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ADMINISTRACION EN MEXICO

bosal6 de Enero de 2015

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Introducción

Quien quiera escribir sobre un tema aparentemente sin mayores complicaciones teóricas como es la administración, tiene forzosamente que revisar en primer lugar su concepción sobre el Estado. Es evidente que ambos conceptos se encuentran estrechamente relacionados. El problema se complica más aún si a los anteriores conceptos les agregamos otro, como lo es: el gobierno. En el mayor nivel de generalidad y abstracción la administración es, como diría Wilson Woodrow, el gobierno en acción "...es el aspecto más visible del gobierno, del ejecutivo, el operativo"(Wilson. W. 1983.p.393). Con esto vemos que tenemos que agregar un nuevo concepto: la política. Tenemos pues cuatro conceptos estrechamente relacionados y que demandan un esfuerzo teórico para delimitarlos sin ambigüedades, y para encontrar los lazos que los unen. De los cuatro: Estado, gobierno, administración pública y política, a nuestro juicio los tres primeros son instituciones y como tales formadas por colectividades y estas a su vez por individuos con posiciones sociales claramente diferenciadas. En tanto que el último concepto indica una relación de mando por un lado y de subordinación, por el otro, de responsabilidad, de legitimación y legalidad, de dirección y de ejecución. De este modo encontramos que en cualquier institución se dan este tipo de relaciones. Por supuesto que entendemos por institución a un sistema normativo que regula la conducta de los hombres en sociedad.

Hemos pues avanzado rápidamente definiendo el último de los conceptos: la política. Si a esta le agregamos la palabra pública, a lo dicho para el concepto política, es menester decir que es una relación entre gobernantes y gobernados, entre dirigentes y dirigidos, se agrupen o no en organizaciones para mantener o alcanzar el poder público. de este modo en las tres instituciones citadas se da el fenómeno descrito como política.

Revisemos por orden el contenido de cada uno de los aspectos substantivos: Estado, gobierno, administración pública. Una vez que hayamos cubierto estos aspectos teóricos pasaremos a analizar la situación y las perspectivas de la administración pública en México.

El Estado

Es un hecho insoslayable que el hombre contemporáneo sobre todo en las sociedades desarrolladas y en aquellas que quieren llegar a ese estadio, vive inmerso en un mundo donde pareciera que que no hay un contrapeso real en la definición y ejecución de las medidas de carácter político-administrativa, que toma el Estado y que afectan a la sociedad en su conjunto.

Estado y sociedad, esta última con el apellido a nuestro juicio irrelevante de civil, son términos que aparecen diferenciados, como si fueran entidades con objetivos que bien pueden complementarse, o bien entrar en antagonismos. De hecho puede considerarse que todo el Estado esta dentro de una sociedad, y que toda sociedad esta dentro de un Estado, sólo que el Estado representa la esencia y el que hacer de la política pública en la sociedad; y a su vez la sociedad es todo el espacio reservado al que hacer privado de y entre los hombres.

Actualmente parece que debatir sobre la esencia del concepto de Estado, resulta en gran medida ocioso. Mucho se había descrito sobre el tema en el pasado. Todavía en las décadas de los sesenta y setenta de este siglo e incluso a principio de los ochenta, había debates animados, lúcidos e interesantes.1 En el presente, las mesas redondas, conferencias, coloquios, etc., con referencia al Estado se dan no sobre su esencia, sino tratan de cuestiones operativas tales como las reformas que se deben de hacer o que se están haciendo en el plano de la administración para adecuarlos a los cambios que, sobre todo en la economía, se están dando. Nos parece que es necesario volver a replantear los aspectos mas relevantes sobre tal institución, sobre todo tomando en cuenta que los cambios que se presentan merecen atención profunda, habida cuenta de la importancia que reviste para el desarrollo de las sociedades tanto nacionales como mundial.

