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Material de referencia para Ensayo de ESTATIZACIÓN DE LA BANCA

Luego del “milagro mexicano” venido desde 50 años atrás, la presidencia de José López Portillo (1976-1982) es recordada por la terrible depresión económica que lo llevó a solicitar a banqueros estadounidenses grandes cantidades de dinero que serviría para reactivar la economía.

Luego, y tras la fallida obtención de créditos, “se fue de vacaciones a Ixtapa”, donde tomó la decisión que cambiaría la historia de la banca mexicana: la estatización de la banca. Un día después de su último informe de gobierno, el Presidente López Portillo mandó a las tropas militares a ocupar los sitios bancarios, iniciando así un profundo cambio en la economía de México, en el que los banqueros se ven despojados de sus bienes.

El despojo, a decir de dicho gremio, fue un hurto, “el presidente nos indicó: yo sé bien que esto es un acto inconstitucional, así que reformaré la constitución para que no lo sea”.

A partir de ahí, los bancos fueron de México –luego muchos de ellos nuevamente privatizados y adquiridos por firmas internacionales- pero las discusiones continúan hasta hoy sobre el hecho de que éstos nunca han cumplido su labor con el país: el de apoyar y reactivar a la economía de México.

La nacionalización, un error histórico

Ex banqueros y ex autoridades del sector financiero coincidieron 25 años después en que la nacionalización de la banca fue un error histórico que condujo a la extranjerización del sistema bancario de México

Romina Román Pineda

Fuente: El Universal

Sábado 08 de septiembre de 2007

Ex banqueros y ex autoridades del sector financiero coincidieron 25 años después en que la nacionalización de la banca fue un error histórico que condujo a la extranjerización del sistema bancario de México.

En el Seminario del 25 aniversario de la nacionalización, que confrontó posiciones políticas, pero sin llegar a la polémica, José Ramón López Portillo, quien entonces era subsecretario en la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP), justificó la decisión, aunque admitió que “no volvería a respaldar una nacionalización”.

Durante la reunión a puertas cerradas bajo el argumento de que se expondrían “revelaciones de la época”, Agustín Legorreta, entonces accionista de Banamex, afirmó que hace 25 años sólo contó “la voz de un hombre egocéntrico y ebrio de poder: José López Portillo, quien buscó salvar y limpiar su imagen con esta medida”.

Con esa decisión, dijo, el gobierno enajenó, años después, la soberanía del país con la extranjerización, “porque cualquier asunto con los bancos ya es de otros”. Reiteró que ni con el paso del tiempo “se condonará la criminalidad de la expropiación”.

El ex secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog, afirmó que el mayor error histórico del país fue ceder el sistema bancario a extranjeros.

Anticipó que hay “muchos agujeros oscuros donde se cuentan historias de horror en la privatización y en el proceso de rescate bancario... pero algún día se tendrán que profundizar en las decisiones que se tomaron”.

Admitió estar en total desacuerdo con la nacionalización, “porque fue como intentar curar a un enfermo de tuberculosis amputándole el brazo; y ahí no hay nada que ver”.

Atanasio González Martínez, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 1982, reconoció que este órgano quedó pequeño ante el llamado de la sociedad. Fue entonces cuando el jurista hizo una pausa, tomó aire y se le entrecortó la voz para agregar que “quedará para la posteridad la tarea de dilucidar la verdad”.

En defensa de su padre, José Ramón López Portillo afirmó que la relación entre bancos y sus conglomerados carecía de controles y garantías, lo que distorsionó el otorgamiento de crédito al sector privado.

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