Déjame Recorre Tu Cuerpo Y húndete Despacio En La mí Desnudez
andyescort12326 de Agosto de 2014
591 Palabras (3 Páginas)154 Visitas
Resumen
Este libro cuenta una historia japonesa sobre un niño que no podía entender por qué su padre caza ballenas.
Un día, él trata de salvar a una ballena varada solo y aprende una lección.
Fecha de publicación
2004
Idiomas
Portugués
Editor
André Koogan Breitman - Brasil
Editor
Compañía Editora Nacional - Brasil Editores contribuyentes
Los derechos de autor pertenecen a - Hiper Midia Editora Ltda..
Este trabajo está disponible con el permiso del dueño de los derechos de
ISBN
85-04-00693-X
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Enlace a este libro
Yuko vivía en una aldea japonesa cuyos habitantes capturaban ballenas.
También el papá de Yuko las capturaba.
Un día, Yuko le preguntó a su papa:
- Papá, ¿por qué matas ballenas?
- Porque capturar ballenas es la única cosa que sé hacer – le contestó su papá.
Pero Yuko no lo entendió, así que fue a ver a su abuelo y le preguntó:
- ¿Por qué mi papá mata ballenas?
- Tu padre hace lo que debe –contestó el abuelo – Déjalo en paz y pregunta al mar.
Entonces, Yuko, se fue al mar. Allí, pequeñas criaturitas de diferentes especies se pusieron a nadar entre sus piernas.
De pronto, vio una ballena varada sobre la arena, entre las piedras. La ballena estaba muy asustada y sin fuerzas; sólo podía girar los ojos, grandes como las manos de Yuko…
Yuko comprendió que la ballena no podría vivir mucho tiempo fuera del agua.
- Intentaré ayudarla –dijo el niño.
¿Pero cómo? ¡La ballena era grande como una montaña!
Yuko corrió hacia el agua. En la orilla, llenó su cubo y empezó a echar agua sobre la enorme cabeza de la ballena.
- ¡Tú eres tan grande y yo soy tan pequeño y débil! – se quejó – ¡Pero te echaré mil cubos de agua y no pararé!
Yuko iba y venía con los cubos llenos. Echaba cubos de agua sobre el cuerpo de la ballena, cuatro sobre la cola y tres sobre la cabeza.
Muchas, muchas veces llenó Yuko el cubo. Le dolían los brazos y la espalda, pero siguió echando agua sobre la ballena hasta que, finalmente, se cayó y ya no pudo levantarse porque las piernas no lo sostenían.
De repente, sintió como su abuelo lo recogía y lo ponía a la sombra de una roca.
- Ya has trabajado bastante, pequeño, ahora deja que te ayudemos.
Y en aquel momento, Yuko escuchó unas voces. Era su padre y la gente del pueblo, que llegaban corriendo a la orilla. Todos llevaban cubos, baldes, barreños, o cualquier otra cosa que sirviera para transportar agua.
Algunos cogieron su ropa, la empaparon y la pusieron sobre el cuerpo de la ballena. Muy pronto, el cuerpo de la ballena estuvo completamente mojado.
Poco a poco, el nivel del mar fue subiendo hasta que cubrió por completo la gran cabeza de la ballena y Yuko, entonces, supo que estaba a salvo.
El padre de Yuko estaba a su lado:
- Gracias, papá, por haber traído a todos los habitantes del pueblo para ayudarme. – le dijo Yuko.
- Eres un chico fuerte y valiente – contestó su padre – pero para salvar a una ballena, se necesitan muchas manos.
Mientras tanto, la ballena esperaba a que las olas avanzaran. Una gran ola cubrió la roca. La ballena aguardó pacientemente hasta que, por fin, sacudió la cola y nadó hacia el mar.
En silencio, los
...