Bendito Impuesto

¡Bendito impuesto!

Por favor, ministro, no se le ocurra quitar el 4 por mil. Basta que los bancos pidan su supresión para que uno intuya que no debe ser tan malo. Y más cuando exponen sus razones ante el Gobierno: juran sin ruborizarse que ese impuesto es el que impide a millones de colombianos acceder a los servicios bancarios. Difícil encontrar una falacia tan descarada.

Lo que aleja a los colombianos de los bancos, señores banqueros, es su codicia desmedida, su desdén por el ciudadano de a pie, sus exageradas condiciones para abrir una cuenta, su desvergüenza al presumir de unos beneficios escandalosos. Porque lo ganan a costillas de sus clientes, a los que hacen crujir con unas comisiones abusivas y unos intereses descomunales.

No hace falta ser economista ni Ph. D. en matemáticas para sumar dos más dos y saber que si el Banco de la República pone los intereses al 3 por ciento, no existe justificación alguna para que luego ustedes presten la plata a sus clientes seis, siete y hasta más puntos por encima. Ese margen no lo gana ninguna entidad bancaria en el exterior, que trabajan con uno o dos puntos de diferencial, y por eso los bancos europeos que operan en este país están felices haciendo caja.

Y si fuesen tan justos y tan favorables los márgenes con los que los bancos funcionan en Colombia, me cuentan, por favor, ¿por qué el banquero mayor de esta nación, el señor Sarmiento Angulo, dejó que una de sus empresas accediera a un crédito blando de los que regala el Agro Ingreso Seguro en lugar de solicitarlo en alguna de sus entidades?

A causa de la última crisis económica mundial, que crearon los banqueros y estamos rescatando los contribuyentes, los bancos decidieron no prestar a las empresas o hacerlo en forma muy restrictiva, y para compensar lo que pierden con lo que es la esencia de su negocio, se dedicaron a clavarnos comisiones hasta por respirar. Y aún tienen el descaro de sacar pecho y cantar que en el primer semestre del año Bancolombia, por ejemplo, ganó 600.000 millones, y el Banco de Bogotá, 388.000 millones. Pues me alegro por Sarmiento Angulo y sus colegas, que podrán cambiar de casa, isla y carro, pero comprendan que si ya fastidia que presuman de beneficios astronómicos los bancos que son propiedad de millones de accionistas, el que lo hagan los que pertenecen a muy pocas personas resulta obsceno.

Tan obsceno como conocer los salarios y las gabelas de algunos banqueros. Para quienes tengan su cuenta en el BBVA, que sepan que a su presidente supremo, Francisco González, le asignaron una pensión de 109 millones de dólares y al número dos del Santander, Alfredo Sáenz, otra idéntica.

Los colombianos, estimados banqueros, tampoco tienen cuenta porque para abrir una hay que presentar poco menos que el ADN, el árbol genealógico desde la conquista y una mano de documentos que no pueden reunir los 22 millones

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