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ATRÉVASE A LA DIFERENCIA

Angel21 de Septiembre de 2014

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íNDICE:

PRÓLOGO

¿CUÁL ES EL SECRETO DE LOS HOMBRES PRÓSPEROS?

¿DEBERÍA OLVIDARME DE MIS AMBICIONES?

¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE ELLOS Y YO?

UN EMBOTELLAMIENTO ME ABRE LAS PUERTAS DEL LOGRO.

¡ES PRECISO SABER PEDIR!

¿CÓMO HA HECHO PARA LOGRAR PROSPERIDAD?

UNA DE LAS CLAVES DE LA PROSPERIDAD: RODEARSE DE PERSONAS QUE TIENEN PROSPERIDAD.

UNA HORA QUE CAMBIA TODA MI VIDA.

YO TENÍA MUCHAS OBJECIONES EN MENTE.

NO HAY LOGROS SIN FALLAS

¿DICE USTED: NO, A LA VIDA, NO?

LA PRIMERA REGLA DE ORO: 1. A CADA OBSTÁCULO, EN CADA FRACASO, EN CADA INFORTUNIO O FALLA POR LA QUE ESTÉ

AFLIGIDO SE ENCUENTRA EN GERMEN UN BENEFICIO SUPERIOR

UN PASO MÁS Y EL LOGRO ESTÁ A SU PUERTA

2. SEGUNDA REGLA DE ORO: ¡USTED VALE MUCHO MÁS DE LO QUE USTED PIENSA!

SU JUVENTUD ES UNA CARTA DE TRIUNFO

3. TERCERA REGLA DE ORO: DÉ EL PRIMER PASO HACIA SU REALIZACIÓN.

"TODO LO QUE ESTÁ ARRIBA ES COMO LO QUE ESTÁ ABAJO"

CADA UNO DE SUS PENSAMIENTOS ES UN ACTO

SEIS REGLAS DE ORO PARA REALIZAR SUS SUEÑOS

1. Sea lo más preciso posible

2. Agregue el mayor número de detalles posibles

3. Figúrese ya en posesión de lo que desea obtener

4. Deje de racionalizar al establecer su objetivo.

5. Recuérdese todas las noches antes de dormirse, su objetivo, al menos tajantemente, 20 veces

6. Ahuyente el miedo, que es su peor enemigo: es el resultado de una pésima comprensión de la vida, y de la ausencia de autoestima

EL MUNDO SEGÚN SHIRLEY MCLAINE...

4. CUARTA REGLA DE ORO: LIBÉRESE DEL MIEDO

5. QUINTA REGLA DE ORO: ¡DÉ EL PRIMER PASO!

LA ETERNA LEY DE LA COMPENSACIÓN

6. SEXTA REGLA DE ORO: ¡QUIÉN MÁS DA MÁS RECIBE!

EL ÚLTIMO SECRETO

7. SÉPTIMA REGLA DE ORO

DE DIA EN DIA DESDE TODO PUNTO DE VISTA SOY CADA VEZ MÁS CAPÁZ, CONFIADO, FELIZ Y EN BUENA SALUD.

PARA DESARROLLAR SU CONFIANZA EN USTED

LA MAYOR POTENCIA

8. OCTAVA REGLA DE ORO: AYUDAR A LOS DEMÁS

EPILOGO

PRÓLOGO

El autor, un hombre adulto joven, presenta el cómo y el qué de los medios que utilizó para lograr lo que considera su éxito en la vida: la realización de su deseo. El camino por el cual halló su modo de hacer, no fue, no sin reflexión ni sin trabajo sobre sí mismo, además del loable esfuerzo, para hacerse a un oficio, al suyo, al que correspondía con su deseo.

Enseña, el autor, cómo, cada sujeto en particular, es quien decide, en un momento determinado, su acción y su vida, no sin el don que la vida le provee a quienes estén en su camino hacia el logro. Tal es que, al relatarles este texto a unos amigos, cada uno recordó no sólo el momento en que eligió, su rumbo, su camino y a quienes pusieron el punto clave de su encuentro, sino que comentó la frase, muy singular, el lema, por decir así, de su vida.

El uso de un lema particular, lo he encontrado también, en la literatura, en un personaje, que he dado en llamar, el desesperanzado, pues, es el título de una obra de Álvaro Mutis, escritor nacido en Bogotá, Colombia, la que, al seguirle la pista de las referencias que el autor allí nos regala, y leer esas otras obras, me ha ayudado, no sin mi oficio, obviamente, a identificar, el perfil del desesperanzado, ya no solo en las obras por el autor, citadas, sino en otras obras. Lo que me da a pensar, que el ser humano, sabe el camino, y que lo ha estado diseñando, cercando, por diversos medios: Arte, ciencia, religiones. Está en cada uno hallarlo.

Hay un sujeto humano que logra a más temprana edad que otros, el encuentro con su deseo. El saber qué es lo que se desea es el paso más importante de la vida pues, es una elección y es una decisión, digámoslo, inconsciente, pero de la que el sujeto en cuestión, tiene conciencia.

Dado ese paso, el sujeto humano, o mejor, la decisión así anudada, determina cada uno de los caminos que en tal sentido, del deseo a realizar, han de recorrerse.

