Sin Novedad En El Frente

¿Qué pienso?

¿Qué siento? ¿Qué infiero?

Cuando alguien está en la guerra tiene que sacar provecho de todo. Al principio obtienen provecho de las raciones de comida, pitillos y tabaco; porque la comida que había era para 150 personas y sólo eran 80.

Müller consigue provecho de su pobre compañero al morir, Kemmerich, adquiriendo sus botas. Alegría al ver que hay amistad, el libro lo menciona muy bien cuando estuvieron con Himmelstoss, desarrollaron un sentido práctico de mutuo apoyo, que más tarde en campaña, se convirtió hasta ser lo mejor que produjo al guerra: la camaradería. También se refleja la amistad en la forma en que ellos conviven, todo lo vuelven natural, esto lo menciono por la forma en que usaban las chavolas, era ya tan cotidiano que lo convertían hasta en algo divertido, jugaban naipes.

Tristeza por dos cosas:

La visita de Müller, Kropp y Pablo Baeumer, el narrador de la historia, a Kemmerich. En este momento sentí que todo podría mejorar pero cuando me enteré de que le habían amputado la pierna sabía lo que sucedía. Asimismo cuando menciona que no tiene a su familia cerca.

Dolor por la muerte de Kemmerich. Hay dos lugares que llamaron mucho mi atención:

Las chavolas individuales, las imagino como una silla pero con tres tablas a los lados, en ellas se reunían a jugar naipes.

El hospital donde estuvo Kemmerich, me lo imagine con pocas camas, demasiados soldados heridos, sangre por doquier, pocas personas atendiendo a los heridos y hasta el olor a gangrena.

En cuanto al ambiente, yo noto incertidumbre, porque no saben qué sucederá con sus vidas y ni siquiera saben bien el motivo por el que están ahí.

En la guerra sólo sobreviven las personas más astutas, como Katczinsky, él hizo lo posible por conseguir pan y carne de caballo en un pueblo que ellos no conocían. Ira por la forma en que Himmelstoss los trataba, pero obtuvo su merecido con la paliza que le dieron.

Tristeza, al imaginar cómo muere el recluta novato al que Pablo había ayudado antes, también al imaginar el dolor que sufrían los caballos heridos, y la frustración de Detering al no poder hacer algo para remediarlo.

Angustia en medio del bombardeo que ellos estaban recibiendo en el cementerio, igualmente cuando Katczinsky le avisó a Pablo que se colocara la máscara de gas. El camino hacia las trincheras en el frente, un camión de carga, incómodos y con miedo de lo que pueda suceder.

El bombardeo en el cementerio, un lugar desolado con demasiada tensión y adrenalina, el libro menciona a lo que yo llamo adrenalina como un instinto bestial despertando, que funciona como una guía y los protege, no es la conciencia, es más certero, rápido e infalible que la percepción.

El camino de regreso con mayor espacio en el camión, más cómodos pero con tristeza por las bajas que tuvieron aunque no fueron muchas, sólo 5 muertos y 8 heridos.

La guerra es lo peor que puede ocurrir, deja a todos en miseria, se pierden demasiadas vidas y lo peor es que la guerra empieza por razones estúpidas. Desprecio hacia Himmelstoss, cuando llega al grupo de Pablo, quiere imponerse como lo hizo en el cuartel, pero éstos no se dejan y dos de ellos consiguen un arresto menor. También sentí desprecio porque cuando estaba en el frente no quería seguir combatiendo por una pequeña herida.

Alegría al ver la amistad de los soldados reflejada en la caza del ganso, compartiendo sus alimentos.

Tristeza por los reclutas nuevos en combate, mueren por su inexperiencia aunque los veteranos dan consejos para ayudarles. La angustia que debió sentir Pablo cuando estaba cazando al ganso, los nervios que debió sentir al saber que lo podrían atrapar y proporcionarle un arresto.

La estancia en el fuerte, el olor a rata y la forma en que las mataban, la tensión que ha de ser estar ahí encerrado esperando la orden

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