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Competencias


Enviado por   •  5 de Abril de 2014  •  1.177 Palabras (5 Páginas)  •  178 Visitas

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El gozo del hombre consiste en encontrarle sentido a cada una de las cosas que dios nos brinda, disfrutar de esos pequeños momentos, que a diario tenemos el placer de tener, la simplicidad de la vida es la que nos llena de ese goce maravilloso. El ser humano pasa su vida dependiendo del tiempo, que en ocasiones no se da cuenta que la verdadera satisfacción se encuentra, en el disfrutar cosas que para muchos son tan cotidianas, como tener la oportunidad de disfrutar el momento de la comida, sentir las suaves telas con las que a diario nos vestimos, ver tan solo el amanecer, e incluso en algún momento, deleitarse con un momento de soledad.

Como hace mención la lectura, “tal vez ésta sea la clave de la alegría: descubrir que tenemos alma, explorar las dimensiones del espíritu, atreverse a creer que no es que la vida sea aburrida, sino que los que somos aburridos somos nosotros, que nos pasamos la vida como millonarios que lloran en la bodega de su condición humana” nosotros somos los responsables de encontrar la plenitud de la vida, dios nos ha dado la oportunidad de pertenecer a una raza donde una cosa simple la podemos convertir en algo espectacular que nos hace ser parte del goce del ser humano.

El hombre con valores le da el valor hasta a las mas mínimas cosas La hipótesis de que una de las principales causas de la desvirtuación, deterioro, ineficiencia y fracaso del sistema de enseñanza, reside en el hecho de que intencional y sistemáticamente no se ha querido reconocer su carácter y dimensión política. En efecto el análisis del contenido y de los resultados de las reformas educativas llevadas a cabo, demuestra el carácter tecnocrático de las mismas, su preeminencia utilitarista y su engañosa neutralidad y “apoliticidad”.

Este escrito que solo por medios de la acción político- pedagógica se podrá sacar a la educación del atolladero en que está sumida. La dimensión sociopolítica, lejos de contaminar y dañar al proceso educativo, ayuda más bien a convertirlo en un poderoso agente de transformación de la realidad social. Es evidente que el hombre que tenemos que formar no es ese ser abstracto e incontaminado que se ha venido formando hasta ahora. El hombre que debemos formar es ese ser racional, condicionado política, social y económicamente por una sociedad llena de contradicciones, vista desde este ángulo en modo alguno es “peligrosa” la dimensión política de la educación. Antes al contrario, la ausencia de esta dimensión es, de acuerdo con nuestra hipótesis, la causa del deterioro y de la desvirtuación del sistema educativo. Mientras no resolvamos esta apoliticidad de la educación, es muy poco lo que puede esperarse del perfeccionamiento técnico- pedagógico del sistema. Es más, la acción puramente pedagógica ha entrado en una espiral de descomposición e irracionalidad tales, que los mismos responsables del sistema están asustados de los pobres y míseros resultaos del puro y simple traspaso de conocimientos.

El deterioro educativo nos está conduciendo a un callejo sin salida. No nos es permitido, por irracional y absurdo, continuar con una “inversión improductiva” de un gran porcentaje del presupuesto de nuestros países. Estas realidades nos obligan a poner en el banquillo de los acusados no a la escuela sino al tipo de educación tal como hemos concebido hasta ahora. La educación tradicional, por más remozamientos a que sea sometida, es un imposible pedagógico, un despilfarro económico y un engaño y frustración para un alto porcentaje de la población. Hacer del proyecto educativo un proyecto político es variar sustancialmente el concepto tradicional de la educación,

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