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Chicos En Banda


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  2.327 Palabras (10 Páginas)  •  1.765 Visitas

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Chicos en banda. Silvia Duschatzky - Cristina Corea

Escenarios de expulsión social y subjetividad

La pobreza no necesariamente afecta a la “creencia” o a la confianza de que es posible alcanzar otras posiciones sociales.

La exclusión pone el acento en un estado: estar por fuera del orden social. Nos habla de un estado en el que se encuentra un sujeto. La idea de exclusión social, refiere a la relación entre ese estado de exclusión y lo que lo hizo posible.

Excluido: un dato, un resultado de la imposibilidad de integración. Expulsado: es resultado de una operación social, una producción.

Si se considera la exclusión como una operatoria (unas condiciones, ponemos de relieve su carácter productivo y la estrategia de lectura debe modificarse. La expulsión, considerada como un serie de operaciones, nos da la oportunidad de ver un funcionamiento, la producción en la situación del expulsado. La expulsión social, entonces, nombra un modo de construcción de lo social.

La expulsión social se trata de sujetos que han perdido su visibilidad en la vida pública, porque han entrado en el universo de la indiferencia, porque transitan por una sociedad que parece no esperar nada de ellos.

Un ser de nuda vida es un ser al que se le han su potencia, sus posibilidades.

El sujeto privado de realizar formas múltiples de vida se convierte en nuda vida. Cuando un sujeto deja de realizarse en sus inscripciones múltiples, trabajador, mujer, hombre, hijo, etc., se aproxima a la nuda vida.

Nuestra preocupación se orienta a indagar las formas de habitar las nuevas condiciones de pobreza que llamamos expulsión social, decidimos distinguir entre actos y datos reveladores de la expulsión y prácticas de subjetividad, es decir, operaciones que ponen en juego el sujeto en esa situación de expulsión.

Las prácticas de subjetividad permiten rastrear las operaciones que despliegan los sujetos en situaciones límites y las simbolizaciones producidas. Las formas de producción de la subjetividad se inscriben en condiciones sociales y culturales específicas. Destaquemos en primer término una alteración fundamental en el suelo de constitución subjetiva: El desplazamiento de la promesa del estado por la promesa del mercado. Ya no se trata de ciudadanos sino de consumidores.

A diferencia del estado, el mercado no impone un orden simbólico articulador, un sustrato normativo que comprende a todos por igual.

El mercado se dirige a un sujeto que solo tiene derecho de consumidor, y no los derechos y obligaciones conferidos al ciudadano; el mercado instituye, para consumidores y no consumidores, un nuevo ideal del yo, un imaginario que produce, el espejo donde mirarse.

Para satisfacer el “deseo” de consumo, necesita del objeto y no del sujeto; para alcanzar la felicidad no es al otro el que necesito sino que me basta con un conjunto de prótesis de mi mismo: gimnasia, consejo de autoayuda, lifting.

¿Podemos establecer alguna conexión entre las nuevas conexiones de legitimidad instalada por la dominancia del mercado y la violencia? La violencia se presenta como sustrato cotidiano sobre el que construyen la subjetividad niños y jóvenes. Digamos que la violencia es hoy una nueva forma de sociabilidad, un modo de estar “con” los otros, o de buscar a los otros, una forma incluso de vivir la temporalidad, la violencia puede constituir un lenguaje.

Nuestra hipótesis es que la violencia se presenta como un modo de relación que aparece en condiciones de impotencia instituyente de la escuela y la familia. (Ejemplo: “lo hizo encerrar la vieja porque no lo podía tener en la casa...” LA MADRE NO PUDO CUMPLIR SU FUNCION”).

Estar alfabetizado, ser ciudadano y tener trabajo nombraba a un sujeto anclado en un lazo social, la impotencia instituyente habla entonces de la caída no solo de estos referentes o patrones de identidad sino de la propia autoridad simbólica. La violencia se presenta bajo 4 formas:

• Como estallido (en la escuela): la violencia en la escuela es un fuera de lugar, es vivida como un modo de trato habitual y cotidiano. La violencia en la escuela es identificada como tal, como un observador (Docentes) hablan de violencia cuando se constatan que los comportamientos habituales de los alumnos no corresponde a la condición de alumno. El ideal del alumno “respetuoso, obediente y atento” es el que rige como parámetro de juicio.

El estado-nación, mediante sus instituciones principales, la familia y la escuela, a dejado de ser el dispositivo fundante “de la moralidad del sujeto”.

Los maestros se quejan de que los chicos no entienden cuando se les reitera “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan”. Pero lo que ocurre es que para que esto se comprenda, o mejor dicho se incorpore como mandato es necesario percibir al otro como semejante.

