Kimberly-Clark y el efecto del escándalo de concertación de precios

Kimberly-Clark y el efecto del escándalo de concertación de precios

23 Septiembre 2014 1 Comentario

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15% en aumento artificial de precios, US$37.7 millones de multa por compañía, US$650,000 de multa por persona natural y 700 correos electrónicos implicatorios son sólo algunos números estimados [1] relacionados al caso de malas prácticas más sonado este año en Latinoamérica: “el cartel de los pañales”. En Colombia los grandes del mercado de los pañales terminaron escaldados.

Como muchos ya sabrán, en el presente trimestre se divulgaron los resultados de una larga y exhaustiva investigación que llevara a cabo la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia. Resulta que las cinco empresas dueñas del 96% del mercado de pañales (un mercado de más de US$300 millones) desde el 2000 actuaban como oligopolio. Sus prácticas anticompetitivas consistían en concertar no sólo los precios, sino también calidad de producto y tipo de comercialización.

Las repercusiones no quedan en Colombia; aunque recién empiezan, ya salpican al resto de la región. Se ha comprobado que en la región se sabía lo que pasaba en Colombia y que incluso se dieron conversaciones sobre la posibilidad de replicar este sistema en otros países.

Una de las empresas que faltaron a la ética en este mal paso millonario fue Kimberly-Clark (KC). Ésta es una compañía que en los últimos años ha destacado por los varios premios y reconocimientos a su cultura (para con los empleados, buenas prácticas, responsabilidad social, etc.). En el pasado escribí un artículo acerca de su estrategia de RR.HH. (Léalo aquí).

En KC Latinoamérica, bajo auditoría de la propia casa matriz, se rumorea que se han dado cerca de sesenta despidos de profesionales de distintos niveles de mando. No es de sorprender que en casos como éstos justos paguen por pecadores, viéndose perjudicados incluso empleados que no contaban con autoridad en el tema. La reputación de marca, que con mucho cuidado se cultiva, de un día para otro baja escalones. La credibilidad de la empresa frente a sus stakeholders –accionistas, proveedores, empleados, clientes– se ve afectada también. El clima laboral definitivamente se ve modificado negativamente. Finalmente, los costos de operación suben: los reemplazos de ejecutivos se efectúan con empleados expatriados y los costos de reclutamiento y selección se incrementan dado el mal momento para la empresa.

Algo que muy probablemente hubiera ayudado a ahorrar dolores de cabeza a la corporación era el sistema que implementa GE para evaluar a sus empleados, mencionado en un artículo sobre ética en este blog [2]: “Matriz 2×2 para evaluación de personal”. Por un lado se evalúa el desempeño, alto o bajo, y, por otro, se evalúa

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