La ética En Los Negocios
alejapavi1521 de Octubre de 2011
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Curso: El líder: su ética y responsabilidad
Profesor: Gustavo González C.
Texto tomado para la introducción a la investigación y análisis de la ETICA EN LOS NEGOCIOS.
“La salud de los mercados financieros dependerá de si la existencia de intermediarios confiables y las nuevas acciones regulativas repararán la brecha entre inversionistas y directivos, reduciendo los costos que separan la propiedad del control en las empresas, en lugar de ofrecer medios e incentivos a directivos para engañar a los accionistas. Sin un cambio de perspectiva y prioridades los mercados seguirán en la cuerda floja.”
Es la conclusión de un estudio muy juicioso sobre el comportamiento de los mercados financieros en los últimos 15 años. Las pérdidas por más de una cuarta parte del valor del mercado bursátil en sólo un par de años, estimadas en los 7 millones de millones de dólares, comparadas con las pérdidas causadas por los atentados del 11 de Septiembre del 2001 estimadas en 500 millones ha llevado, de una parte, a un despertar de la conciencia ética sorprendente.
De otra parte, la frustración de inversionistas ante la frontera endeble entre el actuar osado de directivos y su actuar delictivo, que no siempre es punible, ha llevado a una ‘cacería de brujas’, también sorprendente: ejecutivos, hasta hace poco ídolos del management, se han ganado el desprecio de sus colaboradores y del público en general. Un reconocido profesor de Harvard se refiere a Osama Bin Andersen como metáfora descriptiva de la situación.
No hay duda de que la de-regulación de los mercados, el exceso de reglas para algunos mercados y la ausencia para otros de gran dinamismo, la complejidad de los nuevos instrumentos financieros y la codicia sin límite de muchos directivos explican, en alguna medida, el colapso. Con otras palabras, existen razones que mitigan la responsabilidad personal de muchos de los directivos (actuaron dentro de los límites de la ley, no conocían las andanzas de sus vicepresidentes financieros, etc.), sin embargo, los hasta hace poco héroes admirados del mundo corporativo, son hoy vituperados como ‘criminales de cuello blanco’. Un sistema judicial que se halla perplejo ante la extensión y profundidad del daño, no cuenta con la información y conocimiento adecuado, ni con los instrumentos jurídicos o con todos los jueces con carácter para enfrentar penalmente a los defraudadores y ejercer castigos ejemplarizantes.
En el mundo financiero prima la racionalidad económica y para muchos de sus integrantes las razones éticas no cuentan. Si el costo de las multas o la cárcel son menores a las posibles ganancias, primarán las acciones que lleven a éstas. Acciones que pueden incluir engaños, falsedades y hasta la adulteración de los estados financieros. Así existan toda suerte de regulaciones que pretendan impedir acciones indebidas, si las posibilidades de encarcelamiento son pocas el desprestigio no les preocupa a sus integrantes.
Se trata de una situación que, según algunos aspectos negativos, viene empeorándose en los últimos 15 años. En agencias del Estado también se ven acciones semejantes de dolo y fraude, sólo que allí se le denomina corrupción y no ingeniería financiera; las más de las veces se trata de acciones que se realizan en concierto con integrantes de empresas privadas.
Del funcionario estatal se espera que el interés general prime sobre el propio y toda la regulación formal pretende eso, además, los medios de comunicación siempre se hallan a la cacería de infractores. Del directivo de una empresa privada se espera que la concepción principal-agente baste para regular que la sumatoria de los intereses particulares de los directivos (agentes) logre el interés general de los dueños-accionistas (principales). Dicha concepción supone, ingenuamente, que la codicia humana
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