Titulosde Credito
jocy22103 de Abril de 2014
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1. INTRODUCCIÓN
El pagaré aparece como una forma exclusiva del contrato de cambio que se contiene en la cambial y como medio de eludir la prohibición de estipular, que la Iglesia repudiaba. Como originalmente el título de cambio era expresión del contrato de cambio trayectorio y el derecho canónico prohíbe el pacto de intereses, se ideo la emisión de un título análogo al cambiario en el cual la obligación de pagar los intereses se ocultara bajo la apariencia de una deuda comercial o un préstamo, sin que, de otro lado, tuviese que emitirse el título para pagar en una plaza diferente a la orden de tercera persona.
La creciente complejidad de las actividades mercantiles ha sido la causa de que los simples acuerdos verbales se hayan sustituido desde tiempos muy remotos por la constancia escrita de los pactos o acuerdos celebrados. En el moderno mundo de los negocios cualquier paso que se dé en el campo mercantil se hace constar en algún documento y, en caso de que su importancia lo justifique, el documento en cuestión puede llevar la firma de algún funcionario calificado.
En lenguaje técnico mercantil es un modo especial para realizar una serie de operaciones comerciales. Estos pueden ser negociables y no negociables. La importancia de la documentación mercantil es tal que ha creado normas especiales de carácter técnico y disposiciones legales para impresión, archivo y conservación de los distintos documentos que se utilizan en las operaciones mercantiles.
2. ANTECEDENTES
El pagaré nace en la Edad Media, quien recibía dinero en un lugar prometía la entrega en otro sitio, obligación que se hacía contener en un documento suscrito ante un notario, denominado la litera aperta. Es así como los banqueros reciben dinero constante y prometen abonar el equivalente en otro lugar geográfico y en las monedas en curso en aquel lugar, donde ellos tienes alguna sucursal o persona relacionada con los negocios. Esta promesa se hace por escrito y en forma notarial y surge la promesa de remisión de fondos. El primer documento de esta clase se encuentra en el protocolo o registro del notario Genovés Johannes Scriba, cuyas inscripciones comienzan en el año 1155.
En opinión de Roblot, en virtud de que el pagare contenía la inserción de una obligación directa, en rem (algo insólito en aquella época), necesariamente propicio que durante los primeros años de su origen, fuera utilizado no por los comerciantes, si no de manera fundamental por los bancos del Medievo, aun antes de que siquiera utilizaran letra de cambio; al extremo, de que se motivaron dos importantes consecuencias: por una parte, durante los primeros 200 años de uso, el pagare existió en Europa continental de renacimiento mas como un pagare bancario (billet de banque) que como un pagare mercantil propiamente dicho (billet ordre) y por otro, el documento y su uso bancario se conformaron en el antecedente real e incuestionable de papel moneda, a grado de que su formula cambiara, que es adoptara en los derechos de todos los países, en la actualidad es la misma que se inserta en todos los papeles moneda (billetes), a saber “la promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero”.
Antes que la letra de cambio, comenzando a utilizarse en las ciudades del norte de Italia para evitar el riesgo de llevar efectivo en largos desplazamientos por caminos plagados de bandoleros. Así, se entregaba el dinero en efectivo a un banquero y éste firmaba un documento prometiendo devolverlo en otro lugar a quien se lo había entregado o a quien éste designase.
En España, el pagaré se regula por primera vez en el Código de Comercio de 1829, pasando luego a ser regulado por el Código de Comercio de 1885, en cuya regulación únicamente se reconocía fuerza ejecutiva a la letra de cambio, pero no al pagaré. De esta forma, el pagaré cayó en desuso a favor de la letra de cambio, que pasó a convertirse en el documento de crédito por antonomasia, ya que, por su fuerza ejecutiva, gozaba de importantes ventajas frente al pagaré a la hora de reclamarlo en caso de impago.
La Ley Cambiaria y del Cheque de 16 de julio de 1985, actualmente en vigor y norma básica reguladora del pagaré, equiparó letra de cambio y pagaré en casi todos los aspectos, incluido el referente a la fuerza ejecutiva. Ello supuso una revitalización del pagaré que, poco a poco, ha ido ganando terreno a la letra de cambio en su uso como efecto de comercio hasta convertirse actualmente en el documento de crédito predominante en el tráfico mercantil por su simplicidad, menor coste y mejor adaptación a las ventajas derivadas de avances informáticos.
