ECONOMIA EMPRESARIAL
ahitana524 de Enero de 2014
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La economía de la empresa
Introducción
La empresa es una institución central en el funcionamiento de cualquier sistema económico donde las personas satisfacen sus necesidades a través de la división del trabajo, la colaboración en la producción y el intercambio de bienes y servicios. Como parte del sistema a la empresa le corresponde la función de producir bienes o servicios para su venta en el mercado, una función necesaria para que cada persona pueda hacer compatible la especialización en el trabajo y la satisfacción de sus múltiples necesidades. La empresa se manifiesta en forma de una personalidad jurídica propia y una razón social. La heterogeneidad de empresas en cuanto a dimensión, variedad de bienes o servicios que se venden al mercado, actividades y recursos que se controlan internamente, organización y funcionamiento interno, despierta el interés intelectual de las ciencias sociales en general y de la economía en particular. Por qué existen las empresas, cuál es su naturaleza, cómo se estructuran y funcionan internamente, qué factores influyen en los cambios de naturaleza que se observan en el tiempo, son preguntas que forman parte del inventario de la investigación económica sobre la empresa (1).
Las empresas surgen de las decisiones de personas, empresarios, que además dirigen la asignación de recursos dentro de los límites de su competencia. En empresas complejas la dirección de recursos, conocida genéricamente como management, debe compartirse entre múltiples especialistas, dando lugar a un ámbito profesional de gran importancia cuantitativa y cualitativa en las sociedades desarrolladas. Paralelamente al estudio y al conocimiento positivo sobre la realidad de la empresa, que ha protagonizado la economía y otras ciencias sociales, se ha desarrollado también un conocimiento normativo sobre la toma de decisiones y la forma de dirigir la empresa que se enseña como parte de la formación profesional de empresarios y directivos. De la importancia de estas enseñanzas da fe el auge de centros especializados en la formación de directivos profesionales en todo el mundo. Existen, por tanto, dos grandes bases de conocimiento sobre la empresa, con una dinámica de generación y renovación de contenidos que es, a la vez, propia y mutuamente interdependiente: de un lado, la que se vincula al porqué de los fenómenos estudiados —análisis positivo— que centra el interés de las ciencias sociales. Su fin último es aprender acerca de las consecuencias de una realidad empresarial u otra sobre el bienestar social. Del otro, la base de conocimiento que gira sobre el cómo actuar ante determinados problemas —análisis normativo— del que se ocupan las disciplinas del management profesional. El fin del conocimiento creado es ahora contribuir al bienestar particular de quien toma las decisiones en la empresa, en concreto aumentar el beneficio privado.
Resumir el estado de la cuestión sobre el conocimiento positivo y normativo alrededor de la empresa y su gestión es una tarea inalcanzable en un espacio limitado, no sólo por la pluralidad en las preguntas que se plantean sino también por la diversidad de disciplinas académicas que se interesan por ellas. Nos limitaremos, por tanto, a destacar la parte del conocimiento positivo que es atribuible en mayor medida a la investigación económica sobre la teoría de la empresa. De este modo la exposición posterior se organiza como sigue: el primer apartado delimita los antecedentes sobre el campo de interés general de la economía y el encaje que tiene la empresa en ese ámbito. El segundo se ocupa de la investigación sobre los determinantes de las fronteras o límites entre la empresa y el mercado del que forma parte. El tercer apartado se dedica a resumir los avances en la economía de la organización interna de las empresas, mientras que en el apartado cuarto se abordan cuestiones como la persona jurídica de la empresa y las relaciones sociales que integran la economía de la empresa con otras ciencias sociales. En las conclusiones se valoran las aportaciones de la teoría desde la gestión empresarial y sobre las expectativas de la sociedad en cuanto a la buena performance de las empresas.
