Adolescente Reblede Ante Sus Padres
mariip14 de Marzo de 2013
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Adolescente rebelde antes sus padres
Caso: Adolescente rebelde antes sus padres
“De un tiempo a esta parte nuestro hijo de 14 ya no nos hace caso ni a su padre ni a mi, se toma todo como imposiciones y no quiere ayudar en casa. Simplemente pedimos que arregle su habitación, que estudie… En definitiva, que nos respete.
Ha llegado ya a un punto que le decimos que venga a una hora y viene cuando a él le parece bien sin importarle si estamos preocupados o no.
La casa ha llegado a ser un infierno".
Exposición del tratamiento
Cuando llegaron a terapia se veía que el hijo estba separado de los padres. Su actitud era de no cooperar desde el primer momento.
Cuando los padres expusieron lo que les estaba ocurriendo en casa, el hijo, que hasta entonces estaba distante, saltó en su defensa.
Era evidente que la visión de las mismas cosas entre padres e hijo, nada tenía que ver, era como si hablaran de cosas diferentes, sus lenguajes era distintos.
La comunicación entre ellos era entrecortada y los padres comentaron que en casa no había ningún tipo de relación, únicamente para discutir. El grado de rebeldía del hijo parecía bastante grande. Cuanto más se rebelaba él, más sufían sus padres. Era como si estuvieran metidos en un círculo vicioso en el que se hacían daño mutuamente.
En primer lugar dimos prioridad a hacer con respeto preguntas al chico, pero él dejó muy claro que no quería colaborar, que los que tenían que cambiar era sus padres. Cuando nos quedamos un momentos solos con él se reiteró en esta idea.
Así que optamos por trabajar con los padres que eran los que verdaderamente pedían el cambio.
Se trabajó con ellos durante unas cuantas sesiones y ellos fueron cambiando muchas de sus actitudes frente a su hijo, así como asumiendo que el sufrimiento no se arreglaba dejando hacer, sino poniéndo límites claros y firmes, que hasta entonces, parecía que había, pero no había.
Para nuestra sorpresa, al cabo de 9 sesiones con los padres, estos nos transmitieron que el joven quería venir a vernos. Se le asignó una cita y le recibimos en consulta.
En primer lugar su actitud nos pareció que había dado un tremendo giro, y lo primero que nos dijo es que quería saber qué había pasado para que la relación entre sus padres y él hubiera cambiado tanto. Comentó el enfado que sintió al principio, cuando vio que sus padres asumían normas que hasta entonces no habían sido firmes, pero que reconocía que le gustaba ver a sus padres con un poco de "autoridad" (y utilizó esta palabra). Comentaba que le había hecho gracia ver cómo su madre ignoraba ciertas conductas de él que anteriormente le sacaban de quicio.
Tuvimos una última sesión en la que nos juntamos con la pareja y el chico, y podemos decir que lo que más nos llamó la atención fue cómo había cambiado la comunicación entre ellos
Por supuesto que siguieron teniendo de vez en cuando sus discusiones, pero nada que les llevara a consultarlo de nuevo ya que tanto los padres como el hijo, aprendieron lo que tenían que hacer en estas situaciones. Además, los padres aprendieron también a ir "suavizando" un poco los limites a medida que la conducta de su hijo iba mejorando, lo que de alguna manera ayudaba al hijo a responder mucho mejor.
Tiempo usado en la terapia y Seguimiento
En este caso la terapia se redujo a 10 sesiones más el seguimiento. Les citamos mes y medio más tarde para ver en qué momento se encontraba la familia e hicimos una sesión más.
Al cabo de seis meses hicimos una llamada de teléfono para verificar el "estado" de la
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