Danza árabe crónica

Un conjunto de mujeres totalmente coordinadas se ve bajo la luz potente del escenario. Coloridos y sensuales vestuarios son exhibidos. Se puede observar el movimiento frenético de piernas de arriba abajo, haciendo temblar los caderines a una velocidad impresionante. Suenan las monedas adornando los arreglos de los músicos en la percusión. Todo el resto de sus cuerpos se mueve al compás de la oriental música como si cada segmento articulado tuviera vida propia. Los brazos en conjunto y alineados  forman una sola columna en escena y estos dan la apariencia de simular a Shiva, la deidad hindú con múltiples extremidades. Como es de esperar, los vientres están revoloteando ondulantemente como si serpientes dominaran las espinas dorsales de cada bailarina. Este es solo un número de los tantos que las danzantes de vientre practican para el próximo evento de danzas orientales “Shalom”.

La danza del vientre o danza oriental es la fusión de distintos antiguas danzas tradicionales de Oriente Medio junto con el norte de África y el sur de Asia así como Grecia. Sus orígenes datan de gran antigüedad: Hacia el  año 5 000 antes de cristo, se han encontrado distintas pinturas sobre las tumbas que muestran a las bailarinas en plena realización. Una de la más representativa es la que se encuentra sobre donde yace Neb Amón, faraón de la décima octava dinastía en Tebas. Su aspecto social hizo que esta se extienda a través de distintas tribus gitanas e indias, aunque no se puede saber con precisión sus orígenes geográficos. Se cree que esta obtuvo gran éxito y extensión debido a que está relacionada con la adoración de diosas de la fertilidad como Hathor en Egipto, Ishtar en Babilonia y Afrodita en Grecia. Numerosos son los registros que manifiestan que esta se realizaba durante la luna llena y los partos. En este baile nocturno a la luna se dejaba el vientre descubierto para que a las mujeres se les otorgarse la fecundidad. De ahí proviene la evolución de los trajes modernos típicos, que serán descritos más a detalle líneas más abajo. Debido al derroche de sensualidad y erotismo, también está relacionada estrechamente con ser una manifestación de deleite y complacencia de los sultanes árabes. Algunas de las teorías también señalan que su poco desplazamiento de las piernas (de manera horizontal) se debe al encadenamiento de las esclavas en esta región del mundo quienes buscaban atraer postores para su compra. Posteriormente, dicho arte se utilizó para la animación de bodas y distintos eventos por su colorido atractivo. De esta manera, evoluciona hasta el día de hoy convirtiéndose en una maravillosa disciplina de cabaret y espectáculo.

La danza árabe en Lima gana cada vez más adeptas debido a la vitalidad de sus pasos. Son múltiples los beneficios que esta otorga a las practicantes que estimulan su femineidad. Los sensuales movimientos de pelvis,  pecho, abdomen, brazos y piernas permiten estilizar la figura de las mujeres que practican este baile. Se trata de una combinación de ejercicios cardiovasculares que además mejoran la flexibilidad y la fuerza de los músculos de la totalidad del cuerpo, principalmente del torso y caderas. Los movimientos aislados y desarticulados permiten entrenar varios músculos de forma independiente. Por esta razón, ha sido recomendado para facilitar la recuperación de esbelta figura preparto o para simplemente mejorar la rigidez de la zona abdominal mediante la reducción de tallas. Los beneficios a la salud mental también son reconocidos. Las practicantes manifiestan un grado de conformidad más elevado respecto a sus cuerpos, mejorando su autoestima. Según las tradiciones antiguas de los pueblos de oriente, estos bailes funcionarían para  armonizar la energía interior de la persona, ya que trabaja sobre los centros de energía corporales denominados por esta cultura chakras que se ubican de pies a cabeza. Los más resaltantes en estos movimientos son aquellos ubicados en el esternón, ombligo y sacro.

Amar, como prefiere que la llamen, es una talentosa instructora de esta hermosa disciplina  y otras danzas hace más de quince años. Ella afirma que aquella persona que practica la danza del vientre desarrolla tan minuciosamente cada músculo del cuerpo que es capaz de desenvolverse con naturalidad en otros tipos de danzas. “Es como si fuera la danza matriz” comenta. Mar Zumarán, otra profesora con varios años de experiencia apoya este enunciado y afirma que la complejidad de este baile y sus múltiples y entretenidas variantes retan sus capacidades motoras cada vez que esta se dispone a dar cátedra sobre estos movimientos.  

Son muchísimos los movimientos o pasos que utiliza esta danza. Se separan fundamentalmente en dos grupos. Aquellos que desarticulan las partes del cuerpo como si fueran dos segmentos diferenciados y los que hacen que se mueva conjunta y ondulantemente como si se unificara la totalidad del cuerpo. En el primer grupo podemos hallar el típico descaderado, que consiste en el movimiento de cadera de arriba abajo. Este paso a veces es alternado con una “pierna bonita” o patada que estira la rodilla alternadamente con el subir de la cadera. Otro movimiento de este grupo es la contracción del pecho (este paso es como recibir un golpe en la boca del estómago y luego del supuesto impacto colocarlo una vez más hacia afuera sucesivamente). También se encuentra el círculo africano, que es bastante común en el imaginario peruano, ya que se puede observar en bailes como el negroide. Este consiste en trazar un círculo con  la cadera contrayendo los músculos del vientre, pelvis y glúteos.  En el segundo grupo de pasos se puede hallar el camello de pecho y el camello de reversa. Estos son movimientos zigzagueantes de pecho, ombligo y cadera. Mientras uno empieza por el pecho, el otro termina en esta posición.

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