Introduccion A La Blabladeria
robotgruntxd3 de Agosto de 2013
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los cambios organizaINTRODUCCION
En el nuevo milenio, diversos actores políticos, en el mundo y en Latinoamérica, se encuentran replanteando el futuro de la democracia en un mundo globalizado. Los planteos de estos actores políticos -no sólo partidos y sindicatos, sino también organizaciones no-gubernamentales (ONG) y nuevos movimientos sociales (por ejemplo, de género o medioambientalistas)- son diferentes y muy a menudo hasta contradictorios. A veces, estos planteos acompañan nuevas convergencias entre los actores en cuestión; sin embargo, con mayor frecuencia, aún con una visión común acerca de los objetivos por alcanzar, estos planteos acarrean intensos debates acerca de los caminos por recorrer. Por ejemplo, encontramos posturas bastante divergentes con respecto a cuál debe ser el equilibrio óptimo entre regulación y mercados; en torno a los mecanismos más apropiados para generar mayor equidad; o con referencia a la relación más apropiada entre instancias nacionales o internacionales de gestión política y/o social.
Uno de los temas más críticos en estos debates ha sido el concepto de la "tercera vía". Para algunos, tal vía representa un futuro promisorio para una nueva social-democracia. Para otros, tal planteo representa un abandono de los ideales tradicionales de las fuerzas progresistas en favor de la incorporación de políticas de mercado; lisa y llanamente, la aceptación de la nueva hegemonía de la ideología neoliberal. Así, mientras que para algunos, la tercera vía ofrece oportunidades para fortalecer nuevos actores postergados o previamente excluidos de la comunidad, para otros, tal vía socavaría a actores políticos que fueron de gran importancia en el apoyo histórico a la socialdemocracia. Esta diversidad de interpretaciones subraya el hecho de que estos debates acarrean quiebres profundos en torno a las posibilidades y restricciones que acompañan a los procesos de globalización.
En este trabajo buscamos aclarar algunos términos de estos debates. Nuestro punto principal es que debemos distinguir analíticamente dos ejes de cambio, cada uno de los cuales se caracteriza por mayor o menor protagonismo de diferentes actores políticos. Un primer eje involucra el surgimiento de lo que llamamos un "régimen internacional de política" (RIP). El segundo sugiere la emergencia de un "sistema global de bienestar" (SGB). En la primera parte de nuestro ensayo analizamos cada uno de estos ejes. Luego exploramos los posibles rumbos de transformación, así como las posibles áreas de consenso y conflicto entre los actores con respecto a cada uno de estos ejes de cambio.
Hacia una tercera vía: las dos visiones
En los últimos años, la posibilidad de una tercera vía ha sido fuente de intenso debate, principalmente entre los partidos socialdemócratas de Europa occidental y, en menor medida, entre los sectores centristas del partido Demócrata estadounidense y algunos sectores más moderados de la izquierda latinoamericana[1]. Lógicamente, hay una variación considerable con respecto a las definiciones ideológicas y las políticas específicas entre los participantes de este debate. Sin embargo, más allá de las divergencias, el modelo de una tercera vía se ha planteado en dos variantes:
1 . A partir de trayectorias nacionales específicas, se delinea una serie de orientaciones generales que, precisamente por su relativa vaguedad, permitirían la in corporación dentro de muy diferentes contextos nacionales, de un marco "de formulación e implementación de políticas (policy-making) que adapte a la socialdemocracia a un mundo que ha cambiado fundamentalmente en las úl timas dos o tres décadas" (Giddens, 1998:26).
2 . Se plantea la necesidad de buscar una tercera vía de desarrollo a nivel global, a través de innovaciones profundas en la organización de mercados y regula ción a nivel mundial.
Estas dos variantes del modelo de la tercera vía obviamente se superponen en ciertas áreas, pero constituyen dos proyectos con dinámicas distintas. En la primera parte de este trabajo analizamos en mayor detalle estas dos variantes.
