EDUCAR EN LAS EMOCIONES

EDUCAR EN LAS EMOCIONES

Las emociones son inherentes al ser humano, la triada emoción, pensamiento y acción son  los tres pilas que entrelazan la estructura del ser. Salovey y Mayer en 1990, definieron a la inteligencia emocional como “la capacidad que tienen las personas al aplicar la conciencia y la sensibilidad para discernir los sentimientos que subyacen en la comunicación interpersonal, y para resistir la tentación a reaccionar de una manera impulsiva e irreflexiva, con receptividad, autenticidad y sinceridad”. (Licea, L. 2002).

De acuerdo con la Encuesta del Foro Económico Mundial (Conocido por las siglas WEF), realizada en 2009-2010, reporta que en el país se percibe un mayor deterioro de ética en consecuencia de la crisis económica. Además a nivel mundial el 67.77% considera se está atravesando por una crisis de ética y valores y en México aumenta el porcentaje a un 80.10%.   (WEF, 2009-2010).

La importancia de la inteligencia emocional está fundamentada en ésta desintegración social y en la falta de control emocional y la crisis de valores que se percibe. En la formación del ser humano se deja de lado la emocionalidad que conlleva y se prioriza el desarrollo del intelecto, sin considerar la interacción entre la cognición, el aspecto social y lo emocional. (Griffa y Moreno, 2005).

De ahí radica la importancia de reconocer al ser humano como integral y poderlo formarlo en el la identificación, usos, comprensión y manejo de las emociones. (Licea, L. 2002).

Si hablamos que para el ser humano es indispensable lograr un equilibrio, como docentes, padres y sociedad adquirimos la corresponsabilidad de formar individuos integrales porque de ello dependerá su éxito personal, social y académico (Extremera y Fernández-Berrocal, 2004; Goleman, 2010). Los cuales se deberán de formar de manera inteligente desde su nacimiento, ya que desde los 18 meses los niños requieren el afecto y el cuidado de sus padres, esto aporta la seguridad necesaria para adaptarse a su medio, explorar y dominar sus miedos. Es importante establecer límites desde que nacen. A partir de los 2 años es indispensable que ellos comiencen a identificar las diferentes emociones que viven, se puede trabajar a través de preguntas abiertas que los guíen y orienten en el proceso de identificar lo que siente y que lo puedan manifestar en palabras. A partir de los 5 años se esperaría que el niño lograra expresar verbalmente sus emociones argumentando el porqué las siente o manifiesta. Los estudios revelan que los alumnos mas destacados que reconocen, asimilan, comprenden y controlan las emociones manifiestan mayor bienestar psicológico y calidad en sus relaciones sociales, menos conductas disruptivas y mayor rendimiento escolar. (Extremera y Fernández-Berrocal, 2004).  

Retomando lo anterior sostenemos que es imprescindible abordar desde la escuela el aprendizaje de las emociones de manera asertiva, (Fernández-Berrocal y Extremera, 2005).  para que aunado al aprovechamiento escolar consoliden rasgos que le permitan conocer y valorar sus características y potencialidades como ser humano; que sepa trabajar de manera colaborativa; reconozca, respete y aprecie la diversidad de capacidades en los otros, y emprenda y se esfuerce por lograr proyectos personales o colectivos, tal como lo plantea el Plan y Programas de Estudios 2011 SEP, en su perfil de egreso de Educación Básica.

En la etapa de la adolescencia alrededor de los 10 u 11 años, surgen en este proceso emociones que podrían denominarse secundarias tales como el amor,  vergüenza, ansiedad, ira, etc. En este momento sería importante mantener una buena comunicación en donde se hable de las inquietudes que viven con apertura y madurez para orientarlos en este proceso y seguir fomentando.

Se hace referencia a la inteligencia emocional como una competencia o habilidad que puede ser mejorada, fundamentada en el “modelo de habilidad” (Fernández-Berrocal y Ruiz-Aranda, 2008; García-Fernández y Giménez-Mas, 2010), visto desde esta perspectiva el trabajo de las emociones se convierte en un proceso permanente en la formación del ser humano (Damasio, 2010). siendo susceptible de mejorar a través de la educación que se le brinde o en que por conciencia propia asuma su responsabilidad en este proceso de formación.

...