Un Crimen Secundario

Barbarroja y el caballero

Eran las diez y media de la mañana, y Miguel Angel Tognini está en la clase de francés. Él no presta atención porque prefiere escribir lo que le vino ocurriendo estas últimas semanas. Él sabe que la profesora le hará una pregunta y tendrá que interrumpir su relato, aunque piensa pasar esas hojas a máquina y armar un texto ininterrumpido.

Guillermo Aslamim tiene 14 años, es descendientes de musulmanes, no tienen ninguna afición en común pero aún así es el mejor amigo de Tognini.

Tognini corre todas las mañanas en el Parque Centenario y él es del grupo de los sacrificados, en cambio, Aslamim es del grupo de los afortunados.

El día lunes once de julio, en la clase de Historia, el profesor Ulises Feuer les contó que uno de los siglos pasados los venecianos y los turcos estuvieron en guerra.la máxima autoridad de los venecianos era el Dux, y la de los turcos el Sultán. El más grande guerrero turcos era Barbarroja; y si bien los venecianos tenían su flota de guerra, a quien más temian los turcos era a los fabulosos guerreros de la Orden de Malta, una pequeña isla de piedra, cercana a Sicilia. El juego de personificación historica fue creado por él y su amigo es uno de los que más le divierte.A partir del 11 de julio, las batallas navales fueron entre Barbarroja y uno de los Caballeros de Malta.Aslamim es Barbarroja, mientras que Tognini era el Caballero. Con Aslamim coincidieron en que podian divertirse mucho en estar cada uno una semana en el territorio del otro solo por siete días, al que le tocaba ser prisionero estaría bajo las ordenes del otro, que coinsistía que uno haga todo lo que dice el otro, exceptuando puntos intocables aclarados de antemano.Aslamim se vio obligado a ayudarlo a Tognini a resolver el caso del Robo en el banco Restive.

El robo

El lunes ocho de julio, el diario Mañana informaba:Roban el Bnaco Restive el botín alcanza el millón de dólares en pesos.Y en letra más chica:El robo se produjo por la noche. No hay pistas de los autores. Los billetes están marcados. Y luego seguia un listado con los números de los billetes robados.

A Tognini le llamó la atención porque es ese era el banco donde pagaba las cuentas atrasadas.El banco Restive que daba cerrado a las ocho. Su hermana no tiene tiempo de ir al banco a hacer fila porque "tiene que estudiar". Tognini y ella lo unico que comparten es : que les gusta cosas distintas. Aunque comparten un vicio infantil : los juegos electrónicos. Ella es fanatica del PacMan y Tognini del Gálaga.

La nota del diario no informaba mucho más que el titular. No había victimas. Él guardo el recorte y se olvido del tema hasta el martes 12 de julio, fecha en que pagó la boleta vencida de luz. En banco los empleados lo conocen, si supieran preguntar algo más que "cómo te trata el secundario".

Antonio, era capaz, a veces, de preguntarme si leía algún libro, pero como no le hace caso Tognini, la conversación se malograba.Ese doce de julio hablarian de algo interesante. La conversación duró tanto como el cortado y sellado y devolución de la boleta. Tenía un par de minutos para hacer la pregunta del año. Mi fila desembocaba en la ventanilla del medio, la del empleado Rafael; a su derecha estaba Teresa, pero a su izquierda, donde debía estar Antonio, habia otro empleado. Antes de meter la mano en el bolsillo para sacar la boleta , Tognini preguntó si talvez sabía algo más de lo del diario y Rafale le dijo que no también preguntó por Antonio pero dijo que estaba enfermo de gripe.

Salió del Restive frustado. Él había guardado la esperanza de que algún dato más, por mínimo que fuese, me sería dado por mis amigos del banco.Él no podía creer que los empleados supieran solo lo que había salido en el diario. Antonio sí habría soltado información. Muy poca, me habría contestado: "Si, sé que los ladrones eran tres, pero por qué, si tanto te interesa el tema de los robos, no lees esa novela que...", pero lo hubiera hecho.

El banco queda justo en Bartolomé Mitre y Esmeralda, sobre Bartolomé Mitre. Él estaba completamente decepcionado y refunfuñando. Insultando mi suerte camino al obelisco, preguntándose si alguna vez los empleados del Restive me habían tenido realmente en cuenta, si no me había apresurado a calificar de amigable relación. Antonio no le recomendaría libros a todo el mundo. Y que tal vez Aslamim no lo consideraba su mejor amigo; y que muy posiblemente sus padres preferían a su hermana, puesto que lo sacaban de su casa con la excusa de los mandados, y su hermana misma no podía quererlo y queres tambien a los batracios de sus amigos, dos no cabían en su corazón, y él quedaba afuera.Cuando Tognini sufre el sindrome "nadie me quiere", se me ocurren las mejores ideas. Él no tiene explicación para este fenómeno. Planeé describir una composición a la profesora de Castellano que deseaba escribir una composición sobre el robo al Restive y preguntarle si me podía conseguir una autorización para hablar con el gerente.

