Bergman, Persona
carolain9213 de Octubre de 2013
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Ingmar Bergman fue uno de los cineastas más influyentes del siglo XX, nació en Suecia en Julio 1918 y murió en Julio de 2007.
Su carrera inició como guionista, incursionando prolíficamente en el ámbito teatral y realizó más de 50 películas entre 1945 y 2003. El contexto en el que se desarrolló, es parte fundamental para profundizar en la lectura de su obra, su infancia fue una etapa tortuosa, que dejó huellas muy profundas en su personalidad y que posteriormente lo llevó a crear obras con tintes autorreferenciales. Su padre fue un pastor luterano en extremo autoritario y rígido que lo crio a él y a sus hermanos de una forma severa, apegado a valores morales estrictos y haciendo del “pecado, confesión, castigo, perdón y misericordia” , prácticas cotidianas según Bergman.
Su obra se plantea en contextos físicos y metafísicos que abordan temas tales como las instituciones sociales; la religión la familia y el arte, motivos muy concretos como; el doble, la máscara y el espejo y sus propias obsesiones, tales como; la pareja, el sexo y la muerte. Todo esto a partir de recursos estilísticos característicos de Bergman tales como el primer plano, la frontalidad, el close-up y el juego de iluminación.
En la realización de su obra y hablando concretamente de Persona, Bergman se ve fuertemente influenciado por la II Guerra mundial, la de Vietnam, y la condición humana autodestructiva, la violencia y represión que se vive en esos momentos es un detonador para la creación artística, por otro lado no pudo sustraerse a la influencia del pensamiento existencialista que se desarrollaba en esos momentos y sus obras se ven claramente impregnadas por este elemento.
En 1957 se de una drástica caída en la audiencia y mercado cinematográfico en Suecia, lo que provocó menos presupuesto y en consecuencia, menos actores, menos escenografía y menos espacio. Otro factor determinante fue su retiro a la isla de Faro, de donde surgen la propensión a las “huidas a islas” en algunas de sus películas.
IRENE
Persona comienza propiamente después de la breve pero crucial introducción y como detonador principal, exhibe la problemática en la búsqueda, construcción o reconocimiento de la identidad personal. No es casual que el título del film sea “Persona”, pues esta palabra tiene sus orígenes en el griego Prósopon, que significa; rostro, faz, cara, fachada o personaje utilizado para designar la “mascara” de los actores en la representación de las tragedias.
A lo largo de la película, se desarrolla un juego que propicia la confusión entre la identidad de Alma y Elizabeth. Por un lado, Alma aparenta creer en sus actos y en los pilares sobre los que está fincado su plan de vida: la familia y su vocación de enfermera, sin embargo se enfrenta con que sus acciones son incongruentes con su ideal. Por el otro lado Elisabeth, harta de interpreta roles, elige el mutismo como medio para alejarse de la decepción ante la imposibilidad de ser.
En ambos casos las identidades se ven diluidas, a tal grado, que se crea un desconcierto en cuanto a las líneas que limitan las identidades de cada una. Los roles se intercambian, Elisabeth pasa de ser la actriz a ser espectador de las representaciones de Alma, en tanto que ésta, pierde su propio yo, para transformarse en un doble de la actriz.
Ante la premisa de que no hay nada tras la máscara, la persona se vuelve intercambiable, deja de importar quién es quién y finalmente se vuelven una misma al comprobar que su identidad como sujetos y los roles que pretenden interpretar, se contraponen. Alma se niega a ceder ante el nihilismo simplista de Elisabeth y a pesar de que comprende el vacío detrás de la máscara, opta por la seguridad que le ofrece la interpretación de su vida.
El desposeimiento absoluto
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