PSICOANÁLISIS DE LOS CUENTOS DE HADAS

PSICOANÁLISIS DE LOS CUENTOS DE HADAS

Bettelheim ha determinado lo que el niño en sí demanda, comprensión, paciencia y estímulos que lo guíen por el camino correcto.

En lo que resta del libro, ahora nos introduce en el mundo del adolescente que previamente ha dejado atrás su niñez.

Llegar a ser un hombre o una mujer significa, realmente, dejar de ser un niño, cosa que no se le ocurre al muchacho en la etapa anterior a la pubertad, pero que sí percibe el adolescente.

Bettelheim nos describe “Los tres lenguajes”, de los Hermanos Grimm, un cuento que engloba los paradigmas a los que se enfrenta el púber en esta etapa de la nubilidad.

En esta parte del cuento, llamó mi atención, cuando el padre manda al hijo a aprender, pues lo consideraba inútil, el hijo aprende lo que él cree necesario, pero este aprendizaje no es el que el padre quería que su hijo adquiriera. Conforme se va desarrollando la historia, el hijo es echado a su suerte, y éste se ve involucrado en una serie de eventos, en los cuales aplica los conocimientos que antes había adquirido, aquellos conocimientos que el padre considero innecesarios.

Resulta que el adolescente va a aprender lo que él cree que tiene que aprender, no lo que los padres quieren que éste aprenda. Las necesidades de cada individuo son distintas, los procesos cognitivos internos, son variados, la percepción del mundo es heterogénea.

Los padres tienen la tremenda necesidad de mantener una postura toral ante los hijos.

Es un proceso sumamente paradigmático, pues el ahora adolescente, pronto dejara de serlo y pasara a ser un adulto, y repetirá el mismo patrón, querrá   obligar al niño, después adolescente, seguir el camino y aprender lo que él (el adulto) cree que es  útil para éste (el niño, adolescente). ¿Por qué se nos olvida lo que como niños y adolescentes demandamos, libertad?

Ésta incógnita será quizá, siempre, una característica endógena del individuo.

 Bettelheim, de a cuerdo con el cuento, expresa:

El hecho de que no sea el padre el que mata al hijo, sino que le encargue a un criado que lo haga, y el hecho de que éste lo perdone, demuestra que, a este nivel, el conflicto no se produce con los adultos en general, sino sólo con los padres. La amabilidad de los otros adultos llega hasta donde les permite su voluntad de no entrar en contradicción con la autoridad paterna.

Hablando de libertad y padres, viene a mi mente una de las aportaciones hechas por el filosofo francés, Michel Foucault, quien nos dice que, las instituciones se encargan de oprimir al individuo, por instituciones, no se refiere sólo a las gobernativas, sino también y primordialmente, a la primer institución en la que vivimos, la familia.

La familia, juega un papel importante en el desarrollo de la personalidad, los padres, marcan las limitaciones, que en algunos casos son para el bien del individuo, pero que en otros casos, son restricciones y ordenes de lo que su “yo”, ya retorcido por el “ello” les dice lo que debe ordenar a su prójimo.

Bettelheim nos dice al respecto:

El hijo desea y teme a la vez que los padres no quieran aceptar su independencia y que tomen represalias contra él.

Para conseguir su completa autorrealización, el muchacho tiene que entrar, primero, en conexión con su ser interno, proceso que ningún padre puede encarrilar aunque se dé cuenta de su importancia; esto es lo que sucede en esta historia.

Básicamente el relato encasilla al “ello”, al “yo” y al súper yo”.

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