COMPORTAMIENTO MANUFACTURERO EN COLOMBIA
yaiveryermain18 de Enero de 2012
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COMPORTAMIENTO MANUFACTURERO EN COLOMBIA
En los últimos 25 años, se cambió el modelo de desarrollo en Colombia y, con él, los énfasis y las características de la estructura económica. La agricultura y la industria manufacturera le cedieron participación al sector de los servicios, en especial a las actividades financieras de corte especulativo, relegando con ello no sólo la generación de valor, sino la creación de empleo de alta calidad. Particularmente, en lo concerniente a la industria manufacturera, no sólo han existido pérdidas de empleos, sino que hoy la característica predominante es la subcontratación o los contratos de servicios. Y, en materia de composición, la nota predominante es que hoy, después de tantos esfuerzos aperturistas, la producción se sigue basando en los mismos bienes. Acá no se han producido los cambios esperados por la reconversión, ni tampoco se ha avanzado en la producción autónoma de bienes de capital.
El proceso de industrialización, en Colombia, ha tenido una pobre evolución en cuanto sus componentes estructurales. Hoy se cuenta con una industria que aporta menos al PIB, basada en los mismos bienes de consumo masivo que, tres décadas antes, cuando se iniciaron los procesos de cambio, de reestructuración y de internacionalización, que la debían conducir hacia estadios superiores de crecimiento y desarrollo.
La escasa evolución y la debilidad estructural, en tanto dependencia de bienes intermedios y de capital importados, esto ha conducido a un fortalecimiento empobrecedor del sector de los servicios, ya que este se ha robustecido, gracias al crecimiento de sectores como el financiero, el del comercio, o el de la seguridad social del mercado. Por otro lado, este proceso, como característica además similar en el Continente para esta etapa de la internacionalización, ha conducido a la apropiación de empresas colombianas, por parte de inversionistas extranjeros, copando el mercado interno para el abastecimiento de bienes de consumo masivo, conduciendo, incluso, a situaciones de monopolio o a lo sumo de oligopolio, es decir, a una alta concentración.
La industria colombiana ha dependido de los mercados internacionales. De alguna manera, ha requerido de los sectores de bienes intermedios y de capital del exterior, o si se prefiere, de las grandes potencias. La “ayuda” no ha sido gratuita y ha representado un alto costo social, económico y político, materializado en el atraso productivo, en la pobreza, en la desigualdad y en una muy débil democracia. A todo esto se suma la cada vez menos importancia de la política industrial, que le ha cedido el terreno a políticas comerciales o de competitividad, pero en especial a políticas de corte macroeconómico general, tal y como se estila en las directrices que el país y la región han debido asumir, dictadas por los organismos multilaterales, en los últimos años.
Se puede inferir, entonces, que los ojos de los inversionistas se han tornado hacia el sector terciario, que se ha visto favorecido con altas tasas de crecimiento. Esto sugiere revisar con detenimiento los limitantes de la política industrial, los que hacen que se produzca este fenómeno de la tercerización, que si bien es un sector con gran impulso dentro de la estructura económica de un país, no esta generando el valor agregado que lograría la industria por si sola, ni tampoco los eslabonamientos productivos necesarios para generar valor y empleo.
Es decir, se precisa transferencia de tecnología, conocimiento, mejor redistribución del ingreso y, por ende, contrarrestar la creciente informalidad en la economía colombiana.
La tasa de apertura exportadora de los sectores manufactureros ha tenido un crecimiento importante desde 1986 y durante varios años de la apertura económica. Obsérvese cómo entre el período 1984-1989 y el período de apertura económica todas las categorías por tipo de bien, con excepción de la de bienes intermedios, duplicaron su tasa de apertura exportadora. Por supuesto, al distinguir entre los subsectores que componen las categorías se observan diferencias importantes. Dentro de los bienes de consumo durable se destaca el incremento en la tasa de apertura de sectores como equipo profesional y científico, cuero y confecciones; entre los bienes de consumo no durable el sector tabaco presentó un alto crecimiento en su coeficiente de exportación; en el caso de los bienes intermedios se destacan los sectores textiles, sustancias químicas industriales, derivados del petróleo y del carbón, cerámica y metales básicos de hierro y acero.
Para empezar, vale la pena mencionar que las exportaciones tradicionales, representadas por cinco productos, -café sin tostar ni descafeinar, esmeraldas, ferroníquel-, oro en bruto y fueloil participan generalmente con cerca del 40% del valor total de las exportaciones industriales.
