Diseño Editorial Y Musica

LA EDUCACIÓN MUSICAL INFANTIL A TRAVÉS DE RECURSOS VISUALES. EL LIBRO COMO SUSTRATO PARA LA NOMENCLATURA MUSICAL

La educación musical atraviesa por carencias importantes, es una situación que la historia de México viene rezagando desde la época de Vasconcelos. “La ausencia de un método coherente, atractivo y realista ha dificultado durante años que la educación musical encuentre el espacio que le corresponde dentro de la formación integral de la persona” (Hernández) nos podía comentar Antonio Hernández Romero, así como otros expertos en el tema. Es bien conocida la importancia que tiene el estudio de la música en edades tempranas, al ofrecernos un sinfín de herramientas para el desarrollo de los niños.

La preocupación señalada anteriormente surge de la importancia que tiene el estudio de la música en edades tempranas, pues, de acuerdo a numeroso estudios la música ofrece un sinfín de herramientas para el desarrollo de los pequeños. Las capacidades musicales determinadas por la interacción con el medio, evolucionan durante la infancia; no obstante, “este proceso se revela insuficiente para asegurar un desarrollo superior de las capacidades musicales” (Reynoso). Resulta imperante que el estudio de la música deje de mirarse con los ojos de hoy en día en México: sólo como un medio para que el niño se distraiga, pues ha sido el motivante de que la enseñanza de la música se reduzca a la subeducación musical.

Ya han sido muchos los profesores de música que sienten preocupación al no encontrar materiales pertinentes para la educación musical, ellos mismos suelen tomar la iniciativa de generar sus propios materiales didácticos, los cuales suelen ser excelentes en contenido teórico y modelo de enseñanza, pero desafortunadamente no siempre logran ser materiales adecuados en sus características editoriales y gráfico-visuales.

El tratamiento de los materiales para la educación musical en general merece una atención especial, hablando de diseño editorial. Contiene un doble proceso cognitivo: por un lado, la lectura/decodificación de los signos tipográficos que ya conocemos y por otro, el aprendizaje de un nuevo sistema de signos que constituyen el idioma del lenguaje musical.

A lo largo de la historia ya han sido algunos los artistas visuales y diseñadores a quienes les ha inquietado la representación visual del sonido y la experimentación con nuevas formas de leer la música. Son preocupaciones que tienen como punto de tangencia la música y el sonido; y que, sin embargo, pareciera que hasta la fecha no han logrado encontrarse formalmente desde la disciplina del artista visual y/o diseñador y la del músico (Vacheron). Por ello el análisis y la comprensión del trabajo que han llevado a cabo diversos artistas visuales y músicos en torno a la Notación Musical del siglo XX como Gerald Venturi, por mencionar alguno, será el medio que permitirá hacer una propuesta significativa que vincule el diseño de la comunicación visual y la educación musical.

Ya desde la época de la Bauhaus (Escuela de Diseño), algunos profesores como Paul Klee y Wassily Kandisky, experimentaban con la representación del movimiento en general, a partir del aspecto global de la línea, sus curvaturas y segmentaciones, características que constituyen el movimiento melódico para educar al ojo en la lectura del movimiento en la grafía musical (Kandinsky). Gyoergy Ligeti manifiesta su perspectiva sobre el carácter semiótico de la notación musical: “la notación… es un sistema de signos y un sistema de relación entre dichos signos…”. Gilles Deleuze comentaba con respecto de la notación musical: “No reconstituimos el movimiento con una sucesión de posiciones en el espacio”

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