GREENPEACE Y LAS LINEAS DE NAZCA

GREENPEACE Y  LAS LINEAS DE NAZCA

DESCRIPCIÓN DEL CASO:

En el siguiente caso se describe y analiza los principales acontecimientos suscitados en el conocido y polémico atentado de Greenpeace  a las líneas de Nazca ocurridos en diciembre del año 2014, hecho que se originó como parte de una actividad propagandista en el marco de la COP 20 que tuvo como sede a nuestra capital.  Las famosas líneas de Nazca, ubicadas al sur de nuestro país, fueron atacadas por ecologistas miembros de la organización Green Peace al desplegar una serie de letras formadas con telas cerca de una de las principales figuras del patrimonio, el colibrí. Con ello buscaban formar un mensaje y difundir dicha pancarta en sus redes sociales. Este hecho fue considerado un delito pues la zona en cuestión es considerada intangible y las huellas son imborrables. Ante esto la fiscalía peruana procedió a evaluar el caso, se realizaron las denuncias respectivas y se terminó por dictar prisión para un activista.

ANTECEDENTES

Greenpeace es una ONG ambientalista fundada en Vancouver, Canadá en el año 1971. Como organización ecologista su principal objetivo que es proteger y defender el medio ambiente e intervenir, si es necesario, cuando se cometa algún atentado contra la naturaleza en cualquier parte del mundo.

Ha desarrollado campañas a nivel mundial para detener el cambio climático, proteger la biodiversidad, disminuir la contaminación, acabar con el uso de la energía nuclear y los transgénicos, y proteger los bosques naturales. Lo que Greenpeace busca es notoriedad en los medios de prensa a nivel mundial para que su mensaje tenga mucho más alcance, pero muchas veces ha generado controversia y polémica. Su fin principal es promover sus redes sociales.

Algunas de sus acciones han sido calificadas de “ecoterroristas” y han sido acusados de manipular sus informes. Una de sus participaciones más criticadas ha sido cuando intervino en la empresa petrolera Royal Dutch Shell, cuando según ellos solo buscaban influir de manera positiva para promover la producción de biocombustibles y renovables dentro del corto plazo. 

Pero su participación polémica más reciente y también duramente criticada tuvo lugar en diciembre del año pasado, cuando  fue denunciado por el ministerio de cultura peruana al haber causado daños en la zona arqueológica Líneas de Nazca, declaradas Patrimonio  de la Humanidad en 1994.

EL DESARROLLO DE LA CONTROVERSIA

El pasado 8 de diciembre, el Perú era sede de la COP 20 (vigésima cumbre de las Naciones Unidas por el cambio climático) en busca de un acuerdo mundial para combatir el calentamiento global mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Bajo ese escenario, Greenpeace aprovechó para intervenir mediante la colocación de grandes pancartas alrededor de una de las figuras de las Líneas de Nazca.

Este atentado estuvo a cargo de un grupo de 12 activistas de la organización, quienes ingresaron ilegalmente a la zona considerada intangible a las 4:00 am. Para desplegar una serie de letras formadas de 45 telas amarillas alrededor de la figura denominada colibrí. En el área se podía apreciar el mensaje: “Time for Change! The future is renewable, Greenpeace” (¡Tiempo de cambio! El futuro es renovable).

Luego de haber sido inspeccionada la zona colindante a la figura afectada, este hecho fue investigado por el Ministerio Público con ayuda de especialistas del Ministerio de la Cultura y agentes de la PNP, y se determinó que los daños eran “irreparables” en un área de 40 metros cuadrados.

LAS REACCIONES A LA NOTICIA

Frente a esto, un mes después de la lluvia de críticas, Greenpeace se pronunció para expresar su preocupación y pedir disculpas a cerca de cualquier “ofensa moral” en contra del pueblo peruano. También envió un informe mediante uno de sus funcionarios indicando que lo ocurrido constituyó un “error” del cual están arrepentidos, y alegando también que desconocían que se tratara de una zona intangible y que podía alterarse fácilmente. Indicaron estar totalmente convencidos de que el daño podía enmendarse y para ello contratarían expertos internacionales que así lo certifiquen.

Sin embargo, para la ministra de cultura Diana Álvarez-Calderón no podría tratarse de un error, pues es un acto totalmente ilegal. Además rechazó la intención de contratar una consultoría internacional por parte de la ONG, y adjudicó que es el Ministerio de Cultura peruano el encargado de designar un equipo para la indagación respectiva. Asimismo, se inició rápidamente la investigación para identificar los nombres de los responsables y así tomar las acciones penales correspondientes.

Perú también decidió notificar a la Unesco sobre el atentado, ya que las líneas son consideradas un patrimonio cultural e histórico de los peruanos y de la humanidad. Por otro lado, las entidades peruanas como el Ministerio de Cultura entre otros, no consideraron suficiente ofrecer disculpas “morales”, puesto que se causó un daño irreparable a una zona que es única en el mundo.

Por último, la ONG ambientalista ofreció su ayuda para encontrar a las personas responsables con respecto a este caso.

DESENLACE

Es así que el 9 Enero del 2015 se dictó el pedido de prisión preventiva, válida a nivel internacional, por 6 meses contra Mauro Nicolás Fernández, activista argentino de Greenpeace implicado en el atentado a las líneas de Nazca.

Una semana después y desde su país, ofreció sus más sinceras disculpas por los daños y dijo que no tenía conocimiento formal de la orden de captura que pesaba en su contra más que lo visto en los medios de comunicaciones.

Posteriormente, El 5 de febrero del presente año, la Interpol de Argentina lo detuvo y este tendría que cumplir su sentencia. Sin embargo, se sabe que él no es el único implicado, pues fueron 12 los activistas que ingresaron a las líneas de Nazca, entre ellos peruanos.

En Enero del mismo año, una periodista japonesa ingreso a las líneas de Nazca y se hecho en la figura del colibrí (la misma figura afectada en el caso Greenpeace). Este hecho sucedió gracias a la guía de un miembro del Ministerio de Cultura, Mario Olaechea, arqueólogo de profesión. Por ello, este arqueólogo seria denunciado por 3 delitos, 2 delitos contra el patrimonio, uno de ellos es el caso de Greenpeace, y uno contra la administración.

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