¿Por qué el dinero no puede estar involucrado en la donación de órganos?

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¿Por qué el dinero no puede estar involucrado en la donación de órganos?

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Nombre: Catalina Alejandra Alarcón Lobos

Introducción

Cuando terminó la guerra fría, los mercados y el pensamiento mercantil se transformaron en el mecanismo para organizar la producción y la distribución de bienes generando bienestar y prosperidad. Pero desde que un número creciente de países ha aceptado los mecanismos del mercado en el funcionamiento de sus economías los valores del mercado empezaron entonces a desempeñar un papel cada vez mayor en la vida de las personas. En la actualidad, la lógica del comprar y vender no se aplica solo a los bienes materiales, sino que gobierna cada vez más otros aspectos de la vida. Hay algunas cosas que el dinero no puede comprar, pero en la actualidad no son muchas.

Entre tantos problemas que las tendencias mundiales le plantean al derecho actual, está el de los trasplantes de órganos que ha tomado una dirección especial en la práctica social. Por un lado, los avances científicos en materia de trasplantes, los derechos humanos y el principio de gratuidad y de altruismo han reforzado el ánimo gratuito del acto de donación de órganos para personas que requieren de uno; por otro lado, miles de personas requiriendo órganos alrededor de todo el mundo, la capacidad económica de las personas y familias de quienes requieren órganos, las dificultades económicas de los que poseen uno para entregar y las empresas y personas que encuentran en esta oferta y demanda una posibilidad de enriquecimiento (Organización Mundial de la Salud, 2010).        

Frente a estas situaciones es que surge el tema central de este ensayo en donde se plantea como pregunta ¿Por qué el dinero no puede interferir en la donación de órganos? ante esta interrogante se cree que el dinero no debe estar presente en todo tipo de deberes menos de este ámbito ya que las relaciones sociales y las que compete a la vida no deben estar hechas a imagen del mercado.

Por esto se piensa que el dinero al estar  involucrado en la venta de órganos en una sociedad  en la que todo está en venta se generaría por un lado que se corrompa este acto bondad. Otro punto que defiende la tesis inicial es que al poner los órganos en venta se generaría una producción desmedida de desigualdad en la sociedad. Como último es que la riqueza ocasiona que se desplace la moral ya que el dinero adquiere cada vez más importancia.

El objetivo de este ensayo es lograr evidenciar hasta qué punto puede tener un rol el dinero en nuestras vidas y porqué es motivo de preocupación que el dinero hoy esté involucrado en la mayoría de las cosas que hacemos e intercambiamos^[1] inclusive la donación de órganos en nuestro pais. Conciliar las necesidades de la gente y los problemáticas de la economía, como en este caso si la sociedad actúa de forma éticamente correcta o no en la donación altruista de órganos, es lo que realmente se debe tomar en cuenta. (Levitt y Dubner, p 93).

¿Como la tendencia corrosiva de los mercados puede afectar el acto de donar órganos?

Uno de los principales argumentos a favor de que los mercados repartan bienes es que estos respetan la libertad de elección. Permiten a las personas decidir por sí mismas si vender este u otro bien a un precio determinado, es así como se valoran y funcionan las mayoría de las cosas a nuestro alrededor (Sandel, p14). La economía diría que si ambos se benefician según sus propios criterios, frenar este intercambio seria reducir la "utilidad social" (Ramos, 2009) . Si bien es cierto que el precio como tal es una media de comunicación de valor de bienes y servicios, esto hoy es aplicado en todo tipo de cosas, es por esto que hay que hacer hincapié y ponerse a pensar en los límites morales a los cuales nos regimos para realizar actos de bondad y altruismos por otros, como el dar vida mediante la donación de órganos, esto requiere de razonamiento colectivo y público ya que al vender estas cosas se les está valorando falsamente y cultiva actitudes perversas.

La donación de órganos se puede contraponer a la idea planteada por Richard Titmuss (1970)^[2] frente a la comparación de donación de sangre entre Estados Unidos, donde es comprada a bancos de sangre frente a una en donde los donantes no cobran como es en Reino Unido, aquí se evidenció que el sistema británico funciona mejor que el estadounidense en donde se  mostró  una visible disminución del donante voluntario y un aumento considerable del lucro de la venta de sangre, dado que al hacer a esta una mercancía socava el sentimiento de deber asociado a la donación de sangre, debilita el espíritu altruista y merma el sentido de gratuidad. Lo mismo pasaría si se comercializaran los órganos en nuestro país, se corrompería este acto y se perdería la responsabilidad moral de donar para salvar la vida de otros.

Es por esto que lo que preocupa es la tendencia corrosiva de los mercados. Poner un precio a las cosas buenas de la vida puede corromperlas y ensuciarlas. Porque los  mercados no solo distribuyen bienes sino que también expresan y promueven ciertas actitudes respecto a las cosas que se intercambian. Es aquí donde los mercados dejan sus marcas, en ocasiones, los valores mercantiles desplazan a los valores no mercantiles que merecen ser protegidos (Sandel, p17) como las buenas obras y actitudes que promueven actos sanos como la continuidad de vida para quienes lo necesitan.

¿Existe otras formas justas para el reparto de órganos?

Hay que mencionar que las listas de espera de pacientes que requieren se incrementa anualmente. Hoy día unas 1800 personas esperan un organo para trasplante, de los cuales la mayoría espera un riñón (80%), el 20% restante espera un trasplante de hígado, corazón, pulmón, páncreas o intestino. Sumado a esto en Chile un 15-20% de los pacientes son menores de 15 años. ¿Puede ser llamativa la idea de vender parte de mi cuerpo para ayudar a otros y de paso ganar una suma no despreciable de dinero? pero ¿a quién se lo vendo?^[3]        

De modo similar, se cree que “no hay razón para pensar que tiene que haber un único principio que determine el reparto de todos los bienes incluidos los órganos” (Sandel, p. 47), “algunos bienes los repartimos según méritos, otros según necesidades, otros  por sorteo o  azar y otros por responsabilidades y deberes” (Sandel, p. 48). Se piensa que la injusticia es no respetar los distintos modos de distribuir los bienes sociales según su propia racionalidad. Pero la injusticia consiste también en una desigualdad que la corriente principal económica oculta, cuando supone que los acuerdos en el mercado son igualitarios (Palmer, 2011).

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