In The Loop Y La Comunicación Política

In the Loop expone con gran acierto lo que sucede hoy en día con la comunicación política: lejos de estar en manos de los políticos, el control recae sobre los numerosos asesores que los rodean. El político presta su boca, pero las palabras no son suyas; pone su imagen, pero no es él quien la diseña. El poder de tomar decisiones se le escapa cuando todo depende del criterio de esas personas de “confianza”, que muy a menudo pueden llegar a resultar impositivas. Ya comandan, de hecho, su agenda y sus actividades. Y en mitad de todo, como también enseña In the Loop, el caos. Las relaciones entre unos políticos y otros, ya sean de su propio gabinete o extranjeros, son completamente inoperantes. No trabajan juntos, sino que compiten. Todo resulta al final en un triste individualismo, cada uno mira por lo suyo y, por supuesto, por su carrera. Y al final los perjudicados no son otros que los ciudadanos, que soportan todo este aparato burocrático cargado de asesores que, sin embargo, no demuestra ser eficaz. No se hace hoy mejor política que antes. Lo contrario parece más factible.

Como caso de comunicación política, he elegido unas declaraciones recientes de Esperanza Aguirre que colmaron numerosos titulares en todos los medios. “Hay que catalanizar España”, decía ella y la expresión, rimbombante, llama enseguida la atención, acostumbrados a escuchar lo contrario desde la derecha. No es suya la frase, claro está; ya la empleó, posiblemente por primera vez, Unamuno en 1932, y después el periodista José María Carrascal en una columna de opinión de 1978. Pero llama la atención, que es de lo que se trata y que es lo que tanto le gusta a la aristócrata. Ya ha sido protagonista otras tantas veces por citas célebres como "Cuando el PSOE entra por la puerta, el empleo salta por la ventana" o "No es que haga números a final de mes, es que a veces no llego" o sencillamente por buscar alguna otra expresión altisonante. En los últimos tiempos ha buscado más la atención de la prensa a través de la discordia, rompiendo con la línea de su partido. Es lo que hace con estas declaraciones sobre Cataluña, que, no obstante, son perversamente inteligentes de cara a solucionar la situación actual, no como la actitud del Presidente del Gobierno que no lleva a ningún sitio.

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