ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Comercio Justo

litomon99204 de Septiembre de 2014

686 Palabras (3 Páginas)364 Visitas

Página 1 de 3

Parece que la práctica del comercio justo es un gran apoyo al desarrollo sostenible de los países productores y más concretamente a la calidad de vida y las condiciones de trabajo de los pequeños productores, tradicionalmente aplastados por las grandes compañías.

Al menos, eso es lo que nos venden Fairtrade o Max Havelaar, como sus mayores expositores.

Pero, ¿Qué significan estos sellos? Y más importante aún ¿Qué es realmente el comercio justo?

El comercio justo como tal es una alternativa de comercio, principalmente conocida por la eliminación de intermediarios que no aportan valor añadido al producto y que defiende principios tales como la igualdad, el rechazo a la explotación infantil, el cuidado del medio ambiente, la calidad del producto etc.

Los productos elaborados bajo estas condiciones los podemos encontrar en distintos establecimientos, siendo su presencia cada vez mayor, ya que efectivamente se trata de un negocio en alza como nos muestra el documental “Comercio justo a cualquier precio”.

En dicho documental nos cuentan como en Francia algunos grupos de supermercados tienen secciones enteras dedicadas a estos productos, alcanzando cifras de negocio en crecimiento del 40%. En estas secciones encontramos productos de todo tipo, provistos de cada vez más etiquetas (producto solidario, agricultura biológica, Max Havelaar…) que nos informan de su origen y país de procedencia, entre otras cosas.

Precisamente una de estas etiquetas Max Havelaar tiene una especial relevancia como sinónimo de representante del comercio justo. Max Havelaar no es ninguna persona, si no el protagonista de una novela con los principios que protege el comercio justo, y cuya labor no es más que la de organizar. Ni comprar ni vender.

Tal y como se nos explica en el ya mencionado documental, Max Havelaar se dedica a certificar bajo el sello de comercio justo cooperativas de pequeños agricultores mayoritariamente de los países del sur o en desarrollo, previo pago. Éste es uno de los puntos en el que el espectador se cuestiona la fina línea que separa el negocio de la filantropía en todo el proceso del comercio justo.

Al igual que toda entidad certificadora, sirve para dar una mejor imagen al producto, que normalmente tienen un precio mayor a sus homólogos y el supermercado se lleva un porcentaje menor sobre el precio del producto, el margen sigue siendo el mismo. Es más, teniendo en cuenta la imagen filantrópica de la marca, ya hemos visto que se trata de un negocio en alza.

Además, éstos productos poseen ciertas concesiones frente a sus homólogos tales como presencia en stands gratuitas, devolución de excedentes gratuitos… lo cual nos hace pensar en la desventaja competitiva para el resto de los productos, además de dejarnos una evidencia obvia: el supermercado no aceptaría tales concesiones si no fuera una oportunidad de negocio redonda, tanto para el vendedor, como para la entidad certificadora, a la cual se unen cada vez más cooperativas.

Mirando al pequeño productor, que bajo la mirada filantrópica era el original beneficiario de todo este tinglado, vemos que realmente nada cambia. El agricultor a pie de campo ni siquiera sabe lo que es el comercio justo. La diferencia visible sobre el comercio tradicional reside en que efectivamente gran parte del dinero sí se queda en el país productor, pero en marcas comercializadoras autóctonas.

En el caso del cacao bajo denominación de comercio justo de la comercializadora ecuatoriana Fedecade y su contrato con la empresa suiza Pronatec, ni siquiera pudieron respetar el precio y los plazos, ya que habían mandado su producto (escaso por las condiciones climatológicas) a Carrefour, con la respectiva perdida de Pronatec en sus relaciones con sus clientes. Al final, la “mafia”

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com