Los antecedentes y marco general de la economía de la empresa
En la llamada economía de mercado la relación entre empresas, o entre empresas y consumidores finales, trabajadores, inversores…, se regula a través de los precios que informan del valor relativo de los recursos disponibles en usos alternativos cuando las necesidades a satisfacer exceden a los medios disponibles. La economía de mercado acostumbra a incorporar la institución de la propiedad privada, de manera que el precio es la recompensa monetaria para quien produce y vende lo que otros demandan. Mercado también es sinónimo de libre empresa, que quiere decir igualdad entre los ciudadanos ante la decisión de crear una nueva empresa y participar con ella en la oferta de bienes y servicios, asumiendo las consecuencias de la decisión —suficiencia financiera—. La producción de bienes y servicios para la venta al mercado se realizará, por tanto, en la mayoría de los casos, en condiciones de competencia, es decir de posibilidades de elegir por parte de todos aquellos agentes que se relacionan con la empresa y, especialmente, los que compran y pagan un precio por los productos. La competencia presiona sobre la mejora continua y la innovación como respuestas para afianzar la supervivencia y obtener una recompensa acorde con los recursos empleados en la actividad. Parece, pues, realista el supuesto de la ciencia económica de analizar la razón de ser y naturaleza de las empresas desde la premisa de la eficiencia, es decir la existencia de la empresa, su naturaleza y organización interna que observamos y que el análisis positivo trata de explicar, responden al objetivo de conseguir la mejor adaptación posible a las leyes de la competencia que priman la creación de riqueza —diferencia entre valor o utilidad y coste de oportunidad.
El papel clave de los precios para coordinar —identificar desajustes entre oferta y demanda— y motivar —recompensar a quienes responden a esos desajustes en la dirección de producir más de aquello que tiene un precio más alto— en competencia a las personas que integran un colectivo social, convierte a la teoría económica en una teoría de los precios y los mercados. En esta teoría, durante mucho tiempo, apenas hubo lugar para el estudio económico de la empresa, más allá de contemplarla como un elemento, entre otros, del engranaje del mercado donde cumple una función que hace posible la formación de los precios. En efecto, los precios surgen de la intersección entre la oferta y la demanda, y para explicar la formación de precios es preciso identificar quiénes son los oferentes y los demandantes que concurren en un mercado, y, en ese interés, se encuentra un lugar para la empresa. Tal ha sido el sentido mecanicista e instrumental de la empresa en la economía de los mercados que se la ha descrito como una «caja negra», en sintonía con la absoluta indiferencia con la que la economía contemplaba su razón de ser y naturaleza.
En medio de la indiferencia de la economía como disciplina académica, la empresa gana presencia y visibilidad en la realidad social a través, sobre todo, de aumentar en dimensión y en diversidad en las formas que adopta para su funcionamiento interno. La división del trabajo se extiende al interior de las empresas de tal manera que además de las funciones o tareas propias de la producción, en las empresas se crean puestos de trabajo que tienen asignada la función de dirigir los procesos de asignación de recursos —función que supuestamente, en la lógica del mercado, le corresponde realizar al sistema de precios—. Las funciones directivas dentro de la empresa tienen complejidad suficiente como para que las personas que van a realizarlas se formen profesionalmente en ellas. Las escuelas de negocios se crean para dar respuesta a las necesidades formativas de los profesionales de la gestión empresarial —la Harvard Business School, una de las más prestigiosas, cumple ahora cien años.
Surge, pues, una cierta especialización entre la economía, que como disciplina académica se ocupa del estudio del funcionamiento de los mercados y la formación de precios, y las escuelas profesionales de gestión empresarial, que se ocupan de atender las demandas de formación de especialistas en puestos de dirección. La enseñanza y la investigación sobre el management se consolidan como ámbito para el estudio de las funciones directivas especializadas dentro de las empresas, desde la dirección de personas a la dirección general, pasando por las finanzas, el marketing o las operaciones. En los inicios estas enseñanzas pivotan casi exclusivamente en el estudio de casos y experiencias personales directas de los docentes. La situación cambia en los años sesenta del siglo pasado cuando el informe sobre la enseñanza de la dirección de empresas en Estados Unidos, encargado por la Corporación Carnegie y la Fundación Ford, recomienda a las universidades impartir unas enseñanzas de gestión más fundamentadas en una investigación académica rigurosa, particularmente en economía y en ciencias del comportamiento (2).
Atendiendo a esta recomendación las escuelas de negocios incorporan economistas académicos, junto a profesores e investigadores de otras disciplinas científicas, tecnológicas y sociales, a sus cuadros docentes. La empresa y los procesos de gestión —management— se convierten en focos de creciente interés intelectual. La investigación sobre la empresa adquiere forma y cuerpo realizándose contribuciones desde muy diversas disciplinas académicas. La economía es una de estas disciplinas,
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