El 13 de julio, manifestó sus deseos a la profesora de Castellano, y la misma, señora Achaga de Tiraboqui, sofocado el asombro, removió el cielo y tierra para conseguirle la entrevista con ese gordito de anteojos que resultó ser el simpático gerente del banco Restive.

La charla con el gerente

La charla con el gerente se produjo el lunes 18 de julio por la noche. El gerente rezumaba simpatía, o, para ser más exactos, cortesía. La humanidad se compone de una serie de estereotipos sin demasiadas variantes. La charla con un gordito tan simpático como el que les ha descripto tiene que haber sido,gordita y simpática, vale decir, inútil. Pero los gorditos simpáticos de las características de nuestro personaje tienen una gran virtud: se equivocan.

El gerente, Osvaldo Porta, hizo caso omiso de mi pregunta sobre todo el robo y me aplicó una pesada perorata acerca de que se banco existía desde la época de la colonia, las paredes estaban hechas con material traído de España y él estaba orgulloso de ser el gerente de u banco con semejante historia y prestigio, más aún, "de que un escolar esté dispuesto a plasmar ensu hoja de carpeta la trayectoria de un banco líder y la impronta de un anónimo servidor del campo de las fianzas". Tognini le preguntó al gerente y sabía algo más pero él dijo que sabía lo que salió en el diario.Tognini preguntó por Antonio y él gerente le dijo que estaba enfermo de gastroenteritis.

Y así,más o menos, terminó la conversación. La equivocación del gerente, enfermar a Antonio de gastroenteritis, cuando Rafael lo había enfermado de gripe, le dio qué pensar.Gastroenteritis tiene otro nivel, nadie la puede usar de sinónimo de gripe. Otra vez fue caminando por Esmeralda hasta Diagonal Norte, con las manos en los bolsillos pensando que el gerente o Rafael, o los dos, habían mentido. Quizás Antonio no estuviese enfermo. No fue esta simpática trasbillada del gerente la que me lanzó de lleno a la investigación de este crimen secundario.

El detalle que faltaba

Al día siguiente de mi charla con el señor Porta, mientras Tognini corría por el Parque Centenario, a eso de las siete de la mañana, pensó:"Ahora viene la peor parte, escribir la composición".Cuando él corre,arregla el mundo. Es otro de sus estados de mayor lucidez, encuentra ideas resolutivas. No sabe si es algo ligado al oxígeno y sumejor llegada al cerebro cuando uno se agita.No se le ocurría una sola palabra para la composición. ¿Qué podía decir Tognini: que el gerente era gordo,que las paredes eran coloniales, que Antonio se enfermaba a dos males por vez?.Volvió a su casa para bañarse y desayunar antes de salir al colegio. Él papá de él ya se iba, Tognini le pedió plata. No tenía cambio. Le dejo un billete de cincuenta pesos. Y el papá le pidio que gastara como siempre y le reintegrara todo el vuelto. Tognini salió con su hermana y le gritaron chau a su mamá desde la puerta. En el viaje tampoco se le ocurrió nada.

En el recreo previo a la clase de castellano, Aslamim le pidió que le comprara una gaseosa.Antes debía pasar a buscar la plata guardada en su saco, en el aula y para no ir hasta el aula, dijo que le prestaba la plata y fue a compraársela, Ignacio, el cincuentón que atiende el buffette,agrarró mi billete, lo metió en la caja registradora, y me dio la gaseosa. Despues volvió a la caja y buscó el vuelto. Buscó y buscó, no tenía cambio.

Ignacio tenia tres billetes como el Tognini, y como no llega al vuelto.Se la tenia que pagar mañana a la gaseosa.

Llevó la gaseosa a Aslamim pero cuando Tognini dijo que tenía que pagar él.Aslamim no quiso porque decia que era una prenda del juego y tenía que pagar Tognini, pero en cambio Aslamim la proxima semana estaba en Venecia.

Discutieron. No se podian poner de acuerdo acerca de qué decía sus tratos en casos como éste. Al entrar al aula suspendieron la pelea, pero no la terminamos. Tognini le pidio a la profesora el tiempo de la clase para escribir la composicion. Sacó el recorte de diario de la mochila e intentó escribir algo.Todo ese tiempo estuvo sin ideas.

Como Aslamim no le creia lo del cambio, Tognini le tuvo que mostrar el billete.

Sacó el billete y lo pusó sobre el banco. Aslamim calló. Tognini notó que el billete, no era el que le había dado su papá. Ignacio le había dado otro billete. Miró varias veces su billete. Cuando estaba desconsentrado. Se obligó a mirar su recorte.Penso un rato en su composición y la vista se le fue hacia el billete.Cuando estaba a punto

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