Cuando yo era chiquita solía tener un árbol de naranjas en el gran patio de mi casa

Cuando yo era chiquita solía tener un árbol de naranjas en el gran patio de mi casa .

Cada tarde iba y me trepaba sobre el, estando ahí toda la tarde viendo el atardecer sola, mientras veía a los pájaros volar y aterrizar.

Siempre que me preguntaban “¿si tuvieras un poder cuál escogería?” Yo decía el de volar.

Sería una mujer pájaro, que viaja a todo el mundo y aterriza en cada ciudad que quiere conocer. Yo quería ir a Grecia, por sus bellos mares, su cultura, las personas que la habitan. Ese era un gran sueño para mi.

Y cuando no estaba sola, mi hermana me acompañaba mientras leíamos nuestro cuento favorito.

Este iba así : “ ¿Puede un animal, en este caso un caballo, sentirse solo?

Entre todas las maravillas que este universo tan extenso puede hacer, en especial la creación, hace más mágicas las cosas de lo que son. Hace siglos mientras estrellas brillaban con unos colores tan potentes, iluminaban las calles de las ciudades y daban alegría a las aves para cantar.

Nosotros los humanos nos quedamos admirando cuál de estas brilla más, y antes de que su brillo se apague, cada uno pedimos un deseo para una oportunidad nueva.

Muchos pensamos que las estrellas se apagaban porque morían, pero yo al querer pedir mi deseo, observé a un caballo saltando sobre las estrellas, que cantaba como pájaro y al caer en cada estrella la fundía.

Llegó a la tierra, pero al parecer no era un caballo común. Los de su especie lo rechazaban porque no encajaba y los humanos decidieron criar de él haciéndolo uno de los suyo. Al saber cantar como pájaro, y hablar como humano, era todo casi más fácil para él, pero se sentía solo. Si, amaba a los humanos y jugar a perseguir aves mientras estas

cantaban, pero él quería acercarse a los caballos. Quería unirse con los de su especie, pero era incomprendido, no actuaba como tal, por lo tanto, no era bienvenido.

El caballo decidió alejarse, y regresarse a las estrellas, de donde venía. No quería ser ni humano, ni pájaro, quería ser y estar con los caballos porque no encontraba su lugar. Durante el viaje a las estrellas calló en un profundo sueño del cual jamás despertó.”

Se que no es un cuento normal para niños pero causaba un gran sentimiento en mi. Ya que yo jamás pude entender a los hombres, era como el caballo.

Una tarde, al acabar de cenar con mis padres me subí a mi habitación, estaba muy cansada y quería descansar. Entonces Al caer profunda empecé a soñar y era extraño ya que estaba en un lugar muy frío, había neblina. Frente a mi un portón negro gigante, que decía “jale la puerta para entrar a lo que se aproxima” y yo por curiosa decidí ir a ver de que se trataba

Un laberinto enorme, con olores muy peculiares, que no lograba distinguir pero me eran muy familiares. Cada vez que iba a llegar a la vacío donde descubriría de qué olor oculto se trataba, me despertaba y jamás llegué al fin de este.

Nunca fui una niña normal, siempre fui diferente a las demás. Inclusive, hoy muchas personas creen que estoy loca, que padezco de problemas psicológicos. Incluso mis padres hicieron que los psiquiatras me internaran. Desarrollaron enfermedades no existentes en mí, mis estudios neurológicos marcaban error al no saber distinguir la realidad de la fantasía, consumía medicamentos forzados y después de ingerirlos los vomitaba para no dañar mi sistema ya que no había nada que curar. Me inyectaban tranquilizantes a consecuencia de que quería hablar con alguien para que me escuchara y que realmente supiera que no era cuestión de mi imaginación y me ayudara a salir de ese pequeño infierno.

Yo idealizaba con ser médica, estaba ya por comenzar el tercer semestre de mi carrera, quería desarrollar avances médicos y ser un cambio para el mundo, pero era demasiado hermoso para ser real, cuando ocurrió lo explicable más inexplicable. Todo comenzó en un día común y corriente, saliendo de la facultad de medicina, me desmaye a causa de un dolor fuerte; la arteria que lleva sangre a mis riñones se bloqueó, necesitaba un trasplante de emergencia. En ese momento mi familia preocupada y yo sin ser la primera en la lista de trasplantes, llegó mi hermana, Zaira, ella es 4 años

...