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La Pepa


Enviado por   •  2 de Febrero de 2015  •  Informes  •  2.780 Palabras (12 Páginas)  •  184 Visitas

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¡Viva la pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (festividad de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz (proclamada ese día, y conocida popularmente como la Pepa).

La gran popularidad que tuvo el grito, su rotundidad y su facilidad de difusión incluso en circunstancias de represión política como las que llegaron entre 1814 y 1820 (restauración absolutista de Fernando VII) y entre 1823 y 1833 (Década Ominosa) lo convirtieron posiblemente en el primer lema político español de la Edad Contemporánea. En las mismas circunstancias se difundían canciones como el ¡Trágala! (para humillar a Fernando VII, obligado a jurar la constitución en 1820) y el himno de Riego (para glorificar al militar liberal sublevado entonces y ajusticiado en 1823). El hecho de que fueran otras constituciones y no la de Cádiz las que estuvieran en vigor no restó capacidad de convocatoria al grito, sino todo lo contrario, al añadir la nostalgia y la comparación del ideal progresista con las restricciones que el moderantismo imponía a los textos en vigor a lo largo de todo el siglo XIX.

Monumento a La Pepa.

La difusión del grito no se detuvo en España: en la época del Risorgimento o unificación italiana se gritaba ¡Viva Verdi!, ocultando en el nombre del músico el acrónimo de "Vittorio Emanuele Re D'Italia".

Hubo otros hallazgos semánticos en las Cortes de Cádiz, como la misma palabra "Liberal", que hasta entonces significaba "generoso", y que pasa a otros idiomas europeos con el sentido de "partidario de la libertad". Lo mismo ocurrió con las palabras "guerrilla" y "guerrillero", que se aplican desde la Guerra de la Independencia Española a la táctica y a los combatientes irregulares en la guerra contemporánea.

La visión peyorativa del grito, probablemente fruto de su uso irónico por los enemigos políticos de los liberales (los absolutistas españoles), ha terminado imponiendo su empleo como sinónimo de anarquía o incluso improvisación, desorden o vagancia. Decir de alguien que es un viva-la-pepa, equivale a llamarle irresponsable o despreocupado. Idéntica traslación de sentido sufrió el grito ¡Viva Cartagena!, cuyo origen fue la sublevación cantonalista durante la Primera República Española (1874).

Recientemente, en Enero de 2010, el historiador español Jose María García León ha sugerido que, en realidad, el grito de "¡Viva la Pepa!" fue un invento muy posterior en el tiempo, y que nadie anterior al siglo XX pronunció jamás este término.¡Viva la pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (festividad de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz (proclamada ese día, y conocida popularmente como la Pepa).

La gran popularidad que tuvo el grito, su rotundidad y su facilidad de difusión incluso en circunstancias de represión política como las que llegaron entre 1814 y 1820 (restauración absolutista de Fernando VII) y entre 1823 y 1833 (Década Ominosa) lo convirtieron posiblemente en el primer lema político español de la Edad Contemporánea. En las mismas circunstancias se difundían canciones como el ¡Trágala! (para humillar a Fernando VII, obligado a jurar la constitución en 1820) y el himno de Riego (para glorificar al militar liberal sublevado entonces y ajusticiado en 1823). El hecho de que fueran otras constituciones y no la de Cádiz las que estuvieran en vigor no restó capacidad de convocatoria al grito, sino todo lo contrario, al añadir la nostalgia y la comparación del ideal progresista con las restricciones que el moderantismo imponía a los textos en vigor a lo largo de todo el siglo XIX.

Monumento a La Pepa.

La difusión del grito no se detuvo en España: en la época del Risorgimento o unificación italiana se gritaba ¡Viva Verdi!, ocultando en el nombre del músico el acrónimo de "Vittorio Emanuele Re D'Italia".

Hubo otros hallazgos semánticos en las Cortes de Cádiz, como la misma palabra "Liberal", que hasta entonces significaba "generoso", y que pasa a otros idiomas europeos con el sentido de "partidario de la libertad". Lo mismo ocurrió con las palabras "guerrilla" y "guerrillero", que se aplican desde la Guerra de la Independencia Española a la táctica y a los combatientes irregulares en la guerra contemporánea.

La visión peyorativa del grito, probablemente fruto de su uso irónico por los enemigos políticos de los liberales (los absolutistas españoles), ha terminado imponiendo su empleo como sinónimo de anarquía o incluso improvisación, desorden o vagancia. Decir de alguien que es un viva-la-pepa, equivale a llamarle irresponsable o despreocupado. Idéntica traslación de sentido sufrió el grito ¡Viva Cartagena!, cuyo origen fue la sublevación cantonalista durante la Primera República Española (1874).

Recientemente, en Enero de 2010, el historiador español Jose María García León ha sugerido que, en realidad, el grito de "¡Viva la Pepa!" fue un invento muy posterior en el tiempo, y que nadie anterior al siglo XX pronunció jamás este término.¡Viva la pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (festividad de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz (proclamada ese día, y conocida popularmente como la Pepa).

La gran popularidad que tuvo el grito, su rotundidad y su facilidad de difusión incluso en circunstancias de represión política como las que llegaron entre 1814 y 1820 (restauración absolutista de Fernando VII) y entre 1823 y 1833 (Década Ominosa) lo convirtieron posiblemente en el primer lema político español de la Edad Contemporánea. En las mismas circunstancias se difundían canciones como el ¡Trágala! (para humillar a Fernando VII, obligado a jurar la constitución en 1820) y el himno de Riego (para glorificar al militar liberal sublevado entonces y ajusticiado en 1823). El hecho de que fueran otras constituciones y no la de Cádiz las que estuvieran en vigor no restó capacidad de convocatoria al grito, sino todo lo contrario, al añadir la nostalgia y la comparación del ideal progresista con las restricciones que el moderantismo imponía a los textos en vigor a lo largo de todo el siglo XIX.

Monumento a La Pepa.

La difusión del grito no se detuvo en España: en la época del Risorgimento o unificación italiana se gritaba ¡Viva Verdi!, ocultando en el nombre del músico el acrónimo de "Vittorio

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