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Tony Chico

mosorio3 de Abril de 2014

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EL TONY CHICO

Luis Alberto Heiremans

Adaptación: Marcelo Bailey

Unas voces muy claras, como si estuvieran desprendidas de todo lo humano, se escuchan en un comienzo. Entonan el pregón. No se distinguen las palabras, tan sólo la melodía. Entonces vemos un cabezón en el centro del escenario, rodeado por seres vestidos de blanco impecable. Parecen ser ángeles que juegan y revolotean en torno a la imponente figura del cabezón.

LANDA.- He estado caminando durante mucho tiempo. Los caminos no me asustan. Voy de uno a otro tratando de encontrar lo que una vez entreví. Fue una mañana, creo. Yo iba en un tren. Y tenía un fuerte dolor en la cabeza. Y un dolor sordo en mi corazón por todo lo que había ido perdiendo. De pronto vi allá a lo lejos una vereda llena de presencias blancas, como ángeles, y escuché sus cantos y me llamaban y tenían alas en torno a la cabeza y llevaban algo entre las manos y me lo ofrecían... El tren iba hacia ellos. Supe que al encontrarlos, las cosas se ordenarían y que el dolor sordo que tenía en el corazón por todo lo que había perdido se disiparía como una neblina. Pero debe haber habido una curva en la vía, algo. El tren de pronto entró en un túnel muy oscuro y sólo vi mi propia imagen reflejada en el vidrio como en un espejo. Cuando volvió la luz del día, ya no se escuchaban los cantos, ni se veían mis ángeles. Estaba sólo otra vez, en otro camino, continuando siempre. Pero los había visto. Sé que existen mis ángeles. Y desde entonces los busco.

Las luces disminuyen sobre él y se divisa detrás, en una escalera, a Barón y Baraona que están terminando de colocar las lonas. Amarran cordeles. Al mismo tiempo que realizan este trabajo, cantan. Barón y Baraona son muy semejantes y visten igual.

BARÓN Y BARAONA.- Quiero ponerme a beber

un cigarrillo fumar,

para poder olvidar

tanto sufrimiento

sin piedad.

No estoy triste,

no es el llanto,

es el humo del cigarrillo

que me hace llorar...

Entra la Rucia seguida a cierta distancia por Sonia y Juanucho. La Rucia es una mujer de cierta edad que debió ser hermosa. Ahora tiene los cabellos teñidos, los labios pintados de un rojo intenso, viste una bata de artista circense con plumas ya un tanto mustias en las mangas. Sonia es más joven, morena con el pelo descolorido por el sol y la permanente. Las dos mujeres traen baldes en las manos.

RUCIA.- (Gritando hacia arriba) ¡Eh, Barón!

BARÓN.- ¿Qué hay?

RUCIA.- Vamos al río a buscar agua.

BARÓN.- Estamos amarrando estas cuestiones acá arriba.

RUCIA.- Acompáñennos. No tenemos fuerza para traer tantos baldes.

BARAONA.- Ya vamos.

JUANUCHO.- Yo las puedo acompañar.

SONIA.- ¿Qué no oíste lo que te dijo la señora Emperatriz? Te tienes que quedar cuidando el león.

JUANUCHO.- Pero si está durmiendo.

SONIA.- Está enfermo, que es distinto.

Ya han bajado Barón y Baraona, toman los baldes y salen acompañados de las mujeres. Juanucho inicia el mutis en dirección opuesta cuando descubre en un rincón a Landa siempre con el traje de cabezón de espaldas sobre el suelo, con los brazos en cruz, Juanucho mira hacia arriba, como si creyese que el hombre hubiese caído desde el cielo y en ese momento se escuchan sus quejidos, los quejidos de un hombre semi - borracho.

LANDA.- ¡Ay!, ¡ay!... ¿Dónde se han escondido? ¿Dónde están?... ¿Por qué no vienen a socorrerme ahora?

Juanucho se acerca a él. No se siente atemorizado. Se arrodilla frente a él y le toma una mano.

JUANUCHO.- Señor...

LANDA.- ¿Quién está ahí?

JUANUCHO.- Yo, señor.

LANDA.- ¿Quién eres?

JUANUCHO.- Juanucho.

LANDA.- ¿Ellos te mandaron?

JUANUCHO.- ¿Quiénes?

LANDA.- Mis ángeles. ¿Tú no los has visto?

JUANUCHO.- No, señor.

LANDA.- Un día... de repente... los verás como yo. Ayúdame a salir de aquí adentro... ¡Ayúdame!

El niño forcejea durante algunos segundos, y tirando se cae. Ambos ríen.

LANDA.- ¿Estás sólo?

JUANUCHO.- Los demás fueron a buscar agua al río.

LANDA.- Podrían ser ellos.

JUANUCHO.- A mí me dejaron cuidando al león.

LANDA.- Yo los vi una mañana. Eran mis ángeles, Juanucho. Me dijiste que te llamabas Juanucho, ¿verdad?

JUANUCHO.- Sí.

LANDA.- Pásame la botella, Juanucho.

JUANUCHO.- ¿Cuál?

LANDA.- Una que traía. ¿Dónde la dejaste?

JUANUCHO.- Yo no la he tomado, señor.

LANDA.- Búscala allá entre las matas.

JUANUCHO.- (Buscando) No hay nada por acá.

LANDA.- (Al pararse se le cae la máscara mostrando su propio rostro) Tú me la robaste... ¡Chiquillo de porquería! ¡Devuélvemela! ¡Devuélvemela! (Agarra a Juanucho por el brazo) ¡Devuélvemela!

