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Valor Etico De Las Utilidades


Enviado por   •  5 de Octubre de 2011  •  1.603 Palabras (7 Páginas)  •  1.193 Visitas

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Sin duda, alguna vez nos habremos preguntado si realmente es necesario ser ético en la vida empresarial, y si es así, ¿cómo se compatibiliza la exigencia ética en la empresa con la necesidad de lograr los objetivos económicos de la misma? Dicho de otra manera: ¿vale la pena ser ético?, ¿es rentable? Intentaré responder brevemente a estas preguntas.

¿ES NECESARIO SER ÉTICO?

La ética viene en socorro de la economía, porque los problemas derivados de los efectos externos parecen muy propios de la ética: ¿«tengo derecho» a verter las aguas sucias de mi fábrica al río o sus humos al prado vecino? ¿Es superior el derecho de los perjudicados al de los trabajadores, cuyo nivel de vida depende de la continuidad de la fábrica contaminante? ¿Y el derecho de los consumidores a tener bienes baratos? ¿Es ético limitar el acceso de otras empresas a las patentes que he conseguido con mis investigaciones?

En esta línea se ha volcado una parte de los estudios relacionados con la ética económica. Si se aplican las reglas éticas apropiadas , la actividad económica y la política pública serán mucho más efectivas y justas. O incluso, hablando en términos utópicos, se podrá prescindir de la política económica si la conducta ética de los individuos es suficiente. En definitiva, si la actuación de los individuos se guía no sólo por su bien individual, sino por alguna forma de bien común, es posible internalizar los efectos externos, reducir los costos de control y minimizar el papel del Estado. Este argumento explica, en parte, la necesidad de la ética, pero no es toda la explicación.

La segunda razón por la cual el comportamiento ético es necesario, es por el efecto que las actuaciones del agente producen en el interior de los demás.

La tercera y principal razón por la que hay que ser éticos es la dependencia que existe entre los fenómenos en el plano afectivo de los seres humanos y el estado de sus virtudes morales, teniendo presente, además, la unidad de las virtudes. Para que nos hagamos cargo de la seriedad del tema voy a mencionar un par de aplicaciones.

EL LAZO EMPRESA-PERSONA

El ejemplo anterior se refiere a la conexión entre virtudes y afectividad. Pasaré a otro que ilustra el tema de la unidad de las virtudes. Actualmente se dan con cierta frecuencia en las empresas sistemas de incentivos con indudables ventajas fiscales por más que Hacienda intente inútilmente «controlarlos» que facilitan la «buena vida» de los directivos (desde el automóvil deportivo o poco menos, hasta las cuentas de gastos y viajes innecesarios pero «motivadores», pasando por toda la constelación de bienes accesibles en una sociedad consumista).

Todo ello tiende a producir directivos materialistas obsesionados por ganar más y disfrutar más. Por supuesto, esa actitud es dañina en el caso de cualquier ser humano, pero ocurre que en el caso del directivo no es tan sólo dañina, sino que implica un proceso que asegura el desarrollo de una profunda incapacidad profesional. ¿Cómo va a ser compatible la toma de decisiones justas que trasciendan los intereses pequeños y egoístas, si quien decide está cegado por su impulso hacia la maximización de aquello que le produce un goce inmediato? Efectivamente ambas cosas son incompatibles.

En resumen, la necesidad de la ética, deducida del efecto que produce en quien decide, en el otro y en la sociedad en general, puede expresarse diciendo que la ética en economía no constituye una imposición externa, como temían los economistas en el pasado (y algunos siguen temiendo hoy), sino una condición de equilibrio o estabilidad del sistema socio-económico.

Esto quiere decir, en el plano individual, que el proyecto de vida de una persona y su actuación diaria no pueden regirse, sin más, por los criterios de la economía: la ausencia de reglas éticas llevará a conductas que pueden acabar contradiciendo el propio desarrollo y cumplimiento del fin del hombre. Y en el plano social, que la observancia de las reglas económicas no basta para asegurar la estabilidad a largo plazo de la evolución de la sociedad: si no se atiende a los criterios éticos, la vida acaba por hacerse imposible y la sociedad no tendrá garantizado lo que en terminología económica hemos llamado equilibrio estable.

¿ÉTICA RENTABLE?

Los enfoques rigurosos de la ética van por caminos absolutamente distintos. Es cierto que resulta fácil demostrar que un comportamiento ético es condición necesaria, aunque no suficiente, para la maximización de valores económicos futuros, pero esto no es la razón para ser ético, es sólo una propiedad de las decisiones éticamente correctas.

Pretender que quien decide se comporte éticamente por motivos económicos es tan insensato como pretender que una persona se abstenga de beber un veneno porque tiene muy mal sabor. Ese tipo de formación terminaría educando directivos condenados a morir envenenados en cuanto se tropezasen con venenos cuyo sabor

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