ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Una Historia En Ortiz

alvesjosue1629 de Junio de 2011

780 Palabras (4 Páginas)940 Visitas

Página 1 de 4

Casas muertas recuerda un pueblo de Venezuela llamado Ortiz que se encuentra en el edo guarico y que se decia fue tan importante e imponente como la capital, pero ortiz fue arrasado por la fiebre amarilla lo cual trajo la muerte de la mayoria de la población, la imigración de la gente que no enfermaba y la soledad de aquel lugar debido a estos hechos, eso trajo consigo las ruinas del lugar, un lugar que se suponia muy hermoso . Pero la historia de casas muertas se narra entorno a la vida de Carmen Rosa, una niña que crece en medio del descuido de esta ciudad pero que vive tratando de traer memorias de como era antes, y que se enamorá de un chico llamado sebastian que mas tarde muere de la fiebre amarilla.

- Esa mañana estaban enterrando a un ser realmente significativo para él como ningún otro, Sebastián, Carmen Rosa estaba presente, pero parecía más ausente que presente, pero era comprensible. Ya casi no lloraba. La muerte de Sebastián era sabida por todos Al principio luchó por impedir que llegara hasta sus ojos esa lluvia que le estremecía la garganta. Sabía que Sebastián, como confirmación inapelable de su sentencia a muerte, sólo esperaba ver brotar sus lágrimas. Observaba los angustiados ojos febriles espiándole el llanto y ponía toda su voluntad en contenerlo. Ahora marchaba sin lágrimas, confundida entre la gente que asistía al entierro Ella caminaba arrastrando los pies como todos, en la misma cadencia de todos, pero se sentía tan lejana, tan ausente de aquel desfile cuyo sentido se negaba a aceptar, que a ratos parecía que ella y la que caminaba con su cuerpo eran dos personas distintas. A un lado su madre, doña Carmelita, a la izquierda iba Marta, la hermana, preñada como el año pasado. Después lo enterraron. Eso no lo vio Carmen Rosa. A sus oídos llegaron confusamente los latinazos roncos del padre Pernía y la voz atiplada del monaguillo que decía «Amén» pensando en otra cosa. Carmen Rosa volvió a la casa. El patio era diferente después de la muerte de Sebastián. Las lágrimas habían retornado a los ojos de Carmen Rosa. Aquella noche Carmen Rosa permaneció muchas horas inmóvil, a la luz de la lámpara que doña Carmelita había traído consigo. Todos en el pueblo hablaban de esa época Carmen Rosa había prestado siempre más atención que nadie a aquellas historias de un ayer alucinante. A ella le placía particularmente la charla del señor Cartaya. Era una de sus travesuras favoritas hacer sonar las grotescas aldabas cuando regresaba con Marta de la escuela. El padre de Carmen Rosa estaba vivo. Estuvo vivo mucho tiempo, sin estarlo. Antes de «la tragedia», que así decían todos en el pueblo al referirse al suceso que mató en vida al señor Villena, el padre de Carmen Rosa fue uno de los hombres más importantes de Ortiz, tal vez el más importante en la balanza del respeto público. El señor Cartaya se le había repetido muchas veces. Su padre había sido agricultor, ganadero, comerciante. Tuvo una hacienda, entre Ortiz y San Francisco de Tiznados, de café y tabaco. Dentro de la hacienda estaba el hato, con cincuenta vacas lecheras. A Carmen Rosa la llevaron una vez a la hacienda, cuando tuvo la tos ferina. La presencia de Sebastián fue para Carmen Rosa el punto de partida de una extraña transformación en su manera de ver las cosas, de ver a los otros seres, de verse a sí misma, al principio, ni ella misma se dio cuenta. Tres meses más tarde se casaron Panchito y Marta. Ahora Sebastián venía todos los domingos a Ortiz, porque lo esperaba el amor de Carmen Rosa y lo conducía el rumbo ineludible de su propio corazón. Ahora no charlaban los cuatro juntos en los corredores de la casa villenera, no hablaban con Panchito del mar, ni discutían con Marta de los trascendentales preparativos de la boda. Ahora Sebastián y Carmen Rosa se sentaban horas enteras a la sombra del cotoperí, a decirse

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb) pdf (57 Kb) docx (10 Kb)
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com