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Convivir Con Adolescentes Sin Morir En El Intento


Enviado por   •  3 de Julio de 2011  •  1.373 Palabras (6 Páginas)  •  1.024 Visitas

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CONVIVIR CON UN ADOLESCENTE

SIN MORIR EN EL INTENTO

No cabe duda que tratar con adolescentes nos convierte en una especie de héroes, mártires y/o santos. Los educadores padres y maestros de jóvenes que se encuentran en esta etapa de la vida, vivimos muchas veces este periodo como una visita al dentista: un mal necesario, del cual queremos salir lo más pronto posible.

A la adolescencia se le ha hecho muy mala fama. Es el periodo más turbulento de la vida y la reacción que al respecto tomamos los adultos es muy diversa, va desde la negación: “Mi hijo (a) gracias a Dios es muy niño (a)” , hasta la resignación: “que le vamos a hacer, está en la adolescencia”.

¿Por qué no valorar esta etapa de la vida en su justa dimensión? ¿por qué verla como un periodo de transición y no como un estadío que en sí mismo tiene tanta riqueza como cualquier otro? ¿Por qué no pensar en lo que como adultos podemos aportar a los jóvenes en una relación de entendimiento mutuo? Pienso que la respuesta a estas interrogantes es que la inseguridad, el desconocimiento y la falta de voluntad que tenemos los adultos nos impide que realmente podamos dialogar y comprender a los adolescentes.

Me llama la atención fuertemente la teoría de Erikson sobre las etapas de desarrollo en la cual me apoyaré a lo largo de este ensayo, donde afirma que cada una implica una crisis a superar y que los problemas comienzan cuando estas crisis no han sido superadas. ¡Qué importantes son los primeros años de vida de una persona para poder tener una adolescencia más estable dentro de lo inestable que en sí misma es, como dice Knobel! Los adultos no siempre somos conscientes de ello, quizá tenemos también muchas crisis no superadas, no tenemos acceso a esta información y creemos que la adolescencia le pega a algunos más y a otros menos simplemente por predisposición genética o algo por el estilo, resignándonos a sufrirla por un periodo que nos parece eterno, sin una actitud proactiva y comprensiva.

Superar la etapa de la confianza-desconfianza, implica que el bebé pueda sentirse seguro en un ambiente cálido y amoroso. Seguro porque sus necesidades básicas son satisfechas con horarios establecidos, rutinas diarias y mucho cariño para que entonces llegue al periodo de autonomía-vergüenza y duda aprendiendo a compartir y sin sentirse amenazado en la crisis que lo invade a la hora de controlar esfínteres. Pienso que esta es una etapa que los padres manejamos mal: o somos estrictos y presionamos demasiado haciendo sentir culpable al bebé o no lo ayudamos a controlar y enfrentar este periodo de una manera firme pero amistosa; aunque ¿quién ha dicho que encontrar el justo medio es fácil?. Una vez superado esto, el niño llega a la etapa de iniciativa- culpa donde empieza a ser más autónomo de los padres y una vez más es difícil encontrar la formula de firmeza y amistad. El peligro aquí es sobreproteger al niño y hacerlo dependiente de los padres que puede acarrear problemas al llegar a la adolescencia donde por naturaleza se dará otro desprendimiento de los progenitores.

La última etapa de la infancia mencionada por Erikson es la de industria-inferioridad, donde los intereses del niño se centran en el trabajo escolar y en descubrir sus aptitudes y desarrollar habilidades. Es aquí donde las expectativas de los padres empiezan a darse o no y con ello viene un grave problemas que además está extendidísimo: etiquetar a los hijos. Las etiquetas tanto buenas como malas se quedan muchas veces toda la vida y es difícil luchar contra ellas, parece que nos determinaran cuando no es así pues de lo contrario no seríamos personas capaz de autodeterminarnos. Estas etiquetas pueden afectar fuertemente la autoestima del niño de forma tal se sub o sobre valore faltándole objetividad en el juicio hacia sí mismo. Qué importante es que como padres y educadores sepamos también ser objetivos en nuestros juicios; yo sinceramente pienso que cuando de la familia se trata tendemos más a la subjetividad cuando debíamos de luchar por el opuesto.

Al

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