Al descontar estas exportaciones, la concentración sigue siendo bastante elevada. Es así como los cien principales productos de exportación pesan en el total de exportaciones no tradicionales algo más del 60%, valor que en sí mismo es ilustrativo de la escasa diversificación. Sin embargo, es importante anotar que en el período de apertura se ha alcanzado un mayor grado de diversificación de la base exportable manufacturera, toda vez que para el período anterior los cien principales productos de exportación alcanzaron una participación cercana al 70%.
A nivel de productos, los que individualmente observaron una mayor participación dentro de las exportaciones no tradicionales en 1996 fueron en su orden: azúcar de caña en bruto (3.5%), extractos y esencias de café(3.3%), demás azúcares en bruto (2.2%), pantalones de algodón para hombre (2.2%), demás libros e impresos similares (1.9%), policloruro de vinilo (18%), demás medicamentos para uso humano (1.6%), demás fungicidas (1.8%), cemento portland (1.2%) y camarones de pesca congelados (1.2%). Así, el 22.5% del valor exportado sin tradicionales- se concentró únicamente en diez productos de exportación. Con variaciones marginales entre un año y otro, estos productos han sido durante todo el período de apertura los de mayor valor exportado.
Dentro de los sectores que tradicionalmente han tenido mayor peso en las exportaciones, a la vez que un mayor nivel de diversificación, se destacan. Pescado y crustáceos, fabricación de prendas de vestir y fabricación de resinas sintéticas. En el primer caso, aunque el sector ha incrementado el número de productos de exportación (siete en 1996), su participación dentro del total de exportaciones ha descendido (4.8% en 1996 frente a 6.7% en 1994). Se destaca la exportación de productos como camarones y langostinos congelados, atún y filetes de pescado. La fabricación de prendas de vestir ha descendido continuamente en los últimos años, tanto en su participación como en el número de productos de exportación. Para 1996, dentro de los cien principales productos, siete pertenecían a este sector, siendo los más representativos pantalones de algodón para hombre y mujer y sostenes. Por su parte, el sector fabricador de resinas sintéticas ha descendido en su participación (5.9% en 1996), pero conserva igual variedad de productos (ocho en 1996), siendo los principales policloruro de vinilo, el poliestireno y el polipropileno.
Dentro de los cien primeros productos, los pertenecientes al sector textil, incluyendo tanto tejidos de punto como manufacturas de algodón -de larga tradición exportadora- participaron en 1996 con el 4.1 % del valor exportado. Es un sector que aún conserva una variada gama de productos de exportación, pero en términos generales ha perdido diversificación. En 1996 los principales productos del sector fueron bragas de punto y ropa de tocador y de cocina en toalla.
Los sectores cuero y calzado han reducido notablemente su grado de diversificación. Ya para 1996 dentro de los cien productos principales de exportación el sector cuero contaba sólo con tres, y el de calzado con dos. Su participación en el total exportado ha descendido igualmente. Por su parte, el sector de imprentas y editoriales, tradicionalmente importante dentro del conjunto de exportaciones manufactureras, ha perdido en los últimos años importancia relativa en términos de participación, pero conserva igual número de productos. El principal rubro de exportación es el de libros.
Tres sectores merecen destacada mención, tanto por el incremento de su participación en las exportaciones no tradicionales como por su continuo proceso de diversificación exportadora. Los tres subsectores hacen parte del sector químico: abonos y plaguicidas, sustancias químicas industriales básicas y resinas sintéticas, y materiales plásticos El primero de ellos participó en 1996 con el 4.4% del valor de las exportaciones tradicionales -con siete productos-, ganando dos puntos porcentuales frente a 1994. Sus principales productos de exportación en 1992 fueron fungicidas y herbicidas. El sector de sustancias químicas industriales básicas pasó de participar el 0.9% en 1995 al 2.5% en 1996, año en el cual cinco de sus productos estuvieron dentro de los cien principales de exportación: compuestos de oro, hexanolactama, ácido cítrico, carbono y amoniaco anhídrido. Finalmente, los productos del sector de resinas sintéticas (ocho en 1996), aportaron 5.9% del valor total de las exportaciones no tradicionales, destacándose las de poli cloruro de vinilo, poliestireno y polipropileno.
LA INDUSTRIA MANUFACTURERA COLOMBIANA
Al igual que para toda América latina, el desarrollo del sector industrial de nuestra economía se logro, desde sus inicios hasta 1989, gracias al modelo (impulsado por la CEPAL)
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