La educación moral orientada a la regulación del conjunto de los ciudadanos creaba la categoría de semejante como utopía universalizándora

• Como forma instituida (en los ritos): se trata de una condición que le confiere al sujeto una posición dentro del grupo. Atravesar por una serie de actos “violentos” sobre el propio cuerpo y el cuerpo del otro, es un modo de alcanzar un nuevo lugar legitimado en el grupo, la violencia en estos casos es una marca fundante de reconocimiento

• Como componente de un acontecimiento (en las fiestas): la violencia aparece como un ingrediente mas de ese acontecimiento, los chicos se socializan en una fiesta que contiene la violencia como una de su formad e expresión. Es decir no la viven como un fuera de lugar

• Como matriz cotidiana (en la calle): la violencia se presenta constituyendo la matriz del lugar se trata de un lugar del que no se puede escapar, la calle es un lugar ineludible. El imaginario de la inseguridad es un sentimiento, una sensación que tiene a la calle como epicentro.

Las instituciones en la pendiente.

Las figuras de la autoridad familiar

El otro entonces condición y posibilidad de subjetivación. Ese primer otro es la madre que nutre, cuida, brinda afecto, toca, habla. La función materna ofrece además una función identificadora, le proporciona al niño un conjunto de significados que permitirán nombrar los diferentes estados por los que atraviesa. Es la que dice si el niño tiene hambre, frio, esta triste, etc.

Se trata entonces de una violencia primaria fundada en una asimetría que será constitutiva del sujeto mientras no se instale como un modo de relación perdurable que obture las posibilidades de enfrentarse a las propias decisiones.

El padre es representante de la ley, el padre es el encargado de romper la simbiosis entre madre e hijo y el que reparara esa “perdida” con la puesta a disposición de objetos sustitutos (símbolos, ideas, instituciones, ritos).

El corpus de la investigación nos enfrente a la emergencia de nuevos modos de vinculación familiar que nos hablan de algo más que de otros tipos de familia. Una configuración de familia de múltiples modos de relación que rompen la estructura paterno-filial. Los estudios sociológicos describen nuevos tipos de familia – familias ensambladas, monoparentales, ampliadas-

Lo que encontramos, nos enfrenta a la necesidad de repensar la categoría familia a que emergen múltiples modos de vínculos que ponen en juego la eficacia de las figuras portadores de autoridad simbólica.

La caída de un patrón referencial en la estructuración familiar nos invita a pensar que la “familia” es hoy, un lugar sin referencia estable de significación.

Ante el agotamiento del dispositivo familiar, los registros ofrecen tres modalidades de habitar la nueva situación:

Desubjetivación: Una de las condiciones de la desubjetivación en el entorno familiar es la visible indiferenciación de los lugares tradicionales del padre, madre, hijo, con la consecuente disolución de las posiciones de protección y autoridad de los padres hacia los hijos. La alteración de los lugares simbólicos de autoridad delata algo más que un simple cambio histórico en la configuración familiar.

Padre, madre e hijo ya no se perfilan como significantes de una relación intergeneracional basada en el principio de autoridad, sino que parece tratarse de lugares simbólicamente destituidos. Trabajos “compartidos” en condiciones de alta precariedad, chicos que “protegen” a las madres, etc.

Es interesante advertir que estas alteraciones a menudo son acusadas como vacio por parte de los hijos

El territorio de la maternidad y la paternidad se presenta como un sitio sumamente confuso y devastador de significaciones. Desaparecen hoy por defecto de la destitución simbólica de las figuras burguesas de la familia.

Resistencia: La resistencia expresa cierta actitud de defensa. La familia aparece aquí como el lugar de refugio y preservación. La alteración del modelo se registra entonces en el tránsito de una familia que propiciaba la salida al mundo a una familia que preserva de los riesgos del mundo. Tradicionalmente la familia era la encargada de instalar al niño en el mundo mediante una serie de prácticas de sociabilización,

El mundo se ha vuelto inhabitable y la familia procura entonces dilatar la salida de sus hijos. La calle es peligrosa, amenazante, etc. por esto la familia lo preserva los riesgos del mundo.

Invención: La invención pone en relieve la producción de recursos para habilitar la situación. Se trata de producir nuevos posibles. Aun en condiciones de destitución del dispositivo familiar se registra la producción de operaciones de subjetivación.

Ejemplo: la desocupación como marca de identidad, así como el sentimiento de vergüenza. Padres que “no pueden”, hijos que reparan en ello o que se encuentran desamparados. Construcción de una posición de enunciación que grafica la búsqueda de un PODER SER en el borde de un NO PODER. Las operaciones de subjetividad se plantea donde opera la imposibilidad

Si bien estas operaciones de subjetivación ponen de relieve los recursos de los sujetos para habilitar la situación, dan cuenta al mismo tiempo de precariedad cuando se producen a expensas de anclajes simbólicos de índole social.