Aparece el Capitán, hombre corpulento, un tanto brutal. Usa botas y trae el torso desnudo, embadurnado de aceite.

CAPITÁN.- ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es ese griterío que hasta han despertado al león? (Ve a Landa) ¿Quién es éste?

JUANUCHO.- Yo lo encontré no más.

CAPITÁN.- (Tomando la máscara) ¿Metido adentro de eso?

JUANUCHO.- Metido estaba.

CAPITÁN.- ¿Y por qué gritaba tanto? (Juanucho se encoge de hombros) ¿le pegaste, Juanucho? (Ríe. Toma al hombre de un brazo) ¿Quiere decirme lo que pasa?

LANDA.- ¿Quién es usted?

CAPITÁN.- Soy el Capitán.

LANDA.- Me llamo Landa.

CAPITÁN.- Y ¿qué vende?

LANDA.- No vendo nada. Ayudo a vender. Me paseo por las calles con esta cabeza...(Se lleva las manos hacia su sien y se sobresalta al no encontrar la máscara) ¿Dónde está?

CAPITÁN.- (Arrojando la máscara) Ahí.

LANDA.- (Yendo a buscarla) Me paseo por las calles con esta máscara, ¿ve? Ayudo a vender cosas para el dolor de cabeza con esta cabeza.

Landa comienza a tararear algo y a bailar, agitando brazos y piernas en torno al Capitán. Juanucho ríe y lleva el compás con las manos. Pero de pronto el Capitán parece enojarse y con un solo golpe de la mano hace volar lejos la cabeza de cartón piedra.

CAPITÁN.- No me gusta que se rían de mí.

LANDA.- No... no me estaba riendo. Es lo que hago en las calles, en los barrios.

A lo lejos se escuchan las voces de un grupo que canta. Se acercan. Al escucharlas, Landa se inmoviliza.

CAPITÁN.- (Encontrando una botella vacía) Eso es lo que pasa por ponerle más de la cuenta. Está curado, ¿ah?

LANDA.- Estoy enfermo con el aire.

CAPITÁN.- Lo pescó el aire, ¿ah? (A Juanucho) ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¿No te dejé cuidando el león? (Juanucho sale) Y usted, lo mejor es que se vaya de aquí.

LANDA.- (Aludiendo a la botella) ¿Queda algo?

CAPITÁN.- Ni una gota. Y aunque quedara... Este pedazo de tierra es mío y no quiero curados aquí.

LANDA.- ¿Suyo?

CAPITÁN.- Mientras tenga plantada la carpa del circo el sitio me pertenece. Y no se me venga a poner chorito, mire que con un solo hualetazo, lo hago volar lejos... Si quiere seguir tomando, vaya a otro pueblo.

Los cantos han ido aumentando su intensidad y ahora vemos entrar al lugar a la Rucia, Sonia, Barón y Baraona que traen baldes llenos de agua.

RUCIA.- ¿Quién es éste?

CAPITÁN.- Uno que se equivocó de camino.

LANDA.- Ustedes no son mis ángeles. Ellos eran blancos como una bandada de gaviotas. Llevaban rumbo hacia el mar...

La Rucia mira al Capitán y se lleva una mano a la sien preguntando si está loco.

CAPITÁN.- Curado no más.

LANDA.- No... ustedes no son como ellos... ¡No son!

CAPITÁN.- (Agarrando uno de los baldes y lanzando el contenido sobre Landa) ¡Para que se tranquilice!

RUCIA.- Tú tendrás que ir a buscar otro balde, yo no pienso bajar de nuevo.

CAPITÁN.- (Tratando de agarrar el balde que sostiene Sonia) Parece que va a necesitar otro.

SONIA.- Déjalo... ¿Qué no ven que está chorreando?

RUCIA.- Algo le está pasando.

CAPITÁN.- Se le espantó la mona.

Barón y Baraona lanzan una risa corta y salen con sus baldes.

SONIA.- ¿Qué van a hacer con él?

CAPITÁN.- ¿Nosotros? Nada.

SONIA.- No se le puede dejar botado aquí.

RUCIA.- ¿Y por qué no? ¿te interesa acaso?

CAPITÁN.- Que se las arregle solo. Así como llegó, que se vaya.

RUCIA.- Deja que la Sonia lo ayude.

CAPITÁN.- Vámonos para el carro, Rucia. ¿Vienes, Sonia?

RUCIA.- Déjala tranquila.

SONIA.- Ya voy.

Salen la Rucia y el Capitán. Landa y Sonia permanecen mudos. El hombre está en cuclillas sobre el suelo, empapado y súbitamente lúcido.

SONIA.- Sáquese esas ropas que están empapadas.

LANDA.- ¿Cómo se llama?

SONIA.- Sonia... Pero no es mi verdadero nombre. Me lo puse cuando entré a trabajar al circo. Soy trapecista y bailo mambo. Actúo después del número del tony.

LANDA.- ¿Cuál es el tony?

SONIA.- Ahora no tenemos. Se nos fue la semana pasada. Falta de paga.

Aparece Juanucho, trae un balde en la cabeza.

JUANUCHO.- Señorita Sonia...

SONIA.- ¿Qué pasa?

JUANUCHO.- Dice la señora que lleve su balde con agua.

SONIA.- Ya voy.

JUANUCHO.- Parece que quiere lavar antes de la función.

SONIA.- (Molesta) Ya voy, te dije.

JUANUCHO.- Yo voy a buscar más.

...

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