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Vacas, cerdos, guerras y brujas. Comentario y análisis


Enviado por   •  18 de Junio de 2017  •  Prácticas o problemas  •  3.550 Palabras (15 Páginas)  •  987 Visitas

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Vacas, cerdos, guerras y brujas

Marvin Harris


Índice:

  • Introducción………………………………………………………. pág. 3

  • La madre vaca……………………………………………………... págs. 3-4
  • Porcofilia y Porcofobia……………………………………………. págs. 4-6
  • La guerra primitiva………………………………………………... págs. 6-7
  • Escobas y aquelarres……………………………………………… págs. 7-8
  • Bibliografía……………………………………………………….. pág. 8

Introducción:

        En numerosas ocasiones, ante la imposibilidad de dar una respuesta coherente, nos justificamos diciendo que tan sólo Dios la conoce. Hemos calificado de irracionales muchas culturas y puede que todavía sean muchos los enigmas sin resolver que caracterizan los diferentes estilos de vida, pero si una cosa está clara es que todos los seres humanos buscamos lo mejor para los nuestros. Es por que ello que Marvin Harris, antropólogo estadounidense, en su libro Vacas, cerdos, guerras y brujas, trata de buscar causas prácticas a lo sagrado, a las costumbres, a los mitos y leyendas…

        Tras una amena lectura de este libro, entre los doce capítulos que lo componen he decidido escoger varios, aquellos que más me han llamado la atención y comentarlos, ya que a mi parecer en una simple síntesis del libro no se pueden abarcar los temas tratados como se merecen. Veamos, pues:

La madre vaca

        Para nosotros, los occidentales, es incomprensible el culto a las vacas que realizan en la India. Solemos pensar que los valores espirituales están por encima de la vida misma y calificamos de locura esta acción. No podemos concebir que prefieran morirse de hambre antes de sacrificar a ese animal “sagrado” y nos creemos superiores porque día sí y día también disponemos de un buen filete de ternera que llevarnos a la boca.

        Harris dice que no hay mayor sacrilegio para un hindú que matar una vaca, ya que ésta es el símbolo de todo lo que está vivo, la madre de la vida. Las consideran miembros de su familia, las adornan, rezan y celebran el nacimiento de un nuevo becerro; incluso, consideran asesinos a aquellos que matan alguna vaca.

        Es evidente la importancia de estos animales para los hindúes pero ¿es lógico que siendo ésta la principal causa de la pobreza en la India sigan protegiéndolos? He aquí, la primera de las doctrinas “irracionales”  que va a contrarrestar Marvin Harris.

        Tanto los bueyes como los búfalos de agua son la principal fuente de tracción para arar los campos. Por este motivo, los campesinos dependen totalmente de estos animales, que si en alguna ocasión, enferman y no hay ningún sustituto, aquéllos pueden perder su granja. Ahora bien, quien posee una vaca, puede tener más bueyes −los preferidos para la agricultura de secano y el transporte por carretera− puesto que función de la vaca cebú no es dar leche sino engendrar bueyes, siendo esta una muy buena razón para no sacrificar su vaca.

        En la actualidad, se está desarrollando prácticamente en todo el mundo un complejo industrial compuesto por petroquímicas, tractores… Sin embargo, los agricultores de la India no pueden participar en este complejo porque no pueden permitirse comprar un tractor y sustituir estos animales por máquinas perjudica a muchas familias que no podrían ganarse la vida mediante la agricultura. Es cierto que si las tuvieran, el trabajo en el campo no sería tan duro pero hay que reconocer que estos animales cumplen las funciones de la industria petroquímica, excretando millones de toleradas de estiércol recuperable, que se utiliza como fertilizante, combustible para cocinar y aislante recubriendo el suelo de sus viviendas.

        Todos coincidimos en que la venta o sacrificio de sus vacas sagradas podría mejorar la situación de la familia a corto plazo pero ¿y después? Además, los occidentales destinamos más de la mitad de nuestras tierras a alimentar al ganado en lugar de a la gente; si esto ocurriera en la India, lo único que conseguiríamos, sería un aumento de precios que perjudicaría sobre todo a las familias pobres. Mantener una vaca en la India es fácil; los propietarios las dejan buscar el alimento durante el día y las recogen por la noche, provocando así los grandes atascos que caracterizan a las ciudades de la India.

        Tras ver el amor a las vacas desde una perspectiva totalmente diferente a la que estamos acostumbrados, nos damos cuenta de que esta doctrina permite que millones de personas sobrevivan con un bajo consumo de energía y una eficiencia envidiable. Es cierto que debido a la mentalidad conservadora de los hindúes, no es fácil conseguir un desarrollo en sus técnicas de cultivo; sin embargo, es necesario establecer mejoras en la vida de estas personas con un reparto más equitativo de la tierra, del agua, de los bueyes…

Porcofilia y Porcofobia  

        

        Continuando con los enigmas, Marvin Harris plantea ahora el relacionado con los cerdos. Mientras los pueblos hebreos consideran al cerdo como un ser impuro y prohíben el consumo de carne de éste; en otros lugares del mundo, como en Nueva Guinea y en las islas Melanesias del Sur del Pacífico, existe una admiración y un amor desmesurado por estos animales.

        Ambas posturas son dignas de estudio y de ser contrastadas, ya que mientras en una parte del mundo ven al cerdo como una abominación, en otra realizan grandes festines en los que se comen casi todos los cerdos de una tribu de una sola vez, llegando a vomitar lo que no pueden digerir para volver a ingerir más. Veamos, pues:

        Si nos centramos en el problema de los porcófobos judíos e islámicos, llegamos a preguntarnos por qué Yahvé y Alá han condenado a un animal aparentemente inofensivo, cuya carne le canta a la mayoría de la humanidad. Antes del Renacimiento, la respuesta a esta pregunta era que el cerdo es un animal sucio; sin embargo, la relación entre suciedad y abominación religiosa es bastante incoherente. Con Maimónides, médico de Saladino, Sultán de Egipto y Siria, se defiende la hipótesis de que Dios había prohibido la carne de cerdo pues constituía una amenaza para la salud; no obstante, la carne de cerdo bien cocida no hace ningún daño por lo que su consumo no puede ofender a Dios. Años más tarde, Sir James Frazer, antropólogo escocés, declaró que los cerdos al igual que todos los animales llamados impuros, fueron sagrados en su origen; siendo esta la principal razón para no comerlos. Por otro lado, muchos estudiosos, han afirmado que los cerdos, juntos con otros animales sujetos a tabúes en la Biblia y en el Corán, fueron símbolos totémicos para diferentes clanes aunque no se conoce ninguna regla que prohíba a los humanos comerlos; por tanto, esta hipótesis también carece de sentido.

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