La escuela entre la destitución y la invención

La hipótesis que señala que los jóvenes que viven en condiciones de expulsión social construyen su subjetividad en situación compromete profundamente a la escuela. En este punto transitaremos nuevamente por las 3 categorías: desubjetivación, resistencia e invención a fin de analizar los diferentes modos de habilitar la caída del dispositivo pedagógico moderno. La destitución simbólica de la escuela hace alusión a quela “ficción” que esta construyo mediante la cual eran interpelados los sujetos dejo de tener poder performativo. (Performidad: perdida de la capacidad de producir efectos prácticos)

La eficacia simbólica de un discurso se mide en su potencia de producción de subjetividad, es decir, es su capacidad de constituir a un sujeto alrededor de un conjunto de normas y valores que son los que rigen la vida social.

La destitución de la escuela es que se percibe una pérdida de credibilidad en sus posibilidades de fundar subjetividad. No se trata de una desaparición absoluta de la subjetividad sino, en todo caso, de la desaparición de algunos tipos de subjetivos (alumnos, docentes, directores, reglas, hábitos, etc. Producidos por la experiencia de nuestra escuela pública.

La destitución no es un derrumbe sino el escenario complejo y extremadamente duro en el que se despliegan operaciones de invención para vivirla.

Desubjetivacion: la desubjetivación hace referencia a una posición de impotencia, a la percepción de no poder hacer nada diferente con lo que se presenta.

La percepción de los docentes ya no los habilita la esperanza del progreso sino la resignación y la pérdida de confianza de civilizarnos, disciplinarlo o emanciparlos.

El problema central de la educación, hoy no es la fabricación de los sujetos. El problema es su impotencia enunciativa, que es igual a decir la desubjetivación de la tarea de enseñar. La impotencia no es de los maestros sino de lo que alguna vez fue instituido.

Resistencia: los chicos de ahora no solo expresan la ausencia de esa matriz básica, no solo una fuerte resistencia a dejarse moldear por esa matriz, también son la expresión de la incomunicación profunda entre la escuela y la familia en condiciones de disolución estatal.

El punto de inflexión es que las condiciones de enunciación del niño y del adolescente “modernos”, esas condiciones que lo hicieron posible como una subjetividad instituida por la familia burguesa o por la escuela estatal, hoy están suspendidos.

Lo que de todos modos permanece implícito en esas declaraciones es que cosas han dejado de operar para que los niños y adolescentes ya “no sean”. Porque si ya no son respetuosos, estudiosos, etc. No es por mala fe, mala voluntad; si los niños y los jóvenes ya no son lo que eran, desde la perspectiva de la subjetividad, esto se debe a que las condiciones institucionales que hicieron posible tales tipos de subjetivos hoy han perdido la eficacia.

La posición docente que llamamos de resistencia da cuenta de un modo de abroquelarse en representaciones que han perdido capacidad de nombrar las alteradas condiciones actuales de enunciación del alumno o del docente.

La resistencia es un obstáculo porque impide que una subjetividad se altere para poder enunciarse en las nuevas condiciones. La posición que resiste insiste en seguir suponiendo un alumno que ya no existe.

La resistencia es una negación a cambiar las preguntas y a dejarnos alterar por los signos de lo nuevo que no suponen necesariamente lo BUENO.

Invención: el enemigo de la educación es la idea de lo definitivo.

La invención supone formas inéditas de operar con lo real que habiliten nuevos modos de habilitar una situación y por ende de constituirnos como sujetos. Ejemplo: en una escuela secundaria el director propuso la creación de un jardín maternal para que pudieran terminar sus estudios aquellas chicas que eran mamas. En este caso la escuela no renuncia a su tarea de enseñar, sino que se multiplica: se abre como un escenario posible.

La educación igualadora es la acción que hace posible la subjetividad, la que pretende la difícil e incontrolable tarea de introducir a un sujeto en otro universo de significación de modo de ayudarlo a construir su diferencia. La educación consiste en examinar una situación de imposibilidad contingente y en trabajar con todos los medios para transformarla.

Esquema para ubicar la intervención en la escuela.

Estado – nación. Mercado Mas allá del estado – nación

y mercado

Temporalidad Futuro lineal Futuro maniaco Por-venir

Autoridad Disciplinamiento. Actualización Transmisión

Horizonte Sujeto homogéneo Sujeto de riesgo Condiciones de subjetividad

3 dimensiones de análisis: temporalidad, autoridad y horizonte, cruzada con 3 coyunturas diferentes de la escuela: estado-nación, mercado, y un mas allá del estado y del mercado.

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