ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Yo pensaba que te conocía completamente y luego me percaté de lo que eras. Tal vez debí verte flotando y convertirte en idea para darme cuenta de que nada era como yo pensaba que era


Enviado por   •  6 de Junio de 2017  •  Apuntes  •  929 Palabras (4 Páginas)  •  233 Visitas

Página 1 de 4

Un día te vi flotando y te convertiste en una idea. Yo pensaba que te conocía completamente y luego me percaté de lo que eras. Tal vez debí verte flotando y convertirte en idea para darme cuenta de que nada era como yo pensaba que era. Si yo hubiese mantenido la cordura lo suficiente hasta que llegara el día de nuestra separación, todo esto no habría sido más que un mero “Hasta luego”, pero se ha convertido en un cierre total y para siempre. Sé que estoy exagerando, porque es muy probable que vuelvas a jugar con mi pelo, pero es que ya no veo la forma de pedir perdón. He estado escuchando esa canción los últimos cinco meses. No quería transformar todo esto en un lamento constante, pero no te voy a negar que haya sufrido. Me dijiste que te diera señales de vida. No me he muerto todavía. Otra vez, todo es verdad, pero te juro que he pensado en dejar de respirar de una vez por todas. Lo intenté un par de veces. Cosas sin sentido y sin importancia, pero que no te voy a negar. Si quieres una explicación a tanta honestidad, te la doy enseguida: no quiero mentir nunca más. Sé que parece una tarea de locos, y es que es tan bonito pensar que nadie mentía hasta que alguien mintió, pensar que se podía vivir de una manera diferente, una transparente, y que todo aquello es el mayor reflejo de nuestra estupidez. Quiero pensar que todo puede cambiar y que todo puede retroceder tanto como avanzar. Y esta vez estoy escribiendo para retroceder y con suerte, después, avanzar.

Para qué voy a explicarte mi actuar en los momentos que devinieron de nuestra separación. Sabes ya lo que pasó. Enloquecí completamente. Creo que dejé de ser yo por un par de semanas interminables. Cuando pudimos conversar razonablemente, todo quedó nuevamente finalizado. No es que no habíamos terminado, es que yo seguía creyendo en la idea en la que te habías convertido ante mis ojos. Tú me dijiste que todo era una ilusión, que yo estaba inventando involuntariamente cosas, que tenía que reaccionar. Cuando me dijiste “reaccionar” todo se quebró dentro de mí ¿No había reaccionado ya? Sí, pero no era yo, te juro que no era yo. Ahora comprendo un poco mejor las cosas y tengo mucho más que decir que “Está bien, te escribiré cuando reaccione”. Me fui ese día a mi casa pensando en reacciones, de todo tipo, químicas, físicas, metafísicas… Nada tenía sentido para mí. Creí que realmente había perdido la cabeza ¿dónde estaba mi cuerpo? ¿Estaba yo en mi cuerpo? No lo sé, tantas preguntas sin responder. No había nada que yo pudiera hacer más que llorar; llorar, putear y dormir. Dormí hasta la tarde del otro día, no me levanté en ningún momento. La tarde me dijo tantas cosas mientras se reproducía en mi ventana. Me dijo que me callara, que observara y que fuera como yo veía al Sol en ese momento, que me largara y desapareciera tras una montaña. Así me dijeron las cosas, así que no había nada que objetar. Me fui por todo un mes a la playa más aislada de la salvaje civilización. Sabes que las playas son mi debilidad. Sabes que estar triste en una playa es imposible para mí. Pero a veces lo imposible es lo menos imposible que hay. Durante ese mes experimenté cosas que jamás creí que me sucederían. Recordé hechos que estaban realmente apartados de mí. Nunca te conté la historia de mi primer viaje astral. Fue en mi infancia, no debo haber superado los siete años, un día de domingo. Recuerdo que era domingo porque los domingos en mi casa nadie se levantaba temprano como siempre se hacía. Eran aproximadamente las ocho de la mañana y yo dormía. Comencé a soñar con un dragón, me parecieron horas y horas de observar hasta el último detalle de un rojo dragón. Era un sueño precioso que había olvidado, pero que en ese momento, en la playa, me llegó fresco como la brisa marina. Cuando estaba yo en aquellos años soñando con este dragón, de súbito sentí como si el suelo y la tierra no existieran, era como no tener ninguna referencia, nada para saber ubicarse. Arriba y abajo eran palabras absurdas en ese estado. Y mientras yo recordaba con éxtasis ese momento en mi vida, me separé de mi cuerpo. Había estado los primeros cuatro días llorando de nada y riendo de todo. Era tan confuso estar ahí, sintiendo infinidad de emociones. Creo que a partir del segundo día dejé de pensar en ti. Pero cuando me separé de mi cuerpo cerca del sexto día, todo me daba vueltas, había sido lanzado de mis carnes y huesos y nervios. Dejé de dar vueltas a cierta altura, desde la que pude ver la ciudad a lo lejos. Había dejado de pensar en ti y al ver ese asqueroso lugar, pensé en ti de inmediato e inmediatamente llegué a tu lado. Estabas trabajando en una pintura. El otro día vi esa pintura en la galería. Cuando la vi terminada resultó ser algo completamente distinto a lo que yo había visto en mi breve viaje. Pero de todas maneras no me fijé mucho en eso, no podía dejar de mirarte. Quería tomarte de la mano y caminar. En un momento, quisiera saber si a propósito o por mera casualidad, miraste justo en mi dirección, me miraste justo a los ojos, si se puede decir eso. Al segundo estaba abriendo los ojos en la playa.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (5 Kb)   pdf (50 Kb)   docx (12 Kb)  
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com