Titulo primero. La contabilidad en el siglo XVI Capitulo primero Luca Pacioli

En este primer capítulo el autor nos presenta al religioso franciscano Fray Luca Pacioli , quien también fue impropiamente llamado el “padre de la contabilidad”. Pacioli fue un sabio cabalmente representativo ya que se le considero como el más grande matemático y uno de los mayores genios del siglo XV.

Pacioli fue profesor de matemáticas en Perusa y en 1484 ingreso a la orden franciscana donde se consagro al estudio de la teología, filosofía y matemáticas. Fue tan importante en esta época, según nos dice el autor, por su obra monumental la summa de arithmetica, geometría, proportioni et proportionalita. Se trata de una especie de enciclopedia de las ciencias de la matemática, escribe Vlaemminck, en donde se encontraba la aritmética, algebra, matemática financiera, cálculo de probabilidades, contabilidad, geometría, entre otras.

Sin embargo, esta obra ha sido varias veces colocada en tela de juicio, cuenta el autor, ya que muchos aseguraban que Pacioli no era el primer autor contable, y que incluso su obra era un plagio de la obra de Cotrugli, otro autor que escribió antes que Pacioli una obra titulada della mercatura e del mercante perfetto, según Vlaemminck esta es una confusión terminológica, ya que aunque Cotrugli si escribió su obra mucho antes que Pacioli, este no la publico hasta 115 años después, así que era imposible que Pacioli realizara algún tipo de plagio.

Según Melis, el libro de Cotrugli, fue una obra de transición entre la técnica mercantil de los siglos precedentes y los tratados impresos de contabilidad.

Otro suceso importante de este capítulo fue que en el siglo XIII surgieron en Italia las que se conocieron como escuelas de aritmética y las cuales tuvieron un importante desarrollo en los estudios de la contabilidad.

La obra de Cotrugli habla sobre unas reglas generales, del memorial, del diario y el mayor. Pero no coloca ningún ejemplo de asiento y tampoco menciona la partida doble. En cambio la obra de Pacioli tiene una extensión y amplitud mayor a la obra de Cotrugli, en esta obra Pacioli se ocupa de tres libros: el memorial, el diario y el mayor. Señala que para empezar los asientos hace falta llevar un inventario, mas no conoce un libro de inventarios. Aun así el inventario de Pacioli, escribe Vlaemminck, comprende todos los bienes del comerciante y no hace distinción entre lo que le pertenece al negocio y lo que le pertenece al comerciante.

Pacioli recomendaba invocar el santo nombre de Dios en el encabezamiento de todos los libros y escritos. Pacioli lo hacía de la siguiente manera:

“En el nombre de Dios, 1493, 8 de noviembre en Venecia, lo que sigue es el inventario mío, N…., en Venecia, calle de los santos Apóstoles…” nos da el ejemplo Vlaemminck.

Pacioli también describe la forma de llevar el diario:

Para redactar un asiento,

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