Caso Amstrong

La agencia Norteamericana de antidopaje (USADA) hizo público a mediados de la semana pasada el documento en el que se fundamenta la acusación contra el ciclista estadounidense Lance Armstrong, acusándolo de haber sido dopante a de manera sistemática desde 1998 hasta 2005, época durante la cual el ciclista logró siete Tours de Francia de manera consecutiva convirtiéndose en un registro histórico.

El texto, consta de mil hojas que ya ha sido enviado a la Unión Ciclista Internacional (UCI) con el objetivo de retirar a Armstrong de sus méritos y reclamando que se le sancione de por vida, una vez demostrado que forjó sus victorias gracias a lo que ha sido bautizado como el "programa de dopaje más sofisticado de la historia".

Así pues, observamos como Lance Armstrong ha sufrido nuevamente un ataque severo contra su imagen y reputación. Su marca, sin embargo, siempre ha sido una permanente atracción comercial para las multinacionales con interés en el deporte, posicionada como "guerrera" hacia las grandes dificultades. No sólo los entendidos del ciclismo, sino los publicistas y los empresarios, coincidían en la imagen de Lance Armstrong de súper hombre que tras él no le era necesaria nuevas campañas para superar las crisis de imagen y reputación a la que estaba sometido, pues su ejemplo de superación y de atleta íntegro se convirtió en un sinónimo de garantía vendiéndose como prueba más de 84 millones de pulseras amarillas distribuidas por la organización de ayuda a enfermos de cáncer de la fundación Livestrong que él mismo encabezaba y que hasta ahora a pesar de las infinitas acusaciones veía como el apoyo y las aportaciones habían incluso aumentado. Sin embargo, con la publicación del citado informa Miércoles finalmente dejó de presidir.

Remitiéndose a la caza de brujas a la que siempre había dicho ser perseguido y como si de un cáncer se tratara, parecía que ningún desprestigio podía afectar la marca e imagen del tejano. Finalmente, también el miércoles Nike optó por rescindir el contrato, los críticos ya le han sacado de la pulsera la "v" haciendo que se leyera el que acusan a Armstrong de hacer durante más de una década: "lie strong "(mentir fuertemente). Amstrong y su marca (productos y fundación) aún habiendo hecho un inmenso bien ya no es tan seguro que puedan aguantar estos últimos golpes (crisis de financiación).

Otra consecuencia pero, también de rebote, es también el afecto sobre la imagen del ciclismo y de toda federación y competición que sostiene este deporte, el cual retorna a estar bajo el punto de vista repercutiendo en todo un deporte que hace que nuevamente los encargados de maquillar la reputación de las competiciones tengan más que trabajo por delante. Sin duda, son otras consecuencias derivadas de la devaluación de un icono como era

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