En el caso de México a fines del 88, y principios del año siguiente, con el cambio de poderes en el ejecutivo, se impulso sobre todo en las esferas oficiales, la discusión sobre el papel protagónico de la sociedad civil. Se dijo que el Estado en realidad responde a sus señalamientos. Después de ese tiempo sólo esporádicamente se vuelve a replantear tales cuestiones. En realidad en nuestro país, e incluso puede observarse algo similar a nivel mundial, no es extraña la formación de reducidos grupos que inconformes con el descuido o inatención a problemas específicos por parte del Estado, exigen en forma organizada la ejecución de medidas que satisfagan sus demandas. Estos grupos no cabe duda gozan de libertad política, pero de acuerdo con Raymond Aron, esta es de un tipo "...de libertades formales que garantiza al ciudadano una participación en los asuntos públicos, que le da la impresión de que por medio de sus elegidos y eventualmente también de sus opiniones, ejerce una influencia sobre el destino de la colectividad"(Aron. R. 1991. p. 144) Pensemos en los ecologístas, los homosexuales, etc.,. Se trata de grupos muy reducidos y sin gran presencia en la mayoría de la población, que gozan de libertad política justamente porque no plantean transformaciones que engloben a la sociedad y el modo en que se producen y distribuyen la riqueza; esto solo lo hacen los partidos políticos, pero hoy en día son raros aquellos que piden cambios estructurales. El Estado deja hacer a estos grupos y partidos, para dar una muestra de que garantiza la libertad política, porque no ponen en entredicho ni buscan la transformación de las relaciones sociales de producción.

En el mundo de los países capitalistas desarrollados y de desarrollo similar al de México, la gran masa, los grandes sectores de la población son ajenos a una participación política, permanente y sistemática. Permea en la sociedad un dejar hacer un dejar pasar. Hay un profundo desinterés por las cuestiones públicas de efectos generales y aparentemente abstractos. Pareciera que el hombre contemporáneo no vincula su situación personal, con la situación general; sólo lo hace en cortos períodos de efervescencia política. Esta despolitización casi permanente, es el resultado de la combinación de los factores políticos, económicos, sociales e ideológicos, por señalar los mas relevantes. Cada uno de ellos tiene un peso específico, que varía en el tiempo y en el espacio. Actualmente se tiene la impresión que son los factores políticos los determinan el desarrollo de la sociedades; de acuerdo al régimen político que se escoja, se estará definiendo, incluso, el nivel de vida que gozan o gozarán los habitantes de una nación. Así es que entonces aparencialmente,, será el Estado el que jugará y juega el papel de organizador de los esfuerzos logrados o fallidos en la realización de las metas globales de la sociedad. Esto no es así. Hoy, mas que nunca nos parece que son los factores económicos lo que tienen el mayor peso específico en las transformaciones que se observan a nivel mundial, es evidente que los aspectos sociales, ideológico, culturales, le imprimen las particularidades que el proceso de desarrollo adquieren en cada una de las sociedades concretas.

Sin embargo será el Estado el que aparecerá como la institución reguladora de los procesos de transformación señalados. Por ello hay que entender cual es su esencia y el verdadero papel que juega. En el Estado intervienen una enorme cantidad de actores e instituciones; gobierno, partidos políticos, organizaciones civiles, ejército, prensa, sindicato, etc. La importancia de cada uno de ellos varía y esta sujeto a los cambios que se dan en la economía, educación, ideología, etc...

El Estado es la institución donde la política pública se define y se lleva acabo; es también una relación entre gobernantes y gobernados. ¿Pero esta relación es de servicio de los primeros para con los segundos?; ¿Que entraña esa relación?. No basta entonces definir al Estado solo como una relación. Por ello es necesario revisar la concepción que de él tienen distintos estudiosos de la política en el pasado y en la etapa presente.

A lo largo de la historia de los hombres han formado dos grandes corrientes de pensamiento en torno a la definición del Estado, por un lado un grupo de pensadores, matices mas matices menos, han venido sosteniendo que el Estado es el representante de la sociedad en su conjunto 2, le reconocen desarrollo histórico. El cual se transforma a medida que la sociedad evoluciona. Este desarrollo se explica en forma simplista y fue por cierto la mas utilizada hasta hace poco por los gobernantes mexicanos, en ella el Estado solo tiene dos etapas, por cierto nunca precisan cuando empezaron y en donde se dieron; a la primera le denominan Estado gendarme o policía, cuya función es la de vigilar que no se rompa la estabilidad política. La segunda etapa, y que es por la que acaba de pasar, es la de Estado Benefactor o de servicio (De la Madrid. M. 1981 p. 10). En ella el Estado sirve a toda la sociedad y busca que todos sus integrantes alcancen niveles de bienestar óptimos. Este Estado no define intereses particulares, es neutral, toda su función es encabezar a la sociedad y llevarla a niveles de desarrollo que beneficien a todos. Dentro de esta corriente situamos a Max Weber, que sin embargo reconoce algo que con frecuencia olvidan los demás y es que, el Estado es el único que tiene el derecho legítimo a usar la violencia. 3 Sin embargo dicho autor no va mas allá y no sabemos porque el Estado tiene que usar la violencia, si es el representante de la sociedad, ni contra quien lo hace y porque tiene que reprimir.

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