Desde su nacimiento los pagarés fueron a la orden, es decir, eran transmisibles por endoso y por no estar sustentados en un contrato. El emisor, que comúnmente era un comerciante, sentía rechazo por una obligación contraída con un desconocido, por no saber a quién se le tenía que pagar y que podría ser persona non grata para él.
Éstas y otras razones determinaron que la regulación legal del pagaré fuera lenta y molesta para su aprobación en el Código Bonaparte de Francia que lo aceptó hasta1807, mientras que Alemania lo autorizó hasta 1848. De igual rechazo fue el pagaré en el Reino Unido y en los países nórdicos. Los comerciantes y las cortes preferían la perfección cambiaria de la letra; después de varios siglos de uso eficiente y rechazaban el pagaré por la carencia de seguridad jurídica que significaba el poder ser emitido al portador.
Más bien preferían condicionar su emisión a que estuviera ligado a un contratomercantil cualquiera. Sin embargo, la enorme gama de posibilidades que permitía el pagaré en materia bancaria, y al ser Inglaterra en aquella época el origen de las instituciones bancarias, propició que en 1882 el pagaré fuera reglamentado de manera amplia como un título susceptible de ser emitido a la orden o al portador convirtiéndose este país en pionero de su estructura legal.
3. DERECHO COMPARADO
3.1. LOS TITULOS VALOR, ORIGEN Y GESTACIÓN
Este primer periodo pertenece a la formación y gestación de los títulos valor. Pero, ¿cuándo comienza esta época?; ¿cómo aparecen los diversos títulos valor?; ¿por qué el estudio de los mismos en un sentido general, entraña el análisis de uno de ellos en particular, como lo es el de la cambial?. Responder a estos interrogantes con la precisión deseada, es tarea difícil, aun quien como especialista se entrega afanosamente; debido a la incertidumbre que con respecto a los orígenes de los títulos valor existe.
No obstante, presuponer que nuestros antepasados más remotos conocieron el contrato de cambio trayecticio, por medio del cual se transfería dinero de una plaza a otra (distantia loci) y emplearan consiguientemente, a un primitivo títulos valor, como instrumento probatorio de dicho contrato, no es hacer ciencia ficción. En Sinear, país que posteriormente se llamó Babilonia, se hallaron títulos con cláusula al portador, lo mismo que títulos abstractos de deuda, así como el contrato de mediación, el pago por medio de mandato, etcétera; además de los valiosos descubrimientos realizados en el presente siglo, que nos hicieron saber la existencia de primigenias disposiciones jurídico-mercantiles. La carta de crédito y la transferencia se conocieron en Grecia; Sinallagmaqikh o qraBhkqikh y Epiqalh llamaron los helenos a la cambial y al cheque respectivamente; efectos al portador y a la orden se encuentran, al menos, en la época alejandrina. En las relaciones comerciales internacionales de los pueblos antiguos como Sumeria y Carthago entre otros, dichos títulos también se utilizaron. Hacia el año 30 a. C., cuando Egipto estuvo bajo la supremacía romana, empleáronse órdenes de pago de los clientes a cuenta de los depósitos constituidos por ellos en el banco; en tal operación correspondía al banquero extender sobre la orden dada un documento —diagrafh— que entregaba al librador de la orden: esos documentos presentaban en general una forma típica. "Usáronse en Roma, desde luego, los títulos al portador (si bien imperfectos) y también títulos a la orden".
Al respecto, Mybourgh nos comunica que los griegos y, sobre todo, los romanos emplearon documentos —particularmente el cheque— con función similar a la que tuvieron los títulos de crédito medievales. Publicae permutationes en la república y litterae delegatoriae durante el imperio, fueron las órdenes de libramiento a través de las cuales el Estado romano autorizaba a sus oficiales a retirar dinero del erario público o de los recolectores de impuestos. Esto muestra que el Estado romano y los particulares utilizaron profusamente el título de crédito en sentido genérico, para facilitar el comercio y al mismo tiempo minimizar los riesgos realizados con los pagos en efectivo. Sobre todo cuanto se trataba de importantes sumas que habrían de remitirse al exterior.
Una evidencia mayor que favorece a los titulosvalor romanos data de los tiempos del imperio romano. En efecto, se han encontrado varios papiros (diastoliká ) en los que aparecen instrucciones escritas por los clientes romanos a sus banqueros egipcios, ordenándoles pagar a una tercera persona (beneficiario) designado en el diastolikón. Otro dato inusitado está referido a los grano-cheques o cheques-grano; consistían éstos en órdenes escritas a grano-banqueros para entregar cantidades de grano a la
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