Crítica A No Se Aceptan Devoluciones
Chomarelo4 de Noviembre de 2013
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Un Eugenio sin ingenio: No se aceptan devoluciones
Por Omar Daniel Téllez
La opera prima de Eugenio Derbez ha causado polémica y una división de opiniones entre los que han tomado el riesgo de gastar su dinero en un boleto para ir al cine y ser testigos de un largometraje que, si algo bueno tiene, es que cumple perfectamente con sus objetivos: hacer reír y hacer llorar al espectador.
Eso nadie se lo puede discutir al cómico mexicano que marcó una tendencia a la hora de hacer contenidos televisivos humorísticos con sus programas “Al derecho y al Derbez”, “Derbez en cuando”, “XHDRBZ” y sus clásicas participaciones en las coberturas especiales de eventos deportivos estelares como juegos olímpicos y los mundiales de futbol.
Lo que sí está en discusión y merece una crítica más a fondo son sus conocimientos cinematográficos y la forma en que cumple con sus objetivos, el método que decidió explotar para llevar al público a ese contraste de emociones.
Dicen que el fin justifica los medios y que en la guerra y en el amor todo se vale. Supongo que también en el cine, pero lo que no se vale es que nos engañen y nos vendan un producto de quinta como si fuera algo de la más alta calidad. Desmenucemos un poco:
La película de Eugenio Derbez está llena de fórmulas más que desgastadas: una historia fácil de digerir y un final inesperado, licuado con humor, chistes sencillos, referencias a otras cintas (muchas igual de simples) y sazonado con el carisma que hizo famoso en la pantalla chica al mexicano y como el ingrediente que realza el sabor nos encontramos con un buen casting que nos lleva a conocer a una niña adorable. Sí, la niña tierna que todos quieren tener de hija, sobrina, nieta o hermanita también es un recurso que se ha exprimido hasta el cansancio, pero sigue funcionando… para algunos.
La historia de “No se aceptan devoluciones” va más o menos así: Valentín, personaje interpretado por Derbez (que además es director y productor de la cinta), es el típico mujeriego acapulqueño que de pronto recibe la visita de una de sus aventuras, quien carga una bebé, asegurando que él es el padre y la abandona ahí con el irresponsable personaje.
Este hecho hace que Valentín se olvide de su vida de locuras, viaje a Los Ángeles y consiga un buen trabajo como doble de películas, todo esto para mantener a su hija. La niña crece y todo pinta de maravilla, hasta que de pronto la madre aparece de nuevo en la historia con la intención de recuperar a su pequeña. Así, nada más porque sí y de la nada.
Curiosamente nos encontramos a un mexicano usando el cliché del mexicano aventurero, mujeriego y desvergonzado, pero que en los momentos duros se convierte en un ser humano de corazón tierno, noble y lleno de amor. Lo más curioso es que ese cliché no sólo le ha dado un gran éxito en Hollywood, sino que también le ha funcionado en este, el país de los mexicanos.
La trama es predecible: se sabe que el hombre, que no quería esa obligación, terminará encariñándose con la niña y que se tendrá que enfrentar a una situación que ponga en riesgo su relación padre-hija. Y sí, eso sucede, no hay que pensarle mucho. También sucede que la película va ligada a una serie chistes para tratar de ocultar la carencia de argumentos.
Otra cosa es que la creación de personajes deja mucho que desear, pues fueron pensados de una forma muy externa lo que provoca huecos en la trama y cuestiones que quedan en misterio, como la escasa participación de la madre y el nulo conocimiento que se tiene sobre ella. Es como el típico personaje misterioso de telenovela.
Y entonces, ¿Por qué el éxito taquillero? Sencillo: Televisa. Y no, no es que sea un crimen que Televisa patrocine la cinta y haya montado una campaña publicitaria que costó millones de pesos. Tampoco es un crimen que ahora la televisora
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