Cognision Social
bereky.com20 de Agosto de 2014
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COGNICIÓN SOCIAL:
PENSAR EN EL MUNDO SOCIAL
El impacto de los esquemas en la cognición social: atención, codificación y recuperación evidencia de la naturaleza auto confirmatoria de los esquemas: cuándo —y por qué— las creencias configuran la realidad.
Heurísticos y procesamiento automático: cómo reducimos nuestro esfuerzo en la cognición social. Representatividad: Juzgar por la apariencia Disponibilidad: «si lo recuerdo, debe ser importante» Procesamiento automático en el pensamiento social: cómo logramos hacer dos cosas al mismo tiempo
El coste potencial de pensar demasiado: por qué, a veces, puede estar justificada nuestra tendencia a hacer el menor esfuerzo cognitivo posible Pensamiento «contra fáctico»: los efectos de considerar «lo que podría haber sido». Pensamiento mágico: ¿podrías comerte una chocolatina con forma de araña? Supresión de pensamiento: ¿por qué algunas veces los esfuerzos para evitar ciertos pensamientos producen efectos indeseados? Cognición social: un punto de Optimismo.
PSICOLOGÍA SOCIAL: Treinta Años De Progreso: Los efectos del estado de ánimo positivo en el comportamiento y la cognición social: del «cálido brillo del xito» a los efectos del estado de ánimo en el pensamiento heurístico.
En esencia, nuestras mentes trabajan cuando intentamos comprender el mundo que nos rodea y funcionar de manera adaptativa—. Y, por supuesto, tal cognición es la base de la cognición social, el tema central de este capítulo.
Los psicólogos sociales emplean este término para referirse a las maneras en que interpretamos, analizamos, recordamos y empleamos la información sobre el mundo social —en otras palabras, cómo pensamos acerca de los demás.
En muchas situaciones, podemos procesar información del mundo que nos rodea (la información que llega a nuestros sentidos) de una manera aparentemente automática, sin esfuerzo e inintencionadamente.
Esta es la razón por la cual con frecuencia hacemos dos cosas al mismo tiempo —conducir y escuchar música, atar los cordones de nuestros zapatos mientras hablamos con un amigo, lavarnos los dientes mientras pensamos acerca de nuestros planes de la semana—. Como veremos luego en este capítulo, la cognición social también sucede con frecuencia en automático.
Por ejemplo, una vez que sabemos que alguien pertenece a un grupo social específico (por ejemplo, afroamericanos, irlandés-americano, árabes), tendemos a asumir con frecuencia de manera automática e inintencionada, que ellos poseen ciertos rasgos (por ejemplo, Bargh, Chen y Burrows, 1996; Greenwald, McGhee y Schwartz, 1998).
Este es otro tema de investigación importante en la cognición social: existen Límites definidos de nuestra capacidad para pensar acerca de los otros. Por esta razón, con frecuencia tomamos atajos diseñados para ahorrar el esfuerzo mental y preservar nuestra preciosa capacidad cognitiva (por ejemplo, Jonas et al., 2001). A la vez que los atajos funcionan para reducir tal esfuerzo, tienen un coste: algunas veces nos llevan a cometer errores graves en nuestro pensamiento acerca de los demás.
La cognición social es un área de investigación muy importante en la psicología social, se ha convertido en un marco teórico que orienta la mayoría, si no toda, la investigación en el área.
Esquemas: Mapas Mentales Para Organizar —Y Utilizar— La Información Social.
Hace muchos años visité Marruecos. Tuve muchas buenas experiencias allí, pero quizás, una de las más interesantes tuvieron lugar en un restaurante popular en la ciudad de Marrakech el primer día que llegué. Cuando entramos, mi compañera de viaje y yo pasamos delante de un grupo de músicos. Cuando pasábamos, comenzaron a tocar y continuaron haciéndolo hasta que nos sentamos. Entonces, pararon. Al principio yo estaba un poco confundido. Pero cuando ellos comenzaron a tocar otra vez a medida que entraba otra pareja comprendí lo que estaba sucediendo: tocaban para dar la bienvenida a los nuevos clientes y después permanecían en silencio hasta que entraba la siguiente pareja o grupo.
Él nos la ofreció señalando un tazón de metal situado en el centro de la mesa. En un instante comprendí: él quería que colocáramos las manos en el tazón de manera que pudiera verter el agua sobre ellas. Era una buena idea porque descubrí que no había ni cuchillos ni tenedores: comimos empleando un delicioso pan que nos dieron. Y rápidamente me di cuenta que el pan estaba cortado en el tamaño y la forma justa para servirnos de cuchara. La comida fue maravillosa y la noche fue muy placentera. Al salir, los músicos comenzaron a tocar y advertí cerca de allí un gran plato lleno con monedas dispuesto de manera estratégica. Dejé varias monedas en él y el jefe de los músicos saludó con la cabeza en señal de agradecimiento —había hecho lo correcto.
