AGRESIÓN: DAÑAR A LOS DEMÁS

AGRESIÓN: DAÑAR A LOS DEMÁS

¿Hay una forma de liberar a la humanidad de la amenaza de la guerra? 

Albert Einstein, carta a Sigmund Freud, 1932.

La agresión se define más claramente como un comportamiento físico o verbal que se dirige a lastimar a alguien. No todo acto que implique golpes o daños físicos, se pueden considerar una agresión. Un accidente de tránsito o empujones en banquetas no entran dentro de esta clasificación.

Dentro de la agresión encontramos dos formas de agresión:

Agresión hostil: es la que surge de la ira y su meta es hacer daño. Un ejemplo que podemos encontrar es un asesinato.

Agresión instrumental: es la que pretende lastimar sólo como medio para conseguir algún fin. Un ejemplo que se puede mencionar es un ataque terrorista.

Dentro de la agresión encontramos algunas teorías que explican de mejor manera dicho tema.

Agresión como Biología: diferentes filósofos creían que nuestra naturaleza humana es en esencia la de un nuble salvaje. Juan Jacobo Rosseau (1712-1778), culpa  la sociedad, no a la naturaleza humana, de los males sociales. La teoría el instinto y psicología evolutiva fue desarrollada para explicar la autodestrucción definida por Freud. Así mismo Freud y Lorenz estaban de acuerdo en que la energía agresiva es instintiva, que es algo no aprendido y universal. Y se acumula hasta que explota o hasta que un estímulo apropiado lo libera. Encontramos también influencias neuronales que nos conducen a facilitar la agresión. Adrian Raine y colaboradores (1998, 2000) realizaron experimentos de cómo se mide la actividad cerebral de asesinos y medir también la cantidad de materia gris en hombres con trastorno de conducta antisocial. Así, descubrieron que la corteza prefrontal, que funciona como freno de emergencia en las zonas cerebrales profundas relacionadas con el comportamiento agresivo, era 14 por ciento menos activa que lo normal en asesinos que no habían sido abusados y 15 por ciento menos en los hombres antisociales. La herencia también influye en la sensibilidad del sistema nervioso a las claves de agresividad. Las conductas agresivas son principalmente parte de la relación con los antepasados, esto se encuentra en los genes que influyen y pueden aumentar la conducta agresiva. Las influencias bioquímicas también son un detonante en la agresividad, aquí encontramos las bebidas alcohólicas que pueden tener un efecto de dispare de agresividad.

Agresión como respuesta a la frustración: la frustración es el impedimento de alcanzar una meta y la teoría de la frustración-agresión afirma que la frustración prepara para la agresión, encontrando también el desplazamiento, donde una frustración en el trabajo es manifestada también en casa. Es esta teoría encontramos también que algunas veces la frustración incrementa la agresividad, pero en otras cosas no. Los problemas sexuales, políticos o sexuales también pueden llegar a la agresión. Principalmente los despidos laborales aumentan los índices delictivos (Catalano y colaboradores, 1997). La deprivación relativa es la percepción de que uno no está tan bien como aquellos con quienes se compara.

Agresión como comportamiento social aprendido: los psicólogos sociales afirman que el aprendizaje también saca la agresión de nosotros. Por experiencia y observación de los demás aprendemos que la agresión trae dividendos. La teoría del aprendizaje social establece que aprendemos el comportamiento social por medio de observar e imitar y a través de recompensas y castigos. El observar a otros comportarse de forma agresiva, se aprende. En donde se puede observar la agresividad aprendida es: en la familia encontramos niños que practican la agresión física, suelen ser hijos de padres punitivos que al disciplinarlos ejemplifican la agresión con gritos, bófetas y golpes (Petterson y colaboradores, 1982). En la cultura encontramos comunidades donde se admiran imágenes de “machos” y la agresión se transmite continuamente a las nuevas generaciones (Cartwright, 1975; Short, 1969).

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