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DETECCION DEL ABUSO SEXUAL


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  1.462 Palabras (6 Páginas)  •  192 Visitas

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MATERIAL DE APOYO PARA LA DETECCION DE ABUSADORES SEXUALES

¿QUIEN ES ABUSADOR SEXUAL?

¡DETECTEMOS EL ABUSO SEXUAL!

Por: NELSSY BONILLA B., Psicóloga, Master en Sexualidad Humana,

Especialista en Violencia basada en el Género

Alguna de las campañas de prevención, decía en su momento: “Cuando hay abuso sexual contra un menor, hay dos adultos que callan: el adulto que abusa y el que de manera silenciosa se vuelve cómplice de la situación.” Seguramente podríamos preguntarnos ¿en que lado estamos o hemos estado? ¿Quien de esos tres fuimos, o podemos ser o estamos siendo? ¿Cuál de ellos está siendo una persona cercana a nosotros y nosotras que no hemos detectado o que no hemos denunciado? ¿Cuántas veces tendrá que suceder lo que está ocurriendo para que lo podamos evidenciar? ¿A cuántos de nuestros niños y niñas les tendrá que ocurrir antes de que nos enteremos? ¿Cuántos embarazos tendrán que evidenciar la situación de abuso sexual en menores? ¿A cuántos de nuestros niños y niñas estamos silenciando con nuestras actitudes? ¿Que nos lleva a no detectar o a callar? ¿Qué tan ajenos estamos? ¿Qué tan indiferentes estamos?

• ¡DETECCIÓN Y VIGILANCIA!!

• ¡Denuncia!

• ¡Intervención!

• ¡Acciones concretas!

Revisemos algunos elementos que favorecerían esa capacidad de detección y vigilancia, ese estar atentos y atentas, ese despertar de la somnolencia en que nos sume la ignorancia: Es el hecho de la identificación de las personas que abusan sexualmente. Y tengo que decirlo en masculino, porque son en su gran mayoría hombres, quienes abusan y quienes violan: ¿Quién es ese abusador sexual?

Dicen las estadísticas internacionales, que antes de que un abusador sea detectado, habrá abusado de por lo menos 50 menores, y que antes de que sea condenado, habrá abusado de 150 niños y niñas. Que una de cada tres niñas y uno de cada seis niños, habrá vivido contacto sexual con adultos. Esto significaría que si miramos hacia nuestro alrededor, es inimaginable todo lo que podríamos deducir. (Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, citado por Giraldo (2003).

Observemos algunas otras realidades:

• Tendemos a atribuir el abuso sexual a extraños o a sospechar de personas desconocidas con apariencia desagradable, cuando en verdad, la mayoría de los abusadores son adultos libres de sospecha, incluidos, padres, profesores, amigos, pastores, religiosos, personal de apoyo, padrastros y otros familiares. Los abusadores son adultos conocidos, apreciados, confiables, queridos, agradables y en quienes la familia, la comunidad y los niños y niñas han depositado su confianza.

• Generalmente los abusadores, siempre están buscando acceso a los niños y niñas sin levantar sospechas; se les ve serviciales y de verdad lo son, se muestran muy dispuestos a brindar ayuda y hasta sacrificarse, ganándose cada vez más la confianza de toda la comunidad y de la familia, quienes están de acuerdo con su cercanía y familiaridad

• No existen “perfiles” psicológicos o físicos que permitan detectar con facilidad, puesto que son personas cuya entrega, popularidad, confianza, actitud diligente, no da lugar ni siquiera a imaginar de sus intenciones ni mucho menos de sus acciones, por esto, cuando se delatan, la mayoría de las personas reacciona incrédulamente, y tanto, que hasta ¡dudan de que el niño o la niña estén diciendo la verdad!

• Son adultos que se colocan al nivel de los niños y niñas y prefieren su compañía a la de otros adultos, y nunca les ponen límite, se vuelven particularmente consentidores, mimosos, los cargan, les hacen “caballito”, cosquillas, tienen juegos que incluyen contacto corporal. Cuando se les pone límites respecto a conductas que nos parecen exageradas en sus actitudes “entrometidas”, pareciera que no escuchan o se les olvidan o simplemente no las consideran. Y hasta llegamos a sentirnos como exagerando nuestras inquietudes al respecto.

• Y si se les descubre, pueden tomar actitudes defensivas y acusadoras contra los menores, apareciendo como “víctimas de calumnias” y hasta llegan a amenazar con denunciarnos por levantarles falsos testimonios. Tienen la habilidad de argumentar, enredar y dar explicaciones que inculpan a los y las menores y distraen la atención hacia otros asuntos que les permiten evadir su responsabilidad. Y si ya no tienen alternativa para defenderse, adjudican su comportamiento a problemas personales de drogas y alcohol o de abuso sexual cuando eran niños.

• Justamente utilizando estas habilidades, desarrollan todo un proceso de “manipulación”,

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