El autor Mark Fischer, presenta en su obra, de una manera espontánea, y humana, que llevará al lector, a reflexionar, los caminos propios, tomados con miras hacia la realización de sus más caros deseos. Enfatizo con especial importancia, el momento en que Mark Fischer, comenta, haberse dado cuenta, qué puede y qué debe pedir. Y no pedir cualquier cosa para llenar el estómago, o un fortuito anhelo, sino, algo supremamente más importante, una llave, una clave, para la realización del deseo. La importancia de este momento, radica en el darse cuenta que nuestro camino está en nuestras manos y que, no obstante, algo no nos marcha, algo no sabemos, algo no podemos, pero que los otros existen, que los otros son como nosotros, que los otros han pasado o, pasan, por dificultades semejantes a las nuestras, y que, entonces, al buscar a quienes, según nuestro entender, han podido darle una solución a ese impasse humano, de seguro, si acertamos en la búsqueda, recibiremos de tales personas, un don. Don mismo que, Mark Fischer nos regala, a quienes logremos leerlo. Diciendo, con este último acto, el de hacer su don, que también nosotros, hemos de devolver ese don, a la vida.

La mayor ganancia, del encontrarse con el deseo, y su realización, es la vida misma. Este es el momento en que nos ganamos la vida, pues deseamos vivirla, a nuestro modo, con nuestra singular manera de entenderla y por lo tanto de inventarla. Ganarse la vida, es entonces, el deseo de vivirla, por haberla inventado, y en tanto que tal, transmitirla.

¿CUÁL ES EL SECRETO DE LOS HOMBRES PRÓSPEROS?

Cuando estaba joven (bueno, aun lo soy, pues sólo tengo 42 años y a decir verdad me siento mucho más joven que cuando tenía veinte años o menos pues, entonces no poseía aún el misterioso secreto del éxito), cuando era joven entonces, frecuentemente iba al aeropuerto...

En verdad, iba allí, algunas diez veces por semana... No era para tomar un avión hacia lugares nuevos, cada vez... Era simplemente para acompañar a las personas: ¡Yo conducía un taxi !

EA, sí, para pagar el costo de mis estudios (mi familia no tenía mucha fortuna), yo ocupaba casi todo mi tiempo libre en conducir personas al aeropuerto...

Algunas personas viajaban por negocios hacia las grandes capitales del mundo, otras tomaban vacaciones... Frecuentemente yo volvía a llevar los mismos clientes días (o semanas) más tarde...

Más bronceados, o más ricos...

No sé quien dijo que el dinero no era la felicidad. (Debo decir sin embargo que al respecto tengo mi idea: En mi humilde opinión -y no estas obligado de compartirla- se trata de alguien que nunca “ganó un real” pero que hubiera querido hacerlo, o de alguien -y lo pienso más de este lado- que era muy rico, pero por egoísta no quería soltar madeja).

Sea como sea, no me faltó mucho tiempo –al menos centenas de pasajeros- para darme cuenta de qué lado pendía mi corazón. Se dice que en la vida es preciso saber lo que uno quiere. Y bien lo que yo quería era simple: dejar un día (no solamente un día, sino el resto de mi vida) de conducir personas al aeropuerto y ser aquel que se hacía conducir a...

¿Simple, no es así?. Estoy seguro que ustedes concordarán... ¿Nada menos?. ¿Cómo hacerlo?

¿Acaso, mi modesto origen (mi ausencia de contactos y de dinero) me prohibía lograr un día realizar mi sueño que era: hacer lo que me gustaba y, que se me pagara por hacerlo, de preferencia, más bien, que mal?

Mi sueño, les doy miles, era trabajar en una gran agencia de publici dad en la Avenida Madison de Nueva York donde se encuentran la mayor parte de las grandes agencias de Estados Unidos, y, del mundo entero...

Sentía que tenía en mi el talento necesario para hacerlo... Y por lo tanto, conducía siempre mi “Yellow Cab” (en caso de ignorarlo, es el nombre que se le da a los taxis amarillos en Nueva York: a todos los taxis pues todos ellos son amarillos...)

Los turistas encuentran éstos taxis, además, como muy poéticos: ¿Por qué? No son ellos quienes los conducen en las ardientes calles de Nueva York...

Dado que, había terminado mis estudios, hacía muchos meses ya y no lograba encontrar el “súper” empleo con el que yo soñaba... a donde iba, se me daba siempre la misma respuesta, casi sin variantes: “No tienes experiencia. Sólo contratamos a aquellos que tienen experiencia...”

Como en un círculo vicioso, difícil de imaginar mejor, convendrán ustedes. Por otra parte no tienen, sin duda, que cavar mucho en su memoria para rechazar aflicciones semejantes...

Conducir un taxi (no importa cual, como se dan cuenta, pero un célebre “Yello w Cab”) no es quizá muy lucrativo. Sin embargo esto lleva a reflexionar. Cuando se es joven, ambicioso, y las circunstancias contrarían tus ambiciones, uno se pone, tarde que temprano, a reflexionar...

¿DEBERÍA OLVIDARME DE MIS AMBICIONES?

De otra parte, pues estamos en tono de confidencia, por lo que prosigo... Mi “apartamento” (yo decía así, a falta de otro término, para describir el lugar infectado y exiguo que habitaba) era tan deprimente que yo prefería pasar el mayor tiempo posible en mi “Yellow

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