La tercera vía como régimen internacional de política
En términos generales, Tony Blair caracteriza a la tercera vía como "la mejor etiqueta para la nueva política que la centro-izquierda progresista está forjando en Gran Bretaña y más allá" (Klein y Rafferty, 1999), mientras que el sociólogo Anthony Giddens (1998:26), uno de los más destacados intelectuales vinculados al nuevo laborismo inglés, nos dice que la "tercera vía" se refiere a un "esfuerzo de trascender tanto la socialdemocracia de viejo estilo como el neoliberalismo"[2]. Entre las características clave de la socialdemocracia de viejo estilo generalmente se incluyen el crecimiento extendido del estado de bienestar, la regulación keynesiana de los mercados, la privatización de empresas públicas en sectores estratégicos, el predominio de estrategias de crecimiento interno que desconfían de los mercados mundiales, la organización de mercados laborales en torno a la meta de pleno empleo y una división de tareas domésticas y pagas entre mujeres y hombres, y la subvalorización del medioambiente[3].
Frente a estas características, la tercera vía apunta a una profunda renovación[4]. Para comenzar, sugiere replantear al Estado, transfiriendo algunas de sus responsabilidades a agencias ubicadas "por encima" del Estado nacional (p. ej., al Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio o a los esquemas de integración regional y tratados de libre comercio) o "por debajo" (p. ej., municipalidades u organizaciones no gubernamentales, las ONG); creando modalidades innovadoras para la provisión de servicios y bienes públicos; incrementando la transparencia del Estado (atacando y previniendo la corrupción); mejorando la eficiencia administrativa del Estado (particularmente con respecto a áreas clave de tensión social, como en lo referente al crimen, o a las tensiones entre familia y trabajo); y creando nuevas formas de profundizar los procesos de democratización.
Implícito en muchas de las reformas propuestas, se plantea la necesidad de revaluar la relación entre seguridad y riesgo. Desde este punto de vista, la tercera vía abandonaría la simple protección de los ciudadanos frente a la incertidumbre (p. ej., frente al desempleo) y en cambio buscaría mejorar la capacidad del Estado de preparar a los ciudadanos para enfrentar exitosamente situaciones de riesgo y la vulnerabilidad. Igualmente, está implícita la idea de una revaluación del potencial de los mecanismos de mercado para optimizar el uso de recursos, la distribución de la información y el crecimiento económico en general.
En síntesis, la tercera vía se desarrollaría en un estado de inversión social, de profunda democratización y de integración plena en los procesos de globalización, generando una dinámica en la cual cada una de estas dimensiones se fortalecería en un círculo virtuoso. Tales dinámicas suponen también el establecimiento de un amplio compromiso social entre ricos y pobres, pero sin el predominio del viejo estilo neocorporativista de concertación social entre capital, trabajo y Estado que anteriormente habría caracterizado a la social-democracia clásica.
El surgimiento de la tercera vía se atribuye usualmente a un cuestionamiento profundo de los mecanismos prevalecientes de regulación estatal de los mercados. La crisis de estos mecanismos, manifestada a través de las bajas tasas de crecimiento económico después de la década de los setenta, lleva a la necesidad de revaluar "la teoría económica del socialismo", ya que "siempre fue inadecuada, subestimando la capacidad del capitalismo de innovar, adaptarse y generar creciente productividad" (Giddens, 1998: 4). La crisis del Estado benefactor y de la propia teoría keynesiana que sustentaba a la socialdemocracia (Przeworski, 1985), habría sido precipitada por los procesos de globalización a partir de la década del setenta, y por el concomitante auge del neoliberalismo durante la década del ochenta. Frente al desafío de los programas neoliberales de derecha, la tercera vía se plantea como una renovación de los ideales del socialismo y de la socialdemocracia.
Así, América Latina es lugar común para rastrear tal cuestionamiento a la crisis de la "década perdida" del ochenta y su impacto sobre los mecanismos de regulación estatal y los modelos de industrialización de posguerra. En una primera instancia, este cuestionamiento se habría cristalizado en el "Consenso de Washington", el cual condujo a las medidas de ajuste estructural y reformas de mercado que caracterizaron a la región en los últimos años. Una visión optimista acerca del futuro de estos cambios enfatizaría que en la actualidad estamos presenciando el surgimiento de un nuevo "consenso", o una "segunda generación" de reformas, a través del cual ciertas instituciones e instancias supranacionales (desde el Banco Mundial a la Cepal, incluyendo también las recientes Cumbres de las Américas) impulsan una nueva agenda de reforma social, enfatizando la necesidad de avanzar los procesos de democratización, de mejorar la transparencia y eficiencia administrativa del Estado, de erradicar la pobreza y atacar la desigualdad en Latinoamérica como pasos imprescindibles para promover un mayor crecimiento económico[5]. Esta perspectiva optimista podría enfatizar también que el surgimiento de una tercera vía se vería fortalecida por el surgimiento
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