Las relaciones internacionales contemporáneas

Hard and Soft Lawin International GovernanceKenneth W. Abbott and Duncan Snidal

Las relaciones internacionales contemporáneas están legalizadas en gran medida, pero la legalización internacional muestra una gran variedad.

Unas pocas instituciones internacionales y áreas temáticas abordan el ideal teórico de la legalización estricta, pero la mayoría del derecho internacional es "blando" en formas distintas. Aquí exploramos las razones de la legalización generalizada de la gobernabilidad internacional y de esta gran variedad en los grados y formas de legalización.

 Argumentamos que los actores internacionales eligen ordenar sus relaciones a través del derecho internacional y los tratados de diseño y otros arreglos legales para resolver problemas sustantivos y políticos específicos.

 También argumentamos que los actores internacionales eligen formas de gobierno legalizadas cuando esas formas ofrecen soluciones institucionales superiores. Analizamos los beneficios y costos de los diferentes tipos de legalización y las hipótesis más sugerentes con respecto a las circunstancias que llevan a los actores a seleccionar formas específicas. No pretendemos desarrollar una teoría completa del derecho. No obstante, el examen de estas elecciones políticas en el contexto institucional libre de relaciones internacionales puede contribuir a una mejor comprensión de los usos de la ley en general. Comenzamos por examinar las ventajas de una legalización difícil.

 El término ley dura que se usa en este número especial se refiere a obligaciones legalmente vinculantes que son precisas (o pueden ser precisas a través de la adjudicación o la emisión de regulaciones detalladas) y esa autoridad delegada para interpretar e implementar la ley.

Si bien la ley dura no es el acuerdo legal internacional típico, una mirada de cerca a esta forma institucional proporciona una línea de base para comprender los beneficios y costos de todos los tipos de legalización

Al utilizar la ley estricta para ordenar sus relaciones, los actores internacionales reducen los costos de transacción, fortalecen la credibilidad de sus compromisos, amplían sus estrategias políticas disponibles y resuelven los problemas de contratación incompleta. Sin embargo, hacerlo también conlleva costos significativos: la ley estricta restringe el comportamiento de los actores e incluso su soberanía.

Si bien enfatizamos los beneficios y los costos de la legalización desde una perspectiva racional centrada en los intereses, la ley involucra simultáneamente consideraciones normativas. Además de requerir un compromiso con un conjunto de antecedentes de normas legales3, incluida la participación en procesos legales y discursos establecidos, la legalización proporciona a los actores un medio para instanciar los valores normativos. La legalización tiene efecto a través de estándares y procesos normativos, así como también de cálculos de interés propio, y tanto los intereses como los valores son restricciones para el éxito de la ley. Consideramos la ley como "contrato" y "pacto" para capturar estas características distintas pero no incompatibles. De hecho, rechazamos vigorosamente la insistencia de muchos especialistas en relaciones internacionales de que un tipo de entendimiento es antitético al otro.

El ámbito de la "ley blanda" comienza una vez que los acuerdos legales se debilitan en una o más dimensiones de obligación, precisión y delegación. Este ablandamiento puede ocurrir en diversos grados a lo largo de cada dimensión y en diferentes combinaciones a través de las dimensiones.

 Utilizamos el término abreviado de ley blanda para distinguir esta amplia clase de desviaciones de la ley dura y, en el otro extremo, de los acuerdos puramente políticos en los que la legalización está ausente en gran medida. Pero tenga en cuenta que la ley blanda viene de muchas variedades: la elección entre ley dura y ley blanda no es binaria

La ley blanda ha sido ampliamente criticada e incluso descartada como un factor en los asuntos internacionales. Los realistas, por supuesto, se centran en la ausencia de un poder judicial independiente que respalde los poderes de ejecución para llegar a la conclusión de que todo el derecho internacional es blando, y por lo tanto solo es un escaparate. Pero algunos abogados internacionales descartan el suave derecho internacional desde una perspectiva más normativa.

 Prosper Weil, por ejemplo, argumenta que el uso creciente de la ley blanda "podría desestabilizar todo el sistema normativo internacional y convertirlo en un instrumento que ya no puede cumplir su propósito". Otros justifican la ley blanda solo como un paso provisional hacia un proceso más difícil y, por lo tanto, más satisfactorio legalización. La implicación es que la ley blanda, ley que "no cumple" en una o más de las tres dimensiones de la legalización, es un fracaso. Argumentamos, en contraste, que los actores internacionales a menudo eligen deliberadamente formas más suaves de legalización como acuerdos institucionales superiores.

 Sin duda, las leyes de software suave a veces se diseñan como una vía para una legalización más difícil, pero a menudo es preferible en sus propios términos. La ley blanda ofrece muchas de las ventajas de la ley dura, evita algunos de los costos de la ley dura y tiene ciertas ventajas independientes propias. Es importante, ya que uno o más de los elementos de la legalización pueden ser relajados, la legalización suave es a menudo más fácil Lograr que la legalización dura. Esto es especialmente cierto cuando los actores son estados que están celosos de su autonomía y cuando los problemas desafían la soberanía del estado. La legalización suave también proporciona ciertos beneficios que no están disponibles en la legalización estricta.

 Ofrece formas más efectivas de lidiar con la incertidumbre, especialmente cuando inicia procesos que permiten a los actores aprender sobre el impacto de los acuerdos a lo largo del tiempo. Además, la ley blanda facilita el compromiso, y por lo tanto la cooperación mutuamente beneficiosa, entre actores con diferentes intereses y valores, diferentes horizontes de tiempo y tasas de descuento, y diferentes grados de poder. Las formas específicas de ley blanda elegidas reflejan los problemas particulares que los actores intentan resolver. Si bien nuestro análisis se centra en la suavidad en general, diferentes formas de suavidad pueden ser más aceptables o más eficaces en diferentes circunstancias. Se sugiere una serie de variables, incluidos los costos de transacción, la incertidumbre, las implicaciones para la soberanía nacional, la divergencia de preferencias y los diferenciales de poder, que influyen en qué formas de ley blanda, qué combinaciones de obligación, precisión y delegación, probablemente se seleccionarán de manera específica circunstancias

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