Vayamos a una pregunta clave: nunca antes había estado en Marruecos y nunca había tenido este tipo de experiencias (comer en el suelo, colocar mis manos para que me las lavaran, etc.), por tanto, ¿cómo fui capaz de imaginarme, de manera tan rápida y fácil, lo que pasaría? Parte de la respuesta implica el hecho de que he estado en muchas situaciones similares en el pasado: he comido en cientos de restaurantes por el mundo.
Generalmente, los esquemas se centran alrededor de temas particulares. Por ejemplo, En esta situación, el esquema que fue activado puede ser descrito como mi «esquema de restaurantes»; es un mapa mental construido a través de la experiencia en muchos restaurantes previos, que me ayuda a dar sentido a la información social nueva con la que me voy encontrando —un camarero que quiere verter agua sobre mis manos, músicos que tocan sólo cuando los clientes entran o salen, y así sucesivamente.
Afecto: estado emocional de una persona —sentimientos y estados de ánimo.
Esquemas: marcos mentales sobre un tema específico que nos ayudan a organizar la información social.
EL IMPACTO DE LOS ESQUEMAS EN LA COGNICIÓN SOCIAL: ATENCIÓN, CODIFICACIÓN Y RECUPERACIÓN
¿Cómo influyen los esquemas en el pensamiento social? Los resultados de las investigaciones sugieren que los esquemas ejercen efectos importantes en tres procesos básicos: atención, codificación y recuperación. Atención se refiere a qué información percibimos. Codificación se refiere al proceso a través del cual la información que percibimos es almacenada en nuestra memoria.
Finalmente, recuperación se refiere al proceso a través del cual recuperamos información de la memoria para usarla de alguna manera —por ejemplo, haciendo juicios sobre las otras personas. Se ha encontrado que los esquemas influyen en todos estos aspectos básicos de la cognición social (Wyer y Srull, 1994).
En relación a la atención, frecuentemente los esquemas actúan como un tipo de filtro: es más probable que la información que sea consistente con ellos sea percibida y por tanto entre en nuestra conciencia.
La información que no encaja con nuestros esquemas es con frecuencia ignorada (Fiske, 1993), a menos que sea tan extrema que no podamos evitar el percibirla. Incluso entonces tiende a ser descartada como «la excepción que rompe la regla».
Pasando a la codificación —qué información entra en la memoria—, es un hecho básico que será mucho más probable que la información que se convierte en el foco de nuestra atención sea almacenada en la memoria a largo plazo. Por tanto, de nuevo se codifica la información que es consistente con nuestros esquemas. Sin embargo, la información que es llamativamente inconsistente con nuestros esquemas —información que no coincide con nuestras expectativas en una situación dada— puede ser en ocasiones codificada en lugares separados y señalados bajo un rótulo único.
Después de todo, es tan poco esperado que llama nuestra atención y casi nos fuerza a colocarlo en la memoria a largo plazo (Stangor y McMillan, 1992). Esto nos lleva al tercer proceso: recuperación de la memoria. ¿Qué tipo de información es recordada más rápidamente, la información que es consistente con nuestros esquemas o aquélla que es inconsistente con nuestros marcos mentales? Esta es una pregunta compleja que ha sido investigada en varios tipos de estudios (por ejemplo, Stangor y McMillan, 1992).
En particular, esta investigación sugiere que la gente tiende a manifestar en mayor medida el recuerdo y uso de información que es consistente con los marcos en comparación con la información que es inconsistente. Sin embargo, esta acción puede provenir potencialmente de diferencias en la memoria real, o alternativamente, provenir simplemente de tendencias de respuesta.
En otras palabras, la información inconsistente con los esquemas puede estar fuertemente presente en la memoria, incluso más que la información consistente con los esquemas, pero la gente simplemente tiende a describir sólo la información que es consistente con sus esquemas.
Por tanto, ante la pregunta, « ¿qué tipo de información recordamos mejor, la información consistente o la inconsistente con nuestros esquemas o expectativas?», no existe una respuesta simple. Esto depende, más bien, de la forma empleada para medir la memoria. En general, la gente reporta la información que es consistente con sus esquemas, pero de hecho, la información inconsistente con los esquemas puede estar también fuertemente presente en la memoria.
Desafortunadamente,
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