Aprendizaje Por Descubrimiento

Aprendizaje por descubrimiento

Jérome Bruner, psicólogo norteamericano interesado por investigar sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje, elaboró la teoría del aprendizaje por descubrimiento, la cual se refiere a la forma natural de aprender que tenemos los seres humanos desde que somos niños. Este tipo de aprendizaje se basa en la presentación de problemas por parte del educador para que el alumnado los resuelva aplicando conceptos generales, empleando en ello las habilidades del pensamiento que le permitan observar, analizar, comparar, describir, clasificar y/o relacionar los objetos que tiene a su alcance.

En pocas palabras, se promueve que el estudiante adquiera los conocimientos por sí mismo con una participación regulada del docente como mediador, guía y facilitador de los medios requeridos para la experiencia de aprendizaje.

Bruner propone 3 modelos de aprendizaje en esta teoría:

1. Enactivo: se aprende haciendo cosas, actuando, imitando y manipulando objetos; contrastando, clasificando y diferenciando sus propiedades. se usa con mayor frecuencia en los niños pequeños.

2. Icónico o gráfico: se reemplaza el objeto real por uno gráfico, implica el uso de imágenes o dibujos, materiales visuales que aportan experiencias sustitutivas que enriquecen y complementan las experiencias del estudiante.

3. Simbólico: hace uso de la palabra escrita y hablada, explica con sus propias palabras o utiliza símbolos para describir el aprendizaje. Es el modelo más generalizado.

Este tipo de aprendizaje es uno de los fundamentos del aprendizaje por competencias, pues se pretende que los hechos educativos brinden la posibilidad de que los estudiantes tengan experiencias diversificadas que les permitan poner en práctica sus habilidades, destrezas y conocimientos como base para concretar más aprendizajes.

Desde mi experiencia como docente de nivel preescolar puedo decir que realmente sin estar conciente de ello, he aplicado esta teoría un sinnúmero de veces, puedo decir que la gran mayoría de mis actividades diarias están bajo esta perspectiva.

Es bien cierto que a los niños le gusta aprender jugando y que la posibilidad de tener a su alcance materiales novedosos sobre los cuales puedan ejercer acción libre les posibilita la oportunidad de descubrir desde nuevos formas de uso hasta creaciones y funciones que algunas veces salen de la intención original del material otorgado, lo cual significa un enriquecimiento también para mi como docente pues percibo de manera más práctica las capacidades de mis alumnos.

Mis actividades iniciales para abordar alguna situación de aprendizaje siempre las baso en el cuestionamiento, les realizo preguntas abiertas donde ellos puedan responder con sus propias ideas la pregunta detonante, por lo general las escribo en una hoja de rotafolio o en el pizarrón para recordarlas y anexo el nombre de quien mencionó la idea; cabe mencionar que hago énfasis en que todos tenemos ideas diferentes y que debemos respetar lo que todos los compañeros digan.

Una vez escritas las ideas procedemos a desarrollarlas, ya sea experimentando directamente para que puedan observar lo que sucede y verificar si las respuestas han sido ciertas o no. Aquí se corroboran las predicciones que previamente se elaboraron.

De igual forma, sucede cuando la intención educativa es que en trabajo colaborativo resuelvan por sus propios medios alguna situación relacionada con la matemática, por ejemplo, les menciono la meta u objetivo de la actividad, por mencionar uno: crear la torre más alta; y les presento el material a emplear, delimitándolo para que todos tengan igualdad en recursos. El paso siguiente es observar lo que realizan, se pueden contemplar desde quienes elaboran la torre verticalmente,

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