El nuevo Resumen: Reformas Estructurales y Desarrollo Económico

Resumen: Reformas Estructurales y Desarrollo Económico

Objetivos y ámbitos de la política de reformas estructurales.

En realidad, debemos distinguir en nuestra opinión en la política económica estructural, como en otras ramas de la policía económica, dos grandes grupos de finalidades: sus objetivos últimos y sus metas más inmediatas u objetivos intermedios, que no son a su vez generalmente sino un medio para facilitar el logro de aquellos, aunque no siempre resulta fácil esta distinción. Dentro de los objetivos más próximos de la política de ajuste estructural se incluyen actualmente los siguientes:

1. Reforzar la flexibilidad de las economías nacionales, lo que permitirá aumentar la productividad, la rentabilidad de las intervenciones, un incremento de estas y en definitiva un crecimiento de la producción más dinámico.
2. Las medidas de ajuste estructural puede contribuir también a la reducción del desempleo más directamente.
3. Facilitar en general el correcto funcionamiento de los mercados de bienes y servicios.
4. Mejorar la eficacia en la asignación de los recursos productivos, a través de la concesión de mayores dosis de libertad al funcionamiento de los mercados.
5. Aumentar también la eficiencia y dinamismo de las economías nacionales, eliminando los obstáculos estructurales que frenan el crecimiento de la productividad, y contribuyendo así a mejorar su situación.
6. Eliminar las barreras comerciales  e incrementar la competitividad internacional de las empresas nacionales.
7. Las reformas estructurales pueden contribuir también a crear condiciones más favorables tanto para las empresas como para los consumidores.
8. Las reformas estructurales no responden, por otro lado, solo a razones de eficiencia económica, sino que persiguen también la equidad y el progreso social.
9. La política económica estructural se dirige con frecuencia al objetivo de mejorar la distribución de la renta.

Características principales de la política económica estructural.

Las políticas económicas de reforma estructural suelen ser:

1. En primer lugar, duras e incluso traumáticas para ciertas personas o grupos específicos de personas y por ello tienen una lógica de oposición social, ya que exigen sacrificios a corto plazo para recibir beneficios en el futuro.
2. Los beneficios de estas medidas de ajuste estructural no aparecen plenamente sino a largo plazo.
3. En cualquier caso, y en tercer lugar, se acepta de forma generalizada por la literatura especializada que en una economía de expansión el cambio estructural provoca fricciones relativamente pequeñas.
4. Pese a sus resultados inconvenientes ya resaltados vienen siendo apoyadas y estimuladas con fuerza por los principales organismos económicos internacionales.
5. En quinto lugar, en muchos países, como ya hemos apuntado, al estar inmersos en áreas y organizaciones internacionales, como es el caso típico de la Unión Europea, a medida que las políticas macroeconómicas terminen de pasar a ser prácticamente determinadas en los niveles supranacionales.
6. Y en relación con los motivos básicos de las reformas estructurales, se reconoce con frecuencia, que deben cumplirse varias condiciones esenciales para llevarlas a cabo con éxito.
7. Resulta mas necesariamente que nunca, más y mejor coordinada con las distintas ramas de la política económica coyuntural.
8. Al carácter y a la orientación que predominan en las políticas económicas estructurales que se vienen aplicando mayoritariamente en las economías más desarrolladas durante los últimos años.
9. Finalmente estas políticas económicas estructurales deben ir dirigidas al mantenimiento de un desarrollo duradero y sostenible, lo que exige cambiar el actual modelo que para lograrlo están utilizando muchos de los países más desarrollados en los últimos años.

La política de reforma del mercado de trabajo.

La importancia que muchos gobiernos han dado en los últimos años a la reforma de este mercado tiene su lógica en el pale clave que juega en la economía de un país. La existencia de un mercado de trabajo que no funcione adecuadamente es garantía de desempleo e inflación a medio plazo.

Desde el punto de vista de la política estructural los esfuerzos que se pueden realizar para incidir en el funcionamiento del mercado de trabajo, con vistas a obtener los objetivos generales de política económica antes señalados, tienen una naturaleza muy variada. En líneas generales, cabe la posibilidad de distinguir que:

1. Modificaciones en los aspectos institucionales y normativos del mercado de trabajo.
2. Políticas activas del mercado de trabajo.

La política activa del mercado de trabajo.

Dentro de lo que se califica como política activa del mercado de trabajo se incluyen medidas destinadas a mejorar la información de los agentes, a facilitar la movilidad de los trabajadores, a luchar contra las discriminaciones en el empleo, a trasformar determinadas medidas de protección en nuevos resortes para la creación de puestos de trabajo e incluso en crear una nueva clase de empleos.

Este amplio abanico de medidas que se engloban bajo la denominación de política activa del mercado de trabajo se puede articular en torno a cinco grandes categorías de programas.

1. Servicios públicos de empleo.
2. Formación profesional.
3. Medidas destinadas a los jóvenes.
4. Medidas de ayuda a la creación directa de empleo y a la contratación.
5. Medidas en favor de los minusválidos.

La política de reforma del sector público.

Al igual que en otros ámbitos, el ajuste estructural en el sector púbico resulta también un tema problemático y espinoso, pues choca con intereses claramente contrapuestos: por un lado, los de quienes defienden un Estado benefactor, que debe contribuir a la mejora en la distribución de la renta mediante el manejo de los ingresos y de los gastos públicos; por otro, los de los autores liberales, preocupados más por la función asignatura, que ponen su énfasis en la eficiencia en la labor del sector público, preocupándoles en mucha menor medida el logro de una mejora en la distribución de la renta.

La intervención del sector público en la economía debe consistir fundamentalmente, en facilitar el máximo desarrollo del sector privado, tratando además que ese desarrollo sea armónico y equilibrado, pero sin olvidar su necesaria contribución a una mejora en la distribución de la renta y de las riquezas nacionales.

Se reconoce entonces hoy de forma generalizada que las actuaciones de las autoridades respecto al sector público deben perseguir de objetivos fundamentales, independientes, pero interrelacionados.

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