Resumen El Extranjero Y Amelie

Amélie dirigida por Jean-Pierre Jeunet

Un acto seguido de otro, tan relevante como imperceptible, así, entre actos de esta índole, se teje nuestra vida y la vida de Amélie que, a pesar de las apariencias, no es del todo diferente a la de cualquiera de nosotros.

Amélie se ha caracterizado por un crecimiento plagado de excentricidades y desgracias: la singular muerte de su madre, la obsesión de su padre con los gnomos de jardín y la punzante e inquietante imposibilidad de comunicarse con el mundo externo.

Trabaja a medio tiempo en una cafetería de Paris y a tiempo completo se dedica a solucionar problemas, atar cabos, unir y desunir hábilmente inquietantes historias que culminan, casi siempre, con una sonrisa satisfecha de aquellos inmersos en ellas: dos enamorados esquizofrénicos, una señora dramático-depresiva, un hombre entrado en años y solitario y muchos otros personajes más que dan color a la historia.

El film es condimentado con los temas musicales de Yann Tiersen, que acentúan los momentos claves de la cinta y espolvorean cada escena con una enervante exaltación, tan discreta y llevadera que es casi natural que esas canciones se unan directamente a esas imágenes.

Amélie tendrá que luchar si quiere vivir y luchar no significa precisamente enfrentarse a un otro, sino enfrentarse a uno mismo, con todas las carencias y defectos: luchar contra aquello en nosotros que nos aparta la felicidad. Si es que amar lo es todo, entonces hay que amar para poder luchar y luchar para poder vivir. Masomenos algo así, eso es Amélie.

El Extranjero por Albert Camus

Un hombre que no es hombre, ese es Meursault, protagonista de la primera novela del escritor francés Albert Camus: El extranjero. Meursault es el perfecto anti-héroe, sólo unas páginas después de comenzar se muestra tan aburrido y monótono que no puedes hacer más que odiarlo profundamente.

Con ese vago sentimiento de soledad, tristeza y antipatía es como las facciones del hombre posmodernos que imaginó Camus van tomando dimensiones reales, tan reales que dan un poco de miedo.

Esté lloviendo, muera su madre, conozca a una chica,…no importa nada de todo lo que le pase. La existencia que vive no deja de seguir concatenada como en una caricatura absurda, en dónde se unen imágenes diversas que nunca tienen sentido hasta que terminan.

Un viaje a la playa, un asesinato: por primera vez Meursault parece cobrar conciencia, ligera y vana, de su propia existencia. Será sometido a un largo juicio y sólo muy pequeños cabios lograran fraguar en su interior. Al menos, estará seguro de quién es y de lo que le espera después, y esa seguridad dotará su monotonía con el ánimo triunfal de quien descubre su propia irrelevancia ante el universo.

El extranjero intenta ser una crítica hacia hombre moderno

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