Estructura Del Sistema Economico
craatos712 de Abril de 2015
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ESTRUCTURA DEL SISTEMA ECONÓMICO
1.- COMPONENTES
a) EL HOMBRE Y EL TRABAJO
Durante la larga historia del hombre sobre la tierra, que es también la historia del trabajo, hubo dramáticas etapas en las que el trabajo tuvo características de un verdadero castigo, no sólo por las terribles condiciones en las que se efectuaba, sino todavía peor, por la concepción y la práctica de un sistema de explotación y alienación.
Esclavitud, servidumbre, proletarización, trabajos forzados en campos de concentración, largas jornadas en penosas condiciones, trabajo de menores, ley del hierro del salario, etc., han sido las manifestaciones de una anti-cultura del trabajo. Decimos anti-cultura porque hemos explicado en artículos anteriores que el concepto de cultura es siempre positivo y sirve para la promoción del hombre, es decir, comprende todo aquello que hace que el hombre sea más y crezca buscando su desarrollo y plenitud. Desde luego la explotación del hombre, muy lejos de permitir su crecimiento, lo degrada y lo instrumentaliza, considerándolo como una cosa que puede manipularse.
En estas etapas oscuras de "injusticia institucionalizada" se daba la paradoja de que "de las fábricas y talleres la materia muerta salía ennoblecida mientras que la persona humana se vulgarizaba y perdía su valor".
La revolución industrial fue un maravilloso despliegue del esfuerzo científico y de la eficiencia técnica que cambió casi radicalmente no sólo los modos de producir, comercializar y consumir, sino también los valores, las actitudes y los modos de ser, es decir, constituyó, sin lugar a dudas, una revolución cultural completa.
Los rápidos y espectaculares avances logrados por la Revolución Industrial hicieron pensar en el acercamiento a la culminación de la historia, como un magnífico final del proceso de modernidad que insistía en el progreso con base en la ciencia y la técnica.
Lamentablemente la racionalidad se convirtió en irracionalidad, pues los avances tecnológicos pronto se canalizaron a la carrera armamentista en la feroz competencia por la hegemonía militar y política y por el dominio de los mercados. La carrera hacia la muerte que tuvo sus momentos estelares en las 2 guerras mundiales acabó con el sueño de la modernidad. La ciencia y la técnica, sin valores morales, sin humanismo, mostró su poder destructivo en el pavoroso hongo atómico que se elevó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima.
Paralelamente, la ciencia y la técnica, desprovistas de contenido humanista generaron también en el campo productivo logros impresionantes: grandes consorcios industriales y comerciales, producción en serie, expansión de mercados, multiplicación del crédito, gigantescas inversiones y elevadas utilidades.
Sí, pero, ¿y el trabajador? Apenas si había conseguido un poco más. En varios países se seguía considerando el contrato de trabajo como un contrato de arrendamiento de servicios dentro de un contexto jurídico de Derecho Civil.
La sindicalización y la huelga estaban prohibidas y sólo en algunos países existían legislaciones protectoras de los trabajadores. En el año de 1917 se promulgó en Querétaro una nueva Constitución para México y, por primera vez en el mundo, disposiciones legales relativas al trabajo alcanzaron rango constitucional. Había surgido el Derecho del Trabajo en México.
Sin embargo, no basta sólo la ley para cumplir efectivamente y de hecho con la justicia. Es necesario un cambio de mentalidad, una estructura de valores que dé lugar prioritario a la persona humana, un proceso educativo, una nueva cultura laboral.
Mucho se ha escrito y comentado sobre la "liberación del hombre", poniendo énfasis en que el trabajo es una de las actividades que obstaculizan dicha "liberación".
Por tanto, todo aquello que signifique eliminar esfuerzos, "stress" y responsabilidades, sirve para los fines de la supuesta liberación. Así, se ha pensado en la máquina y su más avanzada manifestación que es la robotización, como la gran liberadora.
La técnica, la automatización dará al hombre el sueño esperado de la "libertad". Sin embargo, nos olvidamos de que la máquina ha hecho el trabajo humano más monótono, despersonalizado, sin alegría. ¿Cómo podemos darle entonces a la máquina una función de redención? Otros han sostenido distintas ideologías para redimir al trabajador.
Para ejemplo citaremos las diversas corrientes socialistas, principalmente el marxismo, que pretendía llegar a un paraíso de libertad y de convivencia pacífica pero por el camino del odio de la lucha de clases y de la violencia revolucionaria. Las encendidas prédicas salvadoras acabaron en la realidad de los hechos en fracasos económicos y totalitarismo políticos.
Por último, también ha habido ilusos que pretendieron que el trabajo no fuera algo inherente en la organización de la vida del hombre. Pero es absurdo arrancar el trabajo del hombre.
Si tal supuesto se realizara, no habría progreso ni desarrollo ni mucho menos posibilidad de sobrevivencia humana.
Además de los satisfactores materiales que genera, el trabajo es un medio para la realización y plenitud de la vida humana y comunitaria.
Así, pues, no hemos de esperar salvar al hombre del trabajo, sino salvar el humanismo del trabajo, humanizar el trabajo. Como algo muy vinculado con el hombre, el trabajo implica derechos y obligaciones correlativos.
El respeto a la dignidad de la persona no se refiere a la práctica del paternalismo que impide crecer ni de falsas actitudes "proteccionistas" que solapan la irresponsabilidad y la improductividad.
Respetar la dignidad del trabajador es considerarlo como persona, es decir, como un ser inteligente y libre, capaz de aprender conocimientos y habilidades, abierto a la superación y al servicio, con vocación al crecimiento y a ser considerado como alguien responsable y comprometido, consciente de sus derechos y también de sus obligaciones.
El trabajador debe ser visto y tratado como un colaborador que participa en la empresa y no como un instrumento o recurso que se utiliza.
¿Por qué trabajar?
Aunque el trabajo sirve a los fines del hombre, sería incorrecto afirmar que es la finalidad del hombre, ya que el hombre no vive para trabajar sino trabaja para vivir. En el comunismo el trabajo no sólo se orientó al absoluto, sino que hizo del trabajo un ídolo, el todo del hombre.
El trabajo crea el bien común que incluye el bien de la familia, el de la profesión, el de la nación, el del Estado, etc.
El individuo los alcanza en colaboración con otros que tienden hacia los mismos fines; para ello puede intensificar sus esfuerzos en diversas sociedades, asociaciones, compañías.
Todos estos fines son caminos de libertad, constituyendo la finalidad transformadora del trabajo una exigencia de la naturaleza de las cosas y del hombre. La acción transformadora del hombre se da en el trabajo, lo que también es causa de su crecimiento y perfeccionamiento.
A la pregunta ¿Por qué trabaja el hombre? la generalidad de la gente contesta: "para ganarse la vida" y contesta muy bien.
Porque la vida, la vida íntegra del hombre no se limita sólo a las necesidades materiales, sino a la satisfacción de todas sus aspiraciones que le permitan llevar una vida plenamente humana. El hombre trabaja para vivir humanamente, plenamente y cuando vive en plenitud, progresa.
El progreso humano integral-señalaba el filósofo francés J. Maritain-incluye el progreso material, el progreso intelectual y el progreso moral.
Por último, hay que tener presente que existe una doble orientación en el trabajo: hacia la perfección de la obra y hacia la perfección del trabajador.
Lejos de ser incompatibles u opuestas, estas perfecciones se completan y se integran, ya que la perfección de la obra se explica cuando el trabajo confiere un nuevo valor a la cosa, cuando el valor agregado generado por la actividad laboral da sentido económico a la producción de bienes y servicios.
La perfección del trabajador ha pasado ignorada algunas veces y otras ha pasado a segundo plano, debido a la mentalidad consumista y materialista que sólo percibe en el trabajo un instrumento para la producción de bienes materiales.
Sin embargo, insistimos que el trabajo debe conducir a la plenitud del desarrollo de las potencias espirituales y al perfeccionamiento del ser humano.
b) TIERRA Y RECURSOS NATURALES
Los recursos naturales que incluyen materias primas, agua, energía, biodiversidad y tierra fértil, forman la base de nuestra vida en la Tierra. La ropa que vestimos, la comida que consumimos, el agua embotellada que bebemos y, al fin y al cabo, todas las cosas que utilizamos, se fabrican con recursos naturales que se extraen de La Tierra y se transforman por el ser humano.
Sin embargo, el rápido crecimiento de consumo de estos recursos por parte de la humanidad está causando daños considerables. Nuestro clima está cambiando; las reservas de agua dulce, los recursos pesqueros y los bosques están en peligro; la tierra fértil se está desgastando y cada vez son más las especies que se extinguen. Para que sigamos prosperando en este planeta, nuestro estilo de vida tiene que volverse más sostenible con el fin de poder proteger nuestra base de recursos naturales y los frágiles ecosistemas.
Hoy en día, el ser humano extrae y emplea alrededor de un 50% más de recursos naturales que hace 30 años, lo que se traduce en una media de 60 mil millones de toneladas de materias primas al año. Esta
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