivencia su homosexualidad, se encarga a la vez de enseñarnos que ésta no es la única forma de comprender la sexualidad, lo “trans (palabra reducida por apócope de la palabra transexual)” de sus personajes, divaga entre las formas afectivas de comprender un lenguaje de colores en donde la historia romántica del “marica” se entremezcla con el miedo y la represión.
No siempre se pensó la homosexualidad como una potencia reveladora, no siempre se consideró que el acto de ser homosexual convertía a quien lo fuera en una potencia política como transformadora de la hegemonía imperante en nuestros días. Esto sólo fue posible a través de las escrituras fucoltianas que apañaron siempre este vínculo con la realidad como algo perturbador en el sentido creador de la palabra.
A partir de esto, se considera que la escritura Lemebeliana es una prosa inquietante, morbosa de mundos subterráneos de los cuales nadie quiere correr su velo. Esto es lo que provoca la lectura, una invitación a no despojarse de sus líneas. Lemebel se instala dentro del gesto político para narrar, por eso su obra tiene que ver con el decir, con nombrar y remombrar en una creación tosca pero sutil a la vez, de un lenguaje desconocido pero familiar al entendedor. Se trata de una letra urbana, de la calle, sin descuidar el agudo mestizaje entre lo político y la vivencia.
Cronología literaria
-Los Incontables. Santiago: Ed. Ergo Sum, 1986.
-Las Esquina es mi corazón. Crónica urbana. Santiago: Ed. Cuarto Propio, 1995.
-Loco Afán. Crónicas de Sidario. Santiago: Ed. LOM, 1996.
-De perlas y Cicatrices. Crónicas radiales. Santiago: Ed. LOM, 1998.
-Tengo miedo Torero. Novela Santiago: Ed. Planeta Chile, 2001.
-Zanjón de la Aguada. Santiago: Ed. Six Barral, 2003.
-Adiós mariquita linda. Santiago: Ed. Sudamericana, 2004.
-Además, un sin número de crónicas radiales preparadas para el programa “Cancionero” que se transmitiera por radio Tierra hasta el año 2005.
Tengo Miedo Torero, es su primera novela, lanzada entre bombos y plumas en el Ex Congreso Nacional, "no por arribismo de princesa torreja, sino porque el edificio representa la política nacional estancada", dirá el autor para la revista Off The Record, el 2001. Es también, lo primero que escribe luego del sensible fallecimiento de su madre en el 2000, circunstancia que hasta hoy entumece sus días. El autor ha sido traducido al inglés, lanzando su primera novela en Argentina un año después de su publicación en Chile. Ha participado en eventos académicos a lo largo de toda su trayectoria como escritor.
Pedro Lemebel no coquetea con su creatividad desde el 2004. Esperemos que su pluma no se detenga por mucho tiempo más.
Reseña
La novela se desarrolla en Santiago de Chile de los años 80, específicamente en el 86, año del frustrado atentado al entonces dictador Augusto Pinochet, en una atmosfera poblacional cargada de recursos descriptivos en cuanto a lo peculiar de los barrios de norte de la capital.
La novela relata principalmente dos historias que corren por veredas paralelas en el escenario social y político, romántico y revolucionario. Por un lado, el romance platónico entre “La Loca del Frente”, un travesti alegre, sentimental, apasionado y verborreico de historias de marica de ciudad, que poco le importan los acontecimientos políticos de su época y que más bien, prefiere escuchar programas de radio con sabor dulce de romance y tararear canciones como “Tengo miedo, torero, tengo miedo que en la tarde tu risa flote”, de Sara Montiel, bordar manteles para la aristocracia y enfrascar su mundo en fantasías rosadas, el nombre mentiroso de un joven revolucionario miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que lucha desde su clandestinidad contra la dictadura de Pinochet y que se deja enamorar por la Loca del frente a lo largo de la novela.
Por otro lado, el matrimonio Pinochet y Lucía, Sra. parlanchina, preocupada de vestir los últimos modelos europeos, dejándose asesorar por su estilista de cabecera, el delicado Gonzalo el cual no era santo de devoción de su marido.
Ambos relatos están conectados por el atentado del Frente Patriótico, donde participan de una u otra forma La Loca y Carlos contra Pinochet en el cajón del Maipo.
Los personajes principales convergen en un emotivo, delirante y apasionado diálogo entre lo político y lo romántico. La loca del frente, construye un mundo calmo y alegre para su Carlos, haciéndole recordar sus mejores años vividos en Cuba, lugar donde anhela regresar, extendiéndole incluso, una invitación a su Loca del Frente, su princesa.
La novela se apoya en su construcción, en los boletines de prensa que la Loca del Frente escucha de la radio Cooperativa, donde se va enterando de lo que sucede en ese mundo ajeno para él/ella que más adelante formará parte importante de la novela.
La voz del autor atrapa con su sonido a bolero, muestra el amor con sabor a postre de duraznos y crema, invitando al lector a un viaje de recorridos tanto dulces como amargos en una historia que mezcla un contenido político con un amor imposible.
Desarrollo
En Tengo Miedo Torero, figuran dos temas principales, por una parte acontece un minucioso ambiente descriptivo de la realidad nacional de la época, teñida siempre de un matiz político infaltable a la hora de señalar un acontecimiento de país, como lo fue el atentado al General dictador Pinochet. Este hecho, se convierte en el antecedente histórico que moviliza la novela, todos sus preparativos serán el vínculo entre sus personajes, en tanto la otra parte de la novela, que dicho sea de paso se entrelaza quedándose finalmente con la atención del lector, queda en manos de un apasionado romance anquilosado en la fantasía sutil de la Loca del Frente (seudónimo del uno de los personajes principales), quien se encarga de acoger a Carlos, “el joven revolucionario” de quien se enamorará perdidamente.
De esta forma, se comienza a vertebrar la historia, una realidad compleja, subterránea, rodeada de subterfugios y tremendamente adornada por la astucia del autor, quien con su habilidad, sabrá complejizar los momentos dulces y agraces de manera cautivante.
Como se señala, la obra se compone de dos relatos fuertes. Es indudable que el plan del “atentado contra Pinochet”, en la primavera del 86 donde se intentaba recobrar la libertad perdida con el régimen